La cuestión es si es posible que,con el transcurso del tiempo y sin mediar autoengaño, un hueso con un trocillo de carne que mordisquear se convierta en un manjar delicioso.
No me refiero a este caso en concreto, que es un poco canteo, pero bueno, zaratustra, tranqui, te reirás de esto, aunque ahora esté que trinas