¿Qué es lo peor de viajar?

Yo creo que va por la fase 4, con los torbellinos, aunque ya este foro no es torbellino, Max va por la fa se 7 en iracundos tristes
No sé dónde cojones está mirando.
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Verruga, 2.
Max, 5.
 
No está mal, el offtopiqueo en la página tres. Mucho mejor que lo que hacéis habitualmente de hacerlo en la página uno.

@el viejo dela montaña, te cuento: en los subforos de moderación ha salido tu nombre al lado de las palabras "offtopiqueo en todos los hilos" "ban", "subnormal" y "cuñado". Tú verás, pero sería una lástima que este usuario se fuera por donde se fueron los anteriores porque eres incapaz de atenerte a los temas a los que hay que atenerse. Ni siquiera me contestes a este post, no quiero alargar el offtopic. Simplemente no sigas.

Al tema del hilo.
 
Lo peor de viajar fuera es encontrarte con españoles. Vulgares, gilipollas, gritones, payasos, incivicos. No me extraña que algunos destinos seamos el turista que desprecian y no nos quieren ni ver
Por suerte existen los italianos. Gracias a ellos podemos pasar por personas casi normales.
Referente a esto es la hostia la atracción que siente la gente por hablar.
Estás por ahí a tomar por culo de todo y notas la presencia de tu idioma y te echas a temblar. Mientras te callas para pasar desapercibido, rezad porque con quien vayas haga lo mismo, pero no! De pronto te dice " joder, has visto eso?" Y acto seguido se acercan los españoles que estaban merodeando la misma zona y a la imbécil pregunta de " sois españoles, no?" Ya sabes que vas a tener un ratito de turra y espérate que todavía pueden pretender acoplarse un rato indeterminado de tiempo.
Eso por no hablar si tienes la malísima suerte de coincidir con un vecino o compañero de trabajo-estudios con el cual en tu vida ordinaria cruzas un escueto saludo y que si lo encuentras a tomar por culo se transforma de inmediato en tu disparatado mejor amigo: " Hoooombreeeee Apoooofiss!!! Cagüen la puta, tú por aquí!! Qué pasa tío?? Cómo no me dijiste que venías aquí????"
Después de eso lo único que te puede salvar es fingir un ictus.
 
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Lo peor de los viajes es la espera:
-Esperar en tu casa a que llegue el día.
-La cola en el bus, tren o avión.
-Las horas de viaje, que para mi es otra espera hacia el lugar elegido.
Siempre hay que esperar.
Por los españoles haciendo el mongolo no sufro porque suelo ir a sitios poco turísticos, aunque sea en sitios infestados de turistas.
Anecdotón en París : hizo huelga Alitalia y me cambiaron un vuelo a Los Ángeles , en vez de hacer escala de 5 horas en Roma lo hacía en París.
Guardé la bolsa de viajes en una taquilla, cogí el Metro y me dirigí a La Defensa, la zona de rascacielos parisina, la que tiene edificios añoslucistas y torres de cristal y hormigón.
No vi ni la torre Eiffel ni Momtmartre sino esos bellos edificios del siglo XXI y sus ámplias calles---->
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joder excepto lo del bautizo
Lo peor de los viajes es la espera:
-Esperar en tu casa a que llegue el día.
-La cola en el bus, tren o avión.
-Las horas de viaje, que para mi es otra espera hacia el lugar elegido.
Siempre hay que esperar.
Por los españoles haciendo el mongolo no sufro porque suelo ir a sitios poco turísticos, aunque sea en sitios infestados de turistas.
Anecdotón en París : hizo huelga Alitalia y me cambiaron un vuelo a Los Ángeles , en vez de hacer escala de 5 horas en Roma lo hacía en París.
Guardé la bolsa de viajes en una taquilla, cogí el Metro y me dirigí a La Defensa, la zona de rascacielos parisina, la que tiene edificios añoslucistas y torres de cristal y hormigón.
No vi ni la torre Eiffel ni Momtmartre sino esos bellos edificios del siglo XXI y sus ámplias calles---->
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En la.terraza de uno de esos rascacielos estuve yo ahí con una ex.no me tiro para abajo de puto milagro.4 días llevaba en esa ciudad de mierda,en ese país de mierda y aguantando a esa.gilipollas de mierda.
 
Lo peor de los viajes es la espera:
-Esperar en tu casa a que llegue el día.
-La cola en el bus, tren o avión.
-Las horas de viaje, que para mi es otra espera hacia el lugar elegido.
Siempre hay que esperar.
Por los españoles haciendo el mongolo no sufro porque suelo ir a sitios poco turísticos, aunque sea en sitios infestados de turistas.
Anecdotón en París : hizo huelga Alitalia y me cambiaron un vuelo a Los Ángeles , en vez de hacer escala de 5 horas en Roma lo hacía en París.
Guardé la bolsa de viajes en una taquilla, cogí el Metro y me dirigí a La Defensa, la zona de rascacielos parisina, la que tiene edificios añoslucistas y torres de cristal y hormigón.
No vi ni la torre Eiffel ni Momtmartre sino esos bellos edificios del siglo XXI y sus ámplias calles---->
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Concrepo completamente
Hay gente con suerte que llega al avión y se soba hasta el aterrizaje. Hasta se pierden la comida y lo que haga falta, tienen un sueño indestructible.
Yo no. Soy incapaz de dormir, sobre todo a la ida. Y eso en según qué viaje es un infierno de películas de mal gusto, 200 páginas de un libro y quemado de disco.
Alguna vez he pensado en drogarme o algo parecido pero no quisiera padecer un altercado estilo @Cáncer de Colon
 
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A la ida es imposible dormir con la ansiedad, o por lo menos con las ganas de ver el nuevo sitio que nos ponen nervioso.
En la vuelta he dormido como un retard, una vez me despertó una azafata de que habíamos llegado y tenía (yo) una lagaña de punta a punta del ojo y señales de haber caído baba de lo profundo que dormí.
Y sin más pastillas que las recomendadas por el psiquiatra.
Es normal, a la ida vas pensando ilusionado en todo lo que vas a hacer y ver, en la vuelta ya estás cansado y si tienes jet lag de por medio mucho peor.
 
