Muy mal la serie de aquellos maravillosos ochenta.
Muy estereotipada y convergente hacia un punto de vista menos objetivo. En realidad no quedó lo suficientemente plasmado, o quizás es relativamente temprano para acariciar aquella nostalgia ochentera y combinarla con hechos acontecidos.
La imagen que se quiso retratar es un modo de vida en contraste con el tiempo, pues tiene el equívoco fallo de trasladarnos en estética, pero a la vez, flota una sensación de guión hecho con guiños actuales y poco creíbles.
Coronado no es creíble. Su personaje sindicalista choca con los consejos sobre flora intestinal que suelta tras una pausa, en el mismo bloque horario.
Y Belen Rueda no sale