Texto sacado de feisbuk, al loro la gente como analiza TODO.
Hay spoilers
ÉRASE UNA VEZ EN HOLLYWOOD.... UNA INTERPRETACIÓN
Texto agotador, paranoide y trufado de SPOILERS. Estrictamente para aquellos que hayáis visto la película... o no. Bueno, vosotros sabréis.
Entiendo Érase una vez en Hollywood como un visceral relato contra la caza de brujas actual de Hollywood, el metoo, el feminismo de cuarta ola y la deriva de la izquierda. Es la película más personal de Tarantino. No creo, por tanto, que mi interpretación sea gratuita. Todos sabemos la vinculación de Tarantino con Harvey Weinstein, que ofició incluso de padrino en su boda. Todos sabemos su relación con Rose McGowan, cabecilla del MeToo, y ex pareja de uno de sus mejores compinches y amigos: Robert Rodriguez. A nadie se le escapa, también, que debido a estas relaciones y la naturaleza de su cine y de sus mitos personales, Tarantino se encuentra en el punto de mira del movimiento. Esto no debe dejarlo dormir tranquilo. Es difícil hacer una película durante este proceso sin que en ella quede reflejado este estado de acorralamiento, directa o indirectamente.
También hay que tener en cuenta que Tarantino filmó una divertidísima película anarcofeminista cuando esto no estaba de moda: Death Proof. Es lógico pensar que, desde entonces hasta ahora, a Tarantino no le haya hecho ni pizca de gracia la deriva que ha tomado el movimiento feminista y la misma progresía, llegando a cuestionar la gran mayoría del cine con el que ha crecido, a sus amigos, a sus compañeros y a él mismo. Érase una vez en Hollywood es una película que no trata del pasado, sino del presente. Es un ajuste de cuentas con Death Proof y con el Tarantino de entonces. Y por supuesto, con Hollywood. La otra cara de moneda cuando las circunstancias han mudado de piel.
Me centro, amigos. Tarantino coloca al frente de su historia a dos hombres blancos heterosexuales que representan y complementan dos modelos distintos de masculinidad. Leonardo DiCaprio es la masculinidad herida, un héroe del género viril por antonomasia: el western. DiCaprio sufre el ocaso del género y la imposibilidad de perdurar, de crecer, de adaptarse a los nuevos tiempos. Es un personaje dócil, pero atormentado, que representa los viejos valores; valores que Tarantino admira con nostalgia. También es el personaje que se redime, pero esa redención sólo ocurre a través de la reafirmación de esos viejos valores, es decir, los ligados a la masculinidad y a la agresividad.
Por otra parte, Brad Pitt es la representación de una masculinidad vigorosa, sexual y puramente agresiva. La película lo presenta como un asesino de mujeres. El hecho de que el director no lo visualice en pantalla, dejando la puerta abierta, no quiere decir que Tarantino condene su comportamiento. A lo largo de la narración no se volverá a este pasaje, quedando claro que realmente no debe importarnos si asesinó o no a su mujer. Y lo más importante, que el hecho de que sea un asesino de mujeres no le impide convertirse en el héroe de la historia, la mirada del director, el hilo conductor y también el principal asidero del espectador.
Sharon Tate, interpretada por Margot Robbie, en cambio, es un personaje sin matices ni perfil psicológico. Es una mujer florero, o en el mejor de los casos, una fantasía masculina. Tarantino simpatiza mucho con la idea de la mujer como fantasía y juega con este discurso cuando Tate se contempla a sí misma en su última película: se divierte, se ríe, se enorgullece y se excita. Por si fuera poco, este personaje se presenta en una animada fiesta en la Mansión Playboy, otra diana de la cruzada neofeminista, y bajo la mirada de un macho alfa como Steve McQueen. Pero... cuando habla de la purga y la victimización de Tate, Tarantino está hablando sobre todo de la victimización y persecución de Roman Polanski, con el que, como cineasta, se siente más identificado. Polanski fue una de las primeras cabezas de turco de lo que Tarantino considera una persecución puritana y moralista por parte de las nuevas feministas. Que sea culpable o no de lo que se le acusa, al director le da lo mismo. Exactamente igual que ocurre con el personaje de Brad Pitt.
