Yo no aguanto los ronquidos.
Si me despierta el gato a las 6 de la mañana porque tiene hambre, y me muerde los pies, me levanto zombi, le echo su gato felix, y a la piltra otra vez. Y luego viene a incordiarme, porque de la panza sale la danza, y me plantifica su ratón con sonajero en toda la cara para que se lo tire e ir detrás. Se lo tiro y si estoy muy muy cansada le cierro la puerta. Y no siento más que cariño absoluto por él. Pero uno que ronque... Es que me muero. Le cojo manía, no lo puedo evitar. Sólo de pensar en empiltrarme día tras día con el desasosiego de dormirme pronto, a contrarreloj, antes de que se duerma el roncador... Y aún consiguiendo eso, el dormirme antes, saber que me va a despertar en cualquier momento, que va a destrozar mi descanso y mi andar por otros mundos con sus sonidos horrorosos... Les odio. Cómo te arrancan del sueño con rebuznos, mascados, silbidos. Yo me muero, sé que es algo que no voy a soportar en la vida.
Necesito un hombre con ética, más que con moral, con ética. Que sea de fiar, que sea leal, que sea honesto, Y QUE NO RONQUE.
El sueño es sagrado. Yo tuve un hombre con el que era una maravilla dormir. Su cuerpo se acoplaba al mío perfectamente, respiraba suavemente y me daba masajes todas las noches hasta que caía fulminada con la baba colgando. Luego le entraban ganas de follar y yo emitía sonidos de disgusto muy gñe, porque estaba en otro tipo de éxtasis, y él entendía siempre, y me dejaba en paz. Se conformaba, se hacía un ovillo a mi lado, y aún seguía acariciándome el pelo un rato más hasta que los dos nos quedábamos fritos.
Y si ronca, que no sea un muerto de hambre que se acople a mi casa, que pueda pagar conmigo dos habitaciones o tres, y que no rechiste cuando le empuje para que se vaya con sus ronquidos a otro cuarto.