Los retrasaos de las mochilas

Cómo no, Cimmerio de acólito de esa moda. Ahí le tenéis, es ese que está allí, al fondo, con las NB a juego con otra prenda, con su mochila, un jueves por la tarde-noche en un bareto speudo antro con cara de sospechoso intentado pillar algo de speed junto a la tragaperras. Tiene argollas que se puso en Berlín, la sudadera OBAY se la compró en Tokio y solo se junta con los malotes del lugar. Pasa de las nenas, lo cual le hace superinteresante. Y esos ojos verdes son la joya de la corona. Es nuestro Cimmi, el mismo que hoy está comprometido con el sindicato y habla pestes a la hora del bocadillo del sistema neoliberal y la mentalidad del patrón. El mismo que arenga a los compañeros para la sublevación. Un verso libre que va quemando etapas.
Pero esperad, que aparece por el pasillo del servicio Cáncer con su camiseta de Ted Bundy, sin afeitar de tres días, y con una cogorza de cojones y el vaquero meado. Cómo mola, bebe porque sufre y porque puede permitírselo. Un pijo con el alma atormentado, un inconformista, hace grafitis y tiene un piso de sus viejos no muy lejos. A parte del olor a alcohol y el babeo ocasional, a veces dice cosas interesantes. Es uno de los molones que todas tienen fichado. Regresa a su rincón donde una cerveza vacía y una mochila mugrienta le esperan.
Nada que ver con el tipo con camisa perfectamente planchada y gafas de sol a pesar de estar en un lugar cerrado y oscuro. Pelo churri y un reloj Omega minimalista. Pantalón de tela y zapatos nuevos a juego con el cinturón de piel. No para de hablar mientras vapea y atiende a todos sus gadgets. Su piba parece modelo y 20 años más joven, qué cabronazo, sabe que la edad de un hombre es la edad de su pareja. Lleva una billetera a juego con el maletín del MacBook, de vez en cuando lo abre y mira y escribe algo, todo el bareto le tiene por un alto ejecutivo porque siempre está pegado a su computadora ultraligera. Pero no suelta su maletín, no, lo coloca de tal manera que le represente, que le defina, es un complemento más de él, como su novia con rasgos del este, como sus rizos y sus gemelos. Pide otro con un sofisticado gesto de mano y exige que el luquete sea de pomelo.

De fondo suena este tema de moda.

No sé que rola es porque no está autorizada en “mi” país. El caso es que tú sabes mucho de marcas para ser un chatarrero...¿no nos estarás dando liebre por gato?
¿A mi cómo me imaginas?
 
La cuestión es encontrar un colectivo, quejarse de sus costumbres y verter todas nuestras frustraciones en él.

Odio la gente así, no me dejaron prosperar en la vida.

Sí, verdad? Como si ese colectívo tuviera la culpa de que uno es un acomplejado, un amargado y ellos tuvieran la culpa de que tú seas así.
 
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