Entre el grupo de hippies del clan Manson, Tarantino presta especial y casi única atención a las mujeres. Simpatiza con el movimiento por el sexo y la droga (que Brad Pitt consume), pero aborrece lo que hay detrás de su discurso. Que Tarantino apenas preste atención a Manson implica que no quiere juzgar la secta como una sociedad patriarcal en que las mujeres son víctimas de un líder. Sus hippies son feministas sexuales, empoderadas, ecologistas; símbolos de una deriva de la izquierda y una reducción a niveles de absurdo al que el director considera que se ve abocado el propio feminismo. Por si fuera poco Tarantino incluye entre estas hippies a Lena Dunham, cabeza visible del feminismo. En la película también aparece, como contrapunto, Lorenza Izzo, pareja de su amigo Eli Roth, lo que establece una relación muy clara y directa con McGowan. Lorenza no hace exactamente de hippie, sino es un personaje positivo, la esposa de Leonardo que se enfrenta a ellos. Es el trasunto de la Rose McGowan pre-metoo y de la figura de la heroína del género exploitation en general.
Cuando una de estas hippies se ofrece sexualmente a Brad Pitt, éste la rechaza porque desconfía de su edad. “Si me he librado de la cárcel hasta ahora, no lo vas a conseguir tú.”. Otra referencia más al MeToo y a la idea de la vieja masculinidad amenazada. En la memorable escena del rancho, Pitt descubre como las mujeres tienen secuestrado allí al dueño de éste, interpretado por Bruce Dern. Dern representa lo que Pitt fue en su día, pero en la actualidad está convertido en un guiñapo al cual las hippies mantienen a cambio de comida y favores sexuales. La definitiva muerte del macho alfa.
Tampoco parece casual que, en la segunda mitad de la película, los dos protagonistas, con renuencia, se refugien en Europa, concretamente en Almería. Desde EEUU, Europa es visto como un lugar mucho más liberal y abierto, menos fanático y moralista. Y España, el único país donde Woody Allen puede dirigir.
Ya en el desenlace, cuando el grupo de hippies (dos de ellos mujeres) están en el coche antes de asaltar la casa de Sharon Tate una de ellas hace un discurso preclaro para justificar el asesinato. Han de cargarse a estos artistas, eliminar su existencia, porque ellos contaminaron sus infancias con ideas de masculinidad y heroicidad tóxicas. Las similitudes con el discurso del heteropatriarcado y la justificacion de la censura y el linchamiento son evidentes.
Finalmente, en el clímax, Brad Pitt y más tarde, Leonardo DiCaprio, consiguen detener a los hippies. Y de qué manera. Pitt se ensaña brutalmente con una de las mujeres. Tarantino, apoyándose en la percepción del público en la historia pasada y real, se permite mostrar a un asesino y maltratador dándole una encarnizada paliza a una mujer y que el espectador, hombre o mujer, SE POSICIONE DE SU PARTE. Más tarde, el personaje Leonardo se redimirá culminando el asesinato, volviendo a su rol de hombre y héroe.
Es un final feliz. Tarantino salva de la muerte, y de la hoguera, a Sharon Tate y liberándola, en realidad está liberando a Polanski. Y con él, a Woody Allen, a Louis CK, a Kevin Spacey. Y por supuesto, a Weinstein.
Pero hay un detalle más que redondea el discurso..El único personaje femenino positivo de la película (ya hemos quedado que Sharon Tate no es un personaje como tal, sino una ensoñación) es la niña que anima a DiCaprio en el rodaje de su película. Esta niña comprende las razones de su sufrimiento, de su dolor ante la negación de su masculinidad. Cuando DiCaprio concluye su interpretación, ella lo felicita. Antes, DiCaprio le había empujado, pero ella concluye con que no le ha hecho daño, porque estaba preparada, equipada con unas hombreras. Tarantino sostiene así la posibilidad del surgimiento de un nuevo tipo de mujer de las cenizas de la cuarta ola y el MeToo: una mujer que no sea víctima, sino que esté en igualdad de poder y posición con el hombre. El hecho de que dicho personaje sea una niña subraya el carácter larvario de este protofeminismo en el que Tarantino sí parece creer con firmeza.
Disculpen. Menudo tocho he soltado. Esto no tiene por qué ser necesariamente la intención de Tarantino, pero creo que de alguna manera está en la película. Tampoco es necesariamente mi vision de las cosas.
Esto simplemente ha sido... una interpretación.
Y las piezas, mal que bien, ENCAJAN.
PABLO VÁZQUEZ