Recuerdo con ternura una anécdota de juventud. Un día cualquiera, cursando 2º ó 3º de BUP, durante un recro voluntario (también lo llamaban "tangarse clases") estábamos en el patio unos cuantos disertando sobre el color del bello púbico de las rubias. Uno de los avispados, al ver pasar a una conocida (también conocida como guarrilla institutil) la interpeló:
- "Juanita (no es por mantener su anonimato, es que no recuerdo su nombre), ¿de qué color tienen las rubias el bello púbico?"
A lo que ella, no corta ni perezosa, que era morena, contestó:
- ¿Y yo qué sé? Yo soy morena y los tengo negros. Esperad.
Y a viva voz, en aquel patio lleno de inocencia pubertil, aquella chica, a grito pelado, llamó a otra miga que por allí estaba y que era rubia.
- ¡Manolitaaaaa! (igual que arriba) ¿¡Tú de qué color tienes los pelos del choco!?
Y Manolita, que tampoco tenía fama de guarra ni nada, respondió:
- Yo me los afeito.
Qué bonita era la vida en aquellos días.
PD: Mi mujer es rubia. Finalmente, obtuve la respuesta al misterio.