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- 22 Feb 2009
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Como sé que por aquí hay muchas futuras promesas que seguramente acaben formando parte del engranaje del entretenimiento multimedia, me gustaría hacer un breve comunicado.
ESTOY HASTA LA PUNTA DE LA POLLA DE LAS TRAMAS ROMÁNTICAS EN LAS PELÍCULAS
Fin del comunicado.
Y es que no puedo soportarlo más, amigos. No aguanto esta puta tendencia cinematrográfica de colarte una trama amorosa dentro de cualquier película. Ya no hablo de comedias románticas o melodramas, géneros estrogenizados que giran alrededor de los argumentos amorosos. No hablo de la puta Pretty Woman y de la legión de homosexuales fans de Madonna que la siguen fervorosamente cada puta vez que la reponen por la 1. Tampoco hablo de los insultos a la inteligencia protagonizadas por el hijo de puta de Hugh Grant.
Me refiero a películas de terror, de acción, comedias grotescas, westerns y cualquier otro género antiguamente masculino que se pueda imaginar. Nadie se cree que enmedio de una lucha a muerte contra una legión de conejillos zombies mutantes que cagan ácido y cavalgan mísiles tomahawk poseídos por demonios primigenios invocados con sacrificios de bebés caucásicos alguien pueda tener tiempo y ánimos para buscar el amor. Este tipo de cosas no pasan en la vida real.
Tampoco nos engañemos: el cine es un mundo de engaño en technicolor. No podemos pedirle que sea fiel a la realidad, es absurdo e innecesario, redundante como un condón con sabor a polla. Al César lo que es del César, y al cine lo que es del cine: invasiones extraterrestres, pastores protestantes con dilemas de consciencia, amantes de los osos grizzlie, catástrofes nucelares, asesinos alcohólicos y borderlines que subliman su psicosis defendiendo el american way of life.
¿Por qué coño tiene que entrar el amor en toda ecuación cinematrográfica? Por la identificación con los personajes, dice algún guionista subnormal. Para compensar aquellas pobres almas cándidas que acompañan a sus parejas a ver algúna peli de género, apunta algún productor idiota. ¿De verdad piensa eso, señor productor hijo de la gran puta? ¿De verdad piensa que las novias cursis del mundo pensarán: "mira, qué puta mierda de peli, aquella de los payasos asesinos del espacio exterior, pero almenos al final el chico y la chica se dan un pico, jijiji". Y, en el caso improbable de que pensaran eso, ¿a quién pollas le importa? ¿No es injusto que yo tenga que ver, pongamos por caso, Grease, Dirty Dancing o Pretty Woman, y que nadie piense en mí? Que alguien meta un predator heroinómano en esas putas mierdas de pelis! Que se cargue algún secundario! Que secuestre la chica! Que rebente a la Roberts, por puta y por petarda!
Grandes obras del audiovisual están afectadas por el virulento virus del amor. Star Wars, por ejemplo. Una película donde tienes un contrabandista espacial acompañado por un extraterrestre de dos metros gangoso, violento y peludo, no necesita nada más. Ni siquiera los putos jedis, en realidad. Pero mucho menos una trama de amor. Maestros del 8 mm, haced el siguiente ejercicio: pensad en una película, de cualquier género, y probad de dedicar el minutaje dedicado al amor por cualquier otro tema. Drogas, incesto, mercenarios peruanos, tíos peligrosos con barba, tiburones albinos, Lady Gaga con la cabeza rebentada. No hay color, hostias. Pensad en ello.
![pregnant-couple.jpg](https://blog.timesunion.com/parenting/files/2009/02/pregnant-couple.jpg)
ESTOY HASTA LA PUNTA DE LA POLLA DE LAS TRAMAS ROMÁNTICAS EN LAS PELÍCULAS
Fin del comunicado.
Y es que no puedo soportarlo más, amigos. No aguanto esta puta tendencia cinematrográfica de colarte una trama amorosa dentro de cualquier película. Ya no hablo de comedias románticas o melodramas, géneros estrogenizados que giran alrededor de los argumentos amorosos. No hablo de la puta Pretty Woman y de la legión de homosexuales fans de Madonna que la siguen fervorosamente cada puta vez que la reponen por la 1. Tampoco hablo de los insultos a la inteligencia protagonizadas por el hijo de puta de Hugh Grant.
Me refiero a películas de terror, de acción, comedias grotescas, westerns y cualquier otro género antiguamente masculino que se pueda imaginar. Nadie se cree que enmedio de una lucha a muerte contra una legión de conejillos zombies mutantes que cagan ácido y cavalgan mísiles tomahawk poseídos por demonios primigenios invocados con sacrificios de bebés caucásicos alguien pueda tener tiempo y ánimos para buscar el amor. Este tipo de cosas no pasan en la vida real.
![darth_vader_finger_suck.jpg](https://s3.media.squarespace.com/production/514611/5896686/_5kHzg7gfPWI/Syuxl5lXEkI/AAAAAAAABRQ/rrftkxLrlbk/s400/darth_vader_finger_suck.jpg)
Tampoco nos engañemos: el cine es un mundo de engaño en technicolor. No podemos pedirle que sea fiel a la realidad, es absurdo e innecesario, redundante como un condón con sabor a polla. Al César lo que es del César, y al cine lo que es del cine: invasiones extraterrestres, pastores protestantes con dilemas de consciencia, amantes de los osos grizzlie, catástrofes nucelares, asesinos alcohólicos y borderlines que subliman su psicosis defendiendo el american way of life.
¿Por qué coño tiene que entrar el amor en toda ecuación cinematrográfica? Por la identificación con los personajes, dice algún guionista subnormal. Para compensar aquellas pobres almas cándidas que acompañan a sus parejas a ver algúna peli de género, apunta algún productor idiota. ¿De verdad piensa eso, señor productor hijo de la gran puta? ¿De verdad piensa que las novias cursis del mundo pensarán: "mira, qué puta mierda de peli, aquella de los payasos asesinos del espacio exterior, pero almenos al final el chico y la chica se dan un pico, jijiji". Y, en el caso improbable de que pensaran eso, ¿a quién pollas le importa? ¿No es injusto que yo tenga que ver, pongamos por caso, Grease, Dirty Dancing o Pretty Woman, y que nadie piense en mí? Que alguien meta un predator heroinómano en esas putas mierdas de pelis! Que se cargue algún secundario! Que secuestre la chica! Que rebente a la Roberts, por puta y por petarda!
Grandes obras del audiovisual están afectadas por el virulento virus del amor. Star Wars, por ejemplo. Una película donde tienes un contrabandista espacial acompañado por un extraterrestre de dos metros gangoso, violento y peludo, no necesita nada más. Ni siquiera los putos jedis, en realidad. Pero mucho menos una trama de amor. Maestros del 8 mm, haced el siguiente ejercicio: pensad en una película, de cualquier género, y probad de dedicar el minutaje dedicado al amor por cualquier otro tema. Drogas, incesto, mercenarios peruanos, tíos peligrosos con barba, tiburones albinos, Lady Gaga con la cabeza rebentada. No hay color, hostias. Pensad en ello.