Lord Balaguer
Clásico
- Registro
- 18 Ago 2005
- Mensajes
- 4.929
- Reacciones
- 28
Aunque a muchos se lo pueda parecer, el mundo del fútbol no siempre fue como ahora los conocemos. Es mas, resulta ser el horror que ahora soportamos con más o menos estoicidad, según el caso, desde hace relativamente poco tiempo. Yo mismo, siguiendo mi enfermiza afición por acordarme de las cosas, recuerdo el espectáculo balompédico como algo muy distinto a la superprofesional Liga de las Estrellas. No es que antes no hubiera estrellas. También las había, pero…eran como más de aquí, más del terruño. Pero dejémonos de gilipolleces esnobizantes, lo mejor será recordar a algunos de aquellos magos del esférico.
Los caballeros españoles del balón son una clase de futbolistas ya en desuso. Raciales dentro y fuera de los terrenos de juego. Ignorantes de las tácticas o de los sistemas, porque ellos siempre hacían lo que les decía el mister. Siempre prestos a dar la nota y a requebrar a las por entonces escasa profesionales de la información, generalmente sobrinas del García.
El máximo exponente de este estilo de futbolista, hoy prácticamente extinguido, era Juan Gómez “Juanito”, el delantero español por antonomasia. Canijo, cetrino, aceitunao, andaluz –perdón por la redundancia- y, para aquellos que profesan devoción a esos colores, un artista del balón.
Este oriundo de Fuengirola sólo tuvo desde muy pequeño dos fijaciones: darle puntapiés al cuero y perseguir a todo tipo de féminas sin distinción de razas, edades, ni condiciones. Antes de fichar por el Real Madrid, donde cosechó grandes triunfos, el bueno de Juan recaló en el Real Zaragoza. Y en la capital del Ebro se le recuerda especialmente por una hazaña sin precedentes: conoció bíblicamente a todas y cada una de las dependientas del SEPU (Sociedad Española de Precios Únicos) maño, varias de ellas sexagenarias, para demostrar a un infeliz compañero de lo que era capaz. Porque a Juanito no había defensa que se le resistiera.
Ya en el Madrid, se convirtió en un jugador muy querido por sus buenas maneras: constantes tocamientos del propio órgano viril, elegante recordatorio a los centrales de las bondades de sus esposas para la felación rápida, cortes de manga al respetable de la ciudad condal, en fin todo aquello que se llamaba entonces sangre caliente y que ahora provocaría concentraciones de rechazo como acto antideportivo y, lo que es aún más grave, generador de la violencia.
La cara y la cruz de su carrera deportiva estuvo en las competiciones europeas. El Bernabeú le convirtió en un ídolo –con Molay y Juvenal enfervorizados a la cabeza- en las famosas Noches Europeas es las que consiguió transcendentes goles por rodamiento. Una especialidad que dominaban él e Hipólito Rincón y que consistía en meterse entre un barullo de contrarios, preferentemente a la salida de un corner, y acabar entrando en la portería rodando con el balón trompicado y hacer caer el estadio al grito de ¡¡¡Gooool!!!.
Por aquel entonces comenzaba la carrera de lo que se conoció como Quinta del Buitre, que mucho le debe al pequeño burlador de Fuengirola. Cuenta la leyenda –y ahí están las hemerotecas- que durante una concentración en Bélgica, Juanito descubrió que los chavalines del Castilla no conocían mujer, por lo que se los llevó a quemar Anderlecht, con lo que el día del encuentro no dieron pié con bola. El desaguisado se subsanó en el encuentro de vuelta en Madrid (5-1), tras escanciar Juanito un tubo de Centraminas (que sí, que entonces venían en tubo) en el café del Niño.
En una de esas noches europeas, pero en terrenos enemigo, a Juanito se le calentó un día el morro y le pisó la cabeza a un centrocampista teutón, ante la atónita mirada del colegiado, señor Mummenthaler, que procedió a dar cuenta de ello a la UEFA. Este fue su fin, porque los enemigos de España le convirtieron en un proscrito y se tuvo que ir al Málaga a gozar extranjeras y, después, a entrenar a un equipo extremeño.
Acabó sus días en la carretera, bajo los troncos que transportaba un trailer contra el que se estrelló. La hinchada del Calderón, para que luego la tachen de antimadridista, le recordó mucho tiempo con el cariñoso cántico “illa, illa, illa, Juanito hecho papilla”.
Continuará... (hilo realizado gracias a mi enfermedad mental para recordar cosas y a un impagable artículo del fanzine Mondo Brutto)
![escudo_lfp.jpg](https://www.enlasbotas.com/wp-content/uploads/escudo_lfp.jpg)
Los caballeros españoles del balón son una clase de futbolistas ya en desuso. Raciales dentro y fuera de los terrenos de juego. Ignorantes de las tácticas o de los sistemas, porque ellos siempre hacían lo que les decía el mister. Siempre prestos a dar la nota y a requebrar a las por entonces escasa profesionales de la información, generalmente sobrinas del García.
