Este foro es el triste refugio de un sujeto que lo ha perdido todo en los últimos años. Ahora, muerto de miedo, reniega y se defiende de todo cambio acontecido despues de la caída de su arcadia. Decía: bueno no soy un WASP de todo pero podría mirarme en ese espejo; al fin y al cabo comparto más valores con Cary Grant que con el malo de la película, y si me miras desde cierto ángulo incluso nos parecemos un poco. Cuando esos modelos se derrumban y el forero ve que el mundo ya no le ríe las gracias, pues toca refugiarse en las trincheras del internec a dejarse la piel contra el wokismo o a comentar sarcásticamente lo putas que son todas. Sí: el mundo ha cambiado en algunas formas que no molan, pero eso no es motivo para que salgas con tu espada a clavársela a cualquier molino con el que te topes. Calibra y mide tus odios, forero. Guarda esa energía para batallas que merezcan la pena.
Sobre los prejuicios, pues qué decir que no sepáis. Es evidente que son necesarios para manejarse por el mundo. No podríamos enfrentarnos a cualquier cosa cada vez como si fuera la primera vez; hay que hacer determinadas discriminaciones. Voy a ir más pendiente de la cartera por un barrio de gitanos que por las calles de Tokio. Ahora bien, los prejuicios hay que ir actualizándolos y modulándolos de acuerdo a la realidad, a cómo va cambiando el mundo. Lo que yo veo es que algunos siguen con los prejuicios que desarrollaron de niños hace más de 30 años, cuando el mundo era otro (un mundo quizá nunca existió); prejuicios demasiado emocionales, basados en ideologías también caducadas, los prejuicios de su familia o clichés que han visto en alguna película de Hollywood. También hay que saber afinar y no tener criterios tan básicos como los que algunos subnormales exhiben por aquí. Que si por ejemplo desprecio al gremio de los taxistas, debería intentar entender qué característica o rasgo de personalidad desprecio que abunda en los taxistas pero que quizá algunos no tengan y sí otros que no sean taxistas, porque quedarse en un "odio a los taxistas" y aplicar ese prejuicio a brocha gorda para desenvolverte en la vida es de ser un auténtico imbécil. Y ya no hablemos de la grandísima fuente de prejuicios y crispación con la que todos tragáis como anormales que es la ideología política, odiar a todos los rojos u odiar a todos los fachas, perdiendo así la inmensa calidad de matices que cualquier ser humano puede ofrecer discriminándola en un 50%.
A mí los tatuajes no me gustan demasiado, yo no tengo ninguno. Pero no voy por ahí como un subnormal quitándole puntos a la gente porque le he visto un tatuaje en el brazo antes de siquiera haberle conocido. Porque entiendo que cada persona es un mundo y las razones que pueden llevar a alguien a hacerse un tatuaje son tan variadas que probablemente no lo podría entender y será mucho más esclarecedor ponerme a hablar con esa persona, conocer un poco cómo piensa y como actúa antes de calificarlo de nada.
Mi prejuicio es que el prejuicioso es un ser asustado.
Moverse por la vida en base a carteles tan grandes y básicos es como estar explorando una ciudad en modo normi, yéndose a los típicos lugares turísticos en vez de buscar rutas alternativas o dejar perderte un poco de vez en cuando para que entre divertidísimo caos en tu experiencia.