Ocio, cultura y camino a la sepultura.

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Me imagino en este momento a mi apreciadísimo @Leproso leyendo este post y asintiendo, e incluso llevándose la mano a la visera en señal de aprobación.
@Leproso no sé, que supongo que sí, pero eso es justamente lo que he hecho mientras lo leía, asentir, y porque no llevo gorra ahora mismo, que si no también.

Mejor que lo que habéis expuesto hoy en este tema no se podría haber hecho, el toreo es eso, la representación del valor, el riesgo, el enfrentarte al animal por excelencia, porque un toro es una inmensa mole de músculo y pura fuerza, es un ritual que nos viene grabado a fuego desde milenios, como dice @cuellopavo, por esa representación de la guerra, el tú a tú con la bestia, la muerte flotando en el ambiente.

Entiendo a los que no os llama eso, ya que en el fondo, se mata a un animal y hoy por hoy, no nos hace falta hacerlo con nuestras propias manos para vivir, pero no entendéis que la muerte siempre ha estado ahí, necesaria y clave para que los humanos seamos lo que somos, los máximos representantes de la cadena alimentaria, el hecho de matar o morir, y de ese hecho tan primitivo y natural vienen los vestigios de estas celebraciones, porque siempre se entendía como más fuerte y con más valor al que salía a cazar mamuts y otras bestias.

Una lástima que esta mierda de sociedad haya amariconado tanto a la gente.

Cuánto daño hizo el puto Bambi.
 
Hay corte, así que al lío. Voy a despachar primero al soldado viejo, cavernícola granaíno, que bien le veo sirviendo en el Tercio viejo de Sicilia y clavando firme la horquilla para disparar certero al pecho del caballerito francés; así son sus dos argumentos: el bien que los toros hacen al campo y las perras que dejan al erario. Dos lances certeros: un gabacho con un bujero de medio palmo en la coracita de plata parisina y al que venía detrás, en potro desbocado tropezando en el ya muerto, degollado al instante. Negar el balazo y el puñal al pescuezo, es de necios.
Ahora me sigo con el Dr. Cuellopavo, que sabe donde estan las entretelas, las saca, os las muestra y os dice donde está el lío. Sabio, honrado y diciendo verdades. De las buenas, las que jode oir al que algo se huele y que resuenan a cacharrería al bellaco, que de su necedad se espanta, pues a poco aspira su magra alma: pienso a su hora y poca bulla en la cochinera.
Ahora me despacho con el que caza y sabe del asunto. Camarada, eso como poco puedo llamarte. Conoces el aliento del almario, la pasión anhelante del que caza, del que espera el lance ocultado, a que brote. La perdiz alta, el conejo raposeando...la media a pies quietos, el natural, duro y seco, eterno, de piedra; dámelo a la vera de la ermita y allí me quedo, amigo.
Y a usted, sire, me lo dejo a los postres: póngame a los pies de la zarina y le plugo la haga saber, que siente ella más estas cosas que la mayoría de los "aficionados" españoles y de muchos profesionales también. Y sé lo que me digo.
 
Hay corte, así que al lío. Voy a despachar primero al soldado viejo, cavernícola granaíno, que bien le veo sirviendo en el Tercio viejo de Sicilia y clavando firme la horquilla para disparar certero al pecho del caballerito francés; así son sus dos argumentos: el bien que los toros hacen al campo y las perras que dejan al erario. Dos lances certeros: un gabacho con un bujero de medio palmo en la coracita de plata parisina y al que venía detrás, en potro desbocado tropezando en el ya muerto, degollado al instante. Negar el balazo y el puñal al pescuezo, es de necios.
Ahora me sigo con el Dr. Cuellopavo, que sabe donde estan las entretelas, las saca, os las muestra y os dice donde está el lío. Sabio, honrado y diciendo verdades. De las buenas, las que jode oir al que algo se huele y que resuenan a cacharrería al bellaco, que de su necedad se espanta, pues a poco aspira su magra alma: pienso a su hora y poca bulla en la cochinera.
Ahora me despacho con el que caza y sabe del asunto. Camarada, eso como poco puedo llamarte. Conoces el aliento del almario, la pasión anhelante del que caza, del que espera el lance ocultado, a que brote. La perdiz alta, el conejo raposeando...la media a pies quietos, el natural, duro y seco, eterno, de piedra; dámelo a la vera de la ermita y allí me quedo, amigo.
Y a usted, sire, me lo dejo a los postres: póngame a los pies de la zarina y le plugo la haga saber, que siente ella más estas cosas que la mayoría de los "aficionados" españoles y de muchos profesionales también. Y sé lo que me digo.
Amen!!!
 
