La sonrisita y la buena apariencia como primer condicionante social que imponen, para ir practicando y en primer lugar de una cadena de muchos, a sus padres desde ya muy temprana edad. De su pernicioso efecto podemos dar cuenta observando la respuesta del tontopollas de ultimatum: "según esté buena o no la trataré de una forma u otra". Acojonante. Si ese no es su mayor poder, decidme cuál es.
Todo lo basan en apoderarse rápidamente del comandamiento y en desplazar el riesgo al otro. Todo. Incluso el tan místico y famoso "instinto maternal", no deja de ser un entrenamiento rudimentario con el que imponen a los demás que respondan a sus deseos, fijaos en cómo hablan a los bebés y os daréis cuenta del mecanismo. El patrón siempre es el mismo:
-Carita -> toma de control
-Comentario -> orden a aplicar
Del mismo modo que para mandar un mensaje a un proceso, en un sistema operativo, primero hay que tomar el foco, primeramente se hacen las sorprendidas, mirándote con los ojos y la boca bien abiertos. No están sorprendidas, están falseando una emoción, exageradamente, para captar tu atención. Uno empatiza y piensa "hostias qué ha pasado?", pues ocurre que acaba de capturar tu foco de atención. Tras ello emitirá una orden camuflada para que le des servicio, ejemplo: "¡Una cucaracha!!". Y claro, ahí va el puto gilipollas a rescatarla de la cucaracha de 3 cm que bien podría haber ignorado o matado ella misma si tanto riesgo para su integridad personal suponía. Mientras el chico se deshace de la cucaracha ella saliva, y lubrica su chocho, disfrutando del poder sexual obtenido de la manipulación y el control.
Con los años la cucaracha es un ratón, a los 15-16 la moto, no porque corra mucho, sino porque cuesta 3000 leuros. Así que ojos como platos, boquiabiertas, y "oh, qué pasada de moto!". Y chófer gratis por la cara hasta los 18, cuando recurren a lo mismo pero con el coche, cucaracha mucho más grande y venenosa, se ahorran unos 12000 pavos como poco. Luego, como nuuuuuunca piden nada, a muchas los padres les comprarán un pequeño utilitario de no menos de 120 cv para en el plazo de los 19-25 irse a estudiar, oficialmente (follar, realmente, en manadas de diésels donde rarísima vez mora un hombre a no ser que sea para comerle la polla y dejarlo rápidamente en casa, no sea que, como somos unos cerdos, ensuciemos la tapicería de su pequeña inversión). A estas alturas se habrán ahorrado unos 18000 euros, que se dice muy pronto, y tienen coche propio y nuevo. Y siempre, siempre se asombran en las discotecas frente a los porteros: "oh, qué brazos!", entrada gratis, y ante los camareros, "oh, qué guapo eres!", barra libre y polvo porqueyolovalgo. Continuamos con la cara de asombro: ella se asombra, "oh, qué iluminación!", tú compras casa. O en el caso que nos ocupa: "oh, me ha entrado un banquero!", acompañado de emoticono preceptivo, y a pasar la bandeja frente a la parroquia de ultimatums.
Resumiendo: la mujer estándar de 25 años habrá visto unas 200 pollas o más, y aún sigue con su cara de asombro. Las próximas caras de asombro serán "oh, nadie me quiere!", "oh, 35 y sin hijos!", "oh, el sistema de pensiones se hunde!". Recomiendo que, cuando veáis que abren mucho los ojos, como platos, preparéis las pollas para introducírselas en las bocas.