Señores, es muy fácil. No es que los valencianos odiemos a los madrileños, es que básicamente toda España los odia. Como habitante de la tierra de las flores, de la luz y del Titi, expongo mis razones.
1) Los valencianos sabemos pronunciar las "des" a final de palabra, lo cual frustra terriblemente a los madrileños. Ejemplos: Madrid, caridad, potestad, etc. Pongan a un valenciano y a un madrileño pronunciando a la par y disfruten del momento.
2) La playa. Dígnense ir durante los meses estivales al levante y observarán con asombro la proliferación de madrileños, que invaden nuestras costas si sobreviven a la operación salida (ese maravilloso filtro anti-spam natural). Así, en Gandía, Cullera, Dènia y similar la población se quintuplica, haciendo que los mismos valencianos tengan que veranear en lugares más apacibles. Léase, el campo, donde hacemos paellas y provocamos incendios.
¡Manolo, abre la sandíaaaaaaaa!
3) Nuestra cultura, rica y llena de rasgos de los innumerables pueblos que han dejado su saber aquí, como romanos, griegos y moros, rebosa en los carismáticos personajes de los pueblos de interior y nuestros mitos folclóricos. No se puede luchar contra Concha Piquer, Luis Sánchez Polack "Tip", Chimo Bayo, Nino Bravo, Camilo Sesto (AMO) o "El Virgo de Visanteta", obra maestra de la cinematografía española y universal. Recordemos que Berlanga también es valenciano. ¿Qué ha dado Madrid al mundo? ¿Hormigón y fútbol?
Chiquitan chiquititantantaun quetumbanban quetumban quetequetequetumbambam quetumbamqueten
4) LA FIESTA. Es triste, pero es así. Si quieres fiesta, has de venir a Valencia. No por la ya obsoleta ruta del bakalao, sino porque das una patada y te sale un pafeto y una discoteca, donde suelen ir los DJs más famosos del mundo mundial. La opción más cercana si no se quiere pillar un avión. Y la oferta en la ciudad es muy buena. Pijos a Cánovas, niñatos a zona Woody y variedad en Cedro y Carmen, terracitas en la playa en verano y macrodiscotecas en invierno.
O cómo meter a pijos y makinetos en un mismo recinto. Necesitamos más Zyklon
5) Las fallas. Las puedes amar u odiar, pero no me negaréis que es algo espectacular. Quien viene queda marcado, y no porque se vuele el dedo de un petardo o le robe un moro en la mascletà. Tal vez los valencianos seamos los únicos del mundo que no levantaremos una ceja cuando explote una bomba atómica (o Cofrentes), creyendo que es un masclet o un tró de bac. Aparte, las verbenas, los buñuelos y la ironía de los monumentos falleros. Y como somos chulos, los quemamos.
Xé, en lo bonica que era, redeu
Por estas cosas y más, amo a Valencia. Por eso los madrileños nos odian, porque los valencianos estaremos jodidos por la construcción, los moros de Russafa, la borraxa y los kinkis de la Malva, pero tenemos fiesta, sol, paella y playa. Vaya vaya.