Hay corte, así que al lío. Voy a despachar primero al soldado viejo, cavernícola granaíno, que bien le veo sirviendo en el Tercio viejo de Sicilia y clavando firme la horquilla para disparar certero al pecho del caballerito francés; así son sus dos argumentos: el bien que los toros hacen al campo y las perras que dejan al erario. Dos lances certeros: un gabacho con un bujero de medio palmo en la coracita de plata parisina y al que venía detrás, en potro desbocado tropezando en el ya muerto, degollado al instante. Negar el balazo y el puñal al pescuezo, es de necios.
Ahora me sigo con el Dr. Cuellopavo, que sabe donde estan las entretelas, las saca, os las muestra y os dice donde está el lío. Sabio, honrado y diciendo verdades. De las buenas, las que jode oir al que algo se huele y que resuenan a cacharrería al bellaco, que de su necedad se espanta, pues a poco aspira su magra alma: pienso a su hora y poca bulla en la cochinera.
Ahora me despacho con el que caza y sabe del asunto. Camarada, eso como poco puedo llamarte. Conoces el aliento del almario, la pasión anhelante del que caza, del que espera el lance ocultado, a que brote. La perdiz alta, el conejo raposeando...la media a pies quietos, el natural, duro y seco, eterno, de piedra; dámelo a la vera de la ermita y allí me quedo, amigo.
Y a usted, sire, me lo dejo a los postres: póngame a los pies de la zarina y le plugo la haga saber, que siente ella más estas cosas que la mayoría de los "aficionados" españoles y de muchos profesionales también. Y sé lo que me digo.

Te ha quedao fetén!!

:bravo:
 
Si el toro corretea feliz persiguiendo mariposillas y le hago una paja a la crema cada día, es moralmente lícito que lo torture porque ha tenido una buena vida.
Tienen esa buena vida durante unos cuatro años precisamente para eso, para ser lidiados en una plaza. Si no fuesen a ser toreados; ni hubiesen tenido esa vida, ni existirían.

Para que nosotros vivamos ciertos animales tienen que sufrir. Pero como seres racionales y superiores se supone que deberíamos ser capaces de discernir entre matar a un animal y convertir una carnicería en un espectáculo lúdico.
Yo preferiría morir en una plaza después de vivir a cuerpo de rey en una dehesa que morir con seis meses en un matadero sin haber conocido otra cosa, como
una ternera.

Pero es que esta gente no TORTURA a ningún animal hasta la muerte para goce de un público de subnormales.
Pero comen animales muertos, sin hambre en muchas ocasiones.

Que cada una haga lo que le salga del nabo con su vida, pero si uno se pasa la vida martirizando animales y encuentra la muerte haciéndolo no deja de ser un acto de la justicia cósmica obrando por el lol.
Son gajes del oficio; el torero obviamente sabe que corre un riesgo y que puede morir. A mí no me parece un owned propiamente dicho. Forma parte de la épica o mística de todo el tinglado este. El torero respeta al toro, no lo trata con aires de superioridad. En los lances propios de la tauromaquia hay un respeto al propio animal tal vez no evidente para un profano, pero sí implícito. Es una tortura pero relativa, el "torturador" corre un riesgo y no se burla o desprecia al ser "torturado" sino que lo respeta como decía antes.
 
Hay corte, así que al lío. Voy a despachar primero al soldado viejo, cavernícola granaíno, que bien le veo sirviendo en el Tercio viejo de Sicilia y clavando firme la horquilla para disparar certero al pecho del caballerito francés; así son sus dos argumentos: el bien que los toros hacen al campo y las perras que dejan al erario. Dos lances certeros: un gabacho con un bujero de medio palmo en la coracita de plata parisina y al que venía detrás, en potro desbocado tropezando en el ya muerto, degollado al instante. Negar el balazo y el puñal al pescuezo, es de necios.
Ahora me sigo con el Dr. Cuellopavo, que sabe donde estan las entretelas, las saca, os las muestra y os dice donde está el lío. Sabio, honrado y diciendo verdades. De las buenas, las que jode oir al que algo se huele y que resuenan a cacharrería al bellaco, que de su necedad se espanta, pues a poco aspira su magra alma: pienso a su hora y poca bulla en la cochinera.
Ahora me despacho con el que caza y sabe del asunto. Camarada, eso como poco puedo llamarte. Conoces el aliento del almario, la pasión anhelante del que caza, del que espera el lance ocultado, a que brote. La perdiz alta, el conejo raposeando...la media a pies quietos, el natural, duro y seco, eterno, de piedra; dámelo a la vera de la ermita y allí me quedo, amigo.
Y a usted, sire, me lo dejo a los postres: póngame a los pies de la zarina y le plugo la haga saber, que siente ella más estas cosas que la mayoría de los "aficionados" españoles y de muchos profesionales también. Y sé lo que me digo.
Da gloria leer a este maestro. Qué vocabulario, qué construcciones, qué prosodia, qué buen decir y mejor escribir. A sus pies me pongo yo, caballero.
 
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