Mujeres piloto

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Hombre, no seas así... de momento ha estado muy formalita y educada. Además, a las mujeres de vez en cuando hay que aleccionarlas un poco que nunca les viene mal del todo.

Hostia, es genial. Lo de qué es ser femenina la verdad es que me la trae al pairo, pero podrías comportarte como todo un hombre y presentarme a tu camello. Me sentiría muy aleccionada.
 
Yo tenía 13 o 14 años y no sabía nada de la vida y su placeres. Era una especie de subnormal que me dedicaba a dar patadas a un balón y a intentar batir mi record de pajas mensuales. Una tarde iba caminando detrás de una chico unos años mayor que yo. La casualidad me dio la oportunidad de contemplar una escena que me traumatizó para el resto de mi vida y he hizo nacer en mi una devoción irreductible por las mujeres conductoras. Mientras yo iba pensando en algún capítulo del Equipo A o en las tetas de Sabrina, me adelantó un coche, algún modelo que aquellos años iba recogiendo los suspiros de la juventud y se paró a la altura del muchacho que se me precedía. Al pasar a su lado la vi: era una chica rubia, con ese toque pijo-hippy que atribuyo a todas las lascivas. La señorita sonreía con una felicidad televisiva, como si hubiera salido de una serie norteamericana. Después de intercambiar unas pocas frases, el hombre con más suerte del mundo subió al coche y desaparecieron con una acelerón propio de una nave espacial.

Aquello supuso un conmoción. Comprendí, por primera vez en mi vida, que las mujeres eran algo más que seres pasivos dispuestos a dejarse llevar. Aquella belleza escribía sus propias páginas, decidía su propio camino y subía a su coche a briosos jovenzuelos con los terminaría copulando. Yo quería algo así en mi vida, ser el copiloto de una mujer hermosa, dejarme llevar por ella a al país de la felicidad. Con los años conocí a muchas mujeres, algunas con sus propios coches que me hacían de chofer y me aliviaban los bajos. No hay nada como recibir una mamada en el asiento del copiloto, con las piernas bien estiradas y sin el volante dificultando la operación.

Aún hoy, cuando voy conduciendo, y alguna jovencita intrépida me adelante en su brillante BMW o alguna mujer de éxito me sobrepasa con sus reluciente berlina, estoy por tirarme en marcha y colarme por la ventana. Aunque no lo sean a mi me lo parecen las mujeres más hermosas del mundo, la imagen perfecta del ideal femenino. Un buen coche embellece a una mujer más que dos tetas nuevas y una liposucción .
 
¿Y como sabe ustec que esa mujer no era amiga del susodicho en cuestión, o familiar o mantenían alguna clase de relación amistosa-cordial? Digo yo que sería lo más lógico.

De hecho creo que nunca he oído de una mujer que se pare con su coche al borde del acera para decirle a ningún maromo que se vaya con ella a hechar un polvo.
 
Texas Hold´em rebuznó:
¿Y como sabe ustec que esa mujer no era amiga del susodicho en cuestión, o familiar o mantenían alguna clase de relación amistosa-cordial? Digo yo que sería lo más lógico.

De hecho creo que nunca he oído de una mujer que se pare con su coche al borde del acera para decirle a ningún maromo que se vaya con ella a hechar un polvo.

Es un recuerdo novelado, con alguna licencia literaria que me es imposible evitar, y que trato de transmitir tal y como yo lo sentí en aquel preciso momento en el que lo estaba viviendo. Con los años, todo adquiere un valor más exacto, más real, pero en mi incipiente adolescencia aquello supuso un impacto en mi endeble personalidad. Serían amigos, novios, hermanos o compañeros de instituto pero yo sólo a una jovencita bellísima al volante de un bólido y una muchacho afortunado marcharse con ella.
 
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