naxo rebuznó:
¿Probaste a empujarlo, por si tenía el freno de mano quitado?
Benito rebuznó:
pero hombre, ni pitaste ni nada?
Coño se me había olvidado esta mierda.
Pues a ver, el coche estaba aparcado dando el culo a la via pública, junto a otros muchos, y entre coche y coche, en la parte trasera, había árboles plantados.
La mayoría de los coches aparcaban en doble fila pero al lado de cada árbol, con lo que entre coche y coche aparcado en doble fila, dejaban espacio para que los otros coches pudieran salir.
Pero el hijo de puta ese aparcó justo detrás del mío, encajonado y casi tocando con el morro y con el culo los otros dos coches ahí aparcados.
Aunque hubiera tenido el freno de mano quitado, no lo pude comprobar porque el coche no había forma de moverlo, ni adelante ni atrás, se había metido entre los otros dos.
Aparte, por supuesto que pité, como un desesperado, porque en hora y media tenía que estar en casa y no tenía batería en el movil, ni sabía a quien coño llamar para que lo llevase la puta grúa.
Al final, tras unos diez minutos pitando desesperado y dando por sentado que iba a pasar la noche allí sin poder llamar a casa siquiera, porque allí no había ni una puta cabina telefónica cerca, me acordé de la parte trasera reforzada de mi coche gracias al accidente.
En circunstancias normales no habría hecho aquello, pero la desesperación a veces obliga a hacer cosas que no queremos.
Además, mi coche de aquel entonces tenía la matriculación antigua, con el "CO" de Córdoba en la matrícula, así que algo me dice que aparcó ahí y no detrás de cualquiera de las otras docenas de coches por eso mismo, para joderme.
Pues no, hijo de la gran puta, te jodes tú.