Existen varias razones para decir NO a Turquía:
Está el NO geográfico.
Turquía no está en Europa, exceptuando la orilla oeste del Bósforo. Pretender que Turquía está en Europa es como decir que España está en África porque Ceuta y Melilla son España y que el archipiélago de las Canarias se encuentra geográficamente en África.
Está el NO geopolítico.
Europa es un espacio de paz relativa en medio de un mundo (cada vez más) peligroso. Esta paz, la debemos al fin de las guerras civiles europeas y al hecho de que ya no hay litigios territoriales en la Europa del oeste. Al norte, al oeste y al sur, Europa está protegida por mares y océanos. En el este, el espacio ruso la protege de China y del Asia Central. La entrada de Turquía nos llevaría a tener un contacto directo con una de las zonas más peligrosas del mundo, un espacio agitado por guerras y convulsiones de todo tipo: la parte más conflictiva del planeta. Europa tendría fronteras comunes con Siria, Irak, Irán, el Caúcaso. Europa acogería en su seno el Kurdistán, donde desde hace siglos la minoría kurda está en guerra contra los turcos. El Kurdistán pasaría a ser asunto nuestro. El Kurdistán y sus problemas no es la Toscana o la Bretaña. Por otra parte, Turquía controla las fuentes de dos grandes ríos de Oriente Próximo, el Tigris y el Eúfrates que discurren por Siria e Irak.Turquía pretende utilizar estas aguas en su exclusivo provecho, y el litigio entre esos tres países llevará a situaciones de tensión que pueden desembocar en enfrentamientos. En estas condiciones, ¿alguien piensa que la entrada de Turquía en Europa nos va a traer paz y seguridad a los europeos?
Está el NO cultural, religioso e histórico.
Los turcos vienen del Asia profunda. Son los primos de los hunos de Atila. Han construido su identidad, en estos últimos mil años, contra Europa y contra la cristiandad. El "paréntesis" de Ataturk está cerrado, no hay que hacerse ya ninguna ilusión sobre la "laicidad" del régimen de Ankara. Podemos añadir que el idioma turco no es un idioma europeo. Es lo que se llama una lengua"aglutinante", posee otras estructuras gramaticales. Es otra manera de hablar, y por lo tanto de pensar, de concebir, de imaginar.
Está el NO demográfico.
Algunos números.
1927: 14 millones de turcos.
1970: 35 millones de turcos.
2008: 70 millones de turcos.
2025: 90 millones de turcos.
A estos actuales 70 millones de turcos (más 3 o 4 millones más en Alemania y otros países de Europa) podemos añadir los 100 millones de turcofonos del Asia Central que no tendrán ningún impedimento para inmigrar hacia una Turquía ya europea de pleno derecho, y de ahí a Francia, Holanda, Gran Bretaña, Escandinava... Una disposición de la Constitución turca garantiza la nacionalidad turca a todos los "turcos" del mundo (turco fonos del Asia Central, Turkmenistán, Kajastán, Uzbekistán, etc.), de la misma manera que el Estado alemán otorga sin más la nacionalidad alemana a todos los descendientes de alemanes, ya sean de Rusia como de Chile, EEUU o Australia (o como Israel otorga la nacionalidad a todos los judíos del mundo que lo soliciten y acrediten la ascendencia adecuada).
El 50% de la población turca tiene menos de 18 años y una mayoría de estos manifiestan abiertamente su deseo de emigrar hacia la Unión Europea.
Por otra parte, la entrada de Turquía acercaría las codiciadas fronteras de Europa a las ingentes masas de candidatos a la inmigración ilegal de toda Asia. Con sólo traspasar los porosos límites de la más remota de las provincias turcas, esas legiones de invasores ya estarían en Europa tanto como si hubiesen llegado a Italia o Austria. Además, la entrada de Turquía significaría cobijar una de las mayores plataformas mundiales del narcotráfico.
Está el NO económico.
En Turquía el ingreso per cápita es cinco veces menor que en la Unión Europea. Aquí hay una inmensa reserva de mano de obra barata que hace soñar a los capitalistas europeos, a los empresarios que sólo piensan en términos de ganancias y rendimientos. Esa inevitable inmigración masiva hará todavía más difícil la vida de los trabajadores europeos que se verán sumergidos e impotentes ante la competencia que le hará una masa recién llegada de varios millones de turcos al mercado laboral europeo ya sobradamente saturado. Los sectores sociales más desfavorecidos se verán doblemente afectados por el desvío de fondos multimillonarios destinados a reflotar la economía turca y a poner al día las infraestructuras de un país donde todo está por hacer y que tragará miles de millones de euros como un pozo sin fondo. Los europeos pagarán más impuestos y recibirán menos contrapartidas.
Está el NO político.
El número de diputados en el Parlamento Europeo es actualmente de 785 escaños. Cada país miembro tiene un número de escaños calculado en relación a su población (los pequeños países están sobrerepresentados, por ejemplo Luxemburgo o Malta). Alemania es el país con más diputados, pues es también el más poblado. Cuando entre Turquía, esta tendrá la misma representación que Alemania, por delante de Francia y de todos los demás Estados miembros. En pocos años, Turquía se pondría incluso por delante de Alemania. Quien mandaría en Europa sería Turquía. El sueño de la conquista de Europa que no pudo materializar Solimán el Magnifico en 1529 ni Kara Mustafá en 1683 se lo habremos puesto a sus descendientes en bandeja los propios europeos, siglos después de la derrota por dos veces de los ejércitos otomanos a las puertas de Viena.
Conclusión: una sola de estas razones bastaría para decir No a Turquía. El sólo hecho de discutir la entrada de Turquía en Europa nos muestra hasta donde ha llegado nuestra decadencia. Por lo demás, Turquía no es más que una etapa. Los mundialistas ya lo han anunciado: después vendrán Marruecos, Túnez, Israel y otros que ya han manifestado su interés por entrar en esta Europa que no es Europa sino una etapa intermedia antes del gobierno mundial.