El máximo exponente de este estilo de futbolista, hoy prácticamente extinguido, era Juan Gómez “Juanito”, el delantero español por antonomasia. Canijo, cetrino, aceitunao, andaluz –perdón por la redundancia- y, para aquellos que profesan devoción a esos colores, un artista del balón.
![12.jpg](https://www.cdavance.com/imgs/articulos/12.jpg)
![juanito20.jpeg](https://www.supercable.es/~aa9906/Juanito_archivos/juanito20.jpeg)
![967.jpg](https://www.realmadridfans.org/juanito/967.jpg)
Este oriundo de Fuengirola sólo tuvo desde muy pequeño dos fijaciones: darle puntapiés al cuero y perseguir a todo tipo de féminas sin distinción de razas, edades, ni condiciones. Antes de fichar por el Real Madrid, donde cosechó grandes triunfos, el bueno de Juan recaló en el Real Zaragoza. Y en la capital del Ebro se le recuerda especialmente por una hazaña sin precedentes: conoció bíblicamente a todas y cada una de las dependientas del SEPU (Sociedad Española de Precios Únicos) maño, varias de ellas sexagenarias, para demostrar a un infeliz compañero de lo que era capaz. Porque a Juanito no había defensa que se le resistiera.
![sepu.jpg](https://www.dabadaba.com/sepu.jpg)
Ya en el Madrid, se convirtió en un jugador muy querido por sus buenas maneras: constantes tocamientos del propio órgano viril, elegante recordatorio a los centrales de las bondades de sus esposas para la felación rápida, cortes de manga al respetable de la ciudad condal, en fin todo aquello que se llamaba entonces sangre caliente y que ahora provocaría concentraciones de rechazo como acto antideportivo y, lo que es aún más grave, generador de la violencia.
![056D3UL-DDD-P1_1.jpg](https://www.diariosur.es/prensa/fotos/200609/27/056D3UL-DDD-P1_1.jpg)
La cara y la cruz de su carrera deportiva estuvo en las competiciones europeas. El Bernabeú le convirtió en un ídolo –con Molay y Juvenal enfervorizados a la cabeza- en las famosas Noches Europeas es las que consiguió transcendentes goles por rodamiento. Una especialidad que dominaban él e Hipólito Rincón y que consistía en meterse entre un barullo de contrarios, preferentemente a la salida de un corner, y acabar entrando en la portería rodando con el balón trompicado y hacer caer el estadio al grito de ¡¡¡Gooool!!!.
![rincon.jpg](https://www.marca.com/reportajes/07/01/05/centenarioBetis/img/rincon.jpg)
![untitled44.gif](https://distritos.telepolis.com/realbetis/doc/ima/untitled44.gif)
Por aquel entonces comenzaba la carrera de lo que se conoció como Quinta del Buitre, que mucho le debe al pequeño burlador de Fuengirola. Cuenta la leyenda –y ahí están las hemerotecas- que durante una concentración en Bélgica, Juanito descubrió que los chavalines del Castilla no conocían mujer, por lo que se los llevó a quemar Anderlecht, con lo que el día del encuentro no dieron pié con bola. El desaguisado se subsanó en el encuentro de vuelta en Madrid (5-1), tras escanciar Juanito un tubo de Centraminas (que sí, que entonces venían en tubo) en el café del Niño.
![Juanito-y-Butragueño-7.jpg](https://www.lacoctelera.com/myfiles/crowesblog/Juanito-y-Butragueño-7.jpg)
![424.jpg](https://www.realmadridfans.org/quintadelbuitre/424.jpg)
![ficha-003.jpg](https://www.elbuitre.es/elbuire/ficha-003.jpg)
![E-006.jpg](https://www.elbuitre.es/elbuire/E-006.jpg)
En una de esas noches europeas, pero en terrenos enemigo, a Juanito se le calentó un día el morro y le pisó la cabeza a un centrocampista teutón, ante la atónita mirada del colegiado, señor Mummenthaler, que procedió a dar cuenta de ello a la UEFA. Este fue su fin, porque los enemigos de España le convirtieron en un proscrito y se tuvo que ir al Málaga a gozar extranjeras y, después, a entrenar a un equipo extremeño.
Acabó sus días en la carretera, bajo los troncos que transportaba un trailer contra el que se estrelló. La hinchada del Calderón, para que luego la tachen de antimadridista, le recordó mucho tiempo con el cariñoso cántico “illa, illa, illa, Juanito hecho papilla”.
Continuará... (hilo realizado gracias a mi enfermedad mental para recordar cosas y a un impagable artículo del fanzine Mondo Brutto)