Recuerdo de adolescente (y hablamos de hace dos décadas) una anécdota del pichón, el primo de un colega que se fueron de viaje de octavo a Londres. Pongamos en contexto que hace dos décadas se viajaba, pero para nada tanto como ahora, no había aerolíneas lowcost y demás, por lo que no todo estaba tan frecuentado.

Pues bien, en el puto centro de Londres, iban con un autobús de esos turísticos y a un par se le ocurre ir haciendo "calvos" (enseñar el culo a los transeuntes). Todo jiji, jaja, y de repente se cruzan con otro buseto, y los de enfrente les responden también con un calvo. Después del estupor inicial, se gritan: "¡¡ESPAÑOLES!!" y se ponen a insultarse en perfecto castellano.

Esa anécdota, contada con claridad y gran emoción por el susodicho podría ser un invent de proporciones bigbenianas, pero me la creo totalmente. Y nos define muy bien...
No hay nada como la educación, las formas y el civismo que derrochan ingleses y alemanes (principalmente). Mismamente vayamos con unas imágenes (porque una imagen vale más que mil palabras):
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Y de bonus track, el metro de Londres. Un lugar donde se toma uno el té con pastas mientras departe con damas y caballeros de la más alta alcurnia:

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Pero, oye. Que tela con los españoles y sus modales.
 
Pero, oye. Que tela con los españoles y sus modales.

Los modales de los españoles no son peores que los modales de cualquier otro. Lo que es es más alto su tono de voz en general en cualquier sitio. En un lugar con personas de todas las nacionalidades el grupo que habla más alto es, indefectiblemente, el de los españoles. Salvo si hay italianos.

Tú te estás yendo al extremo de hooligans gamberreando por el extranjero, pero no es eso de lo que estamos hablando. Estamos hablando dentro del turismo normal civilizado, no dentro del turismo de borrachera y vomitona.
 
Los modales de los españoles no son peores que los modales de cualquier otro. Lo que es es más alto su tono de voz en general en cualquier sitio. En un lugar con personas de todas las nacionalidades el grupo que habla más alto es, indefectiblemente, el de los españoles. Salvo si hay italianos.

Tú te estás yendo al extremo de hooligans gamberreando por el extranjero, pero no es eso de lo que estamos hablando. Estamos hablando dentro del turismo normal civilizado, no dentro del turismo de borrachera y vomitona.
No, no me voy al otro extremo. Porque yo he visto (como tú) en vivo y en directo al equivalente de mis padres pero en ingleses. En Inglaterra y en España. Y a mis padres (y sus amigos) no los he visto borrachos como cubas a las 1 de la tarde, dándole pintas a chavales de 4 años, con las mujeres más borrachas que ellos y cogiendo toda polla que se ponga a su alcance. Si eso está a nivel de comportamiento de hablar más alto... Ya no digamos en la decencia en el vestir.

Que ya está bien de tanta comida de polla a gentuza que se lava una vez a la semana y beben más que comen.
 
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No, no me voy al otro extremo. Porque yo los he visto (como tú) en vivo y en directo al equivalente de mis padres pero en ingleses. En Inglaterra y en España. Y a mis padres (y sus amigos) no los he visto borrachos como cubas a las 1 de la tarde, dándole pintas a chavales de 4 años, con las mujeres más borrachas que ellos y cogiendo toda polla que se ponga a su alcance. Si eso está a nivel de comportamiento de hablar más alto... Ya no digamos en la decencia en el vestir.
Lo que ocurre es que hay ciertas nacionalidades que exportan un tipo de turismo que el resto no exporta. No hay españoles, ni italianos, ni franceses ni suecos ni daneses ni americanos que se den al turismo masivo de borrachera ocupando poblaciones extranjeras con hooligans medio en pelotas vomitando por las esquinas. Eso es patrimonio exclusivo de los ingleses y alemanes. Digamos que ellos forman una categoría especial que no existe en otros sitios y no de lo que estamos hablando. Es un poco como tener la bomba nuclear o no tenerla. Ellos la tienen, los demás no. Si comparamos la soldadesca inglesa con la soldadesca española, la comparación se puede hacer y es válida. Pero tú no estás haciendo esa comparación: estamos todos comparando la infantería y llegas tú y vienes a decir que ese ejército tiene la bomba H. Pues vale, tío, pero eso es salirse del marco de la comparativa.
 
Siguiendo con el tema pero abriendo variante: usuarios de líneas aéreas. En eso, y lo tengo confirmado por varias fuentes distintas, los españoles somos Dalai Lamas comparados con argentinos o brasileños, al parecer todos auténtica escoria. Al parecer no se quedan muy atrás los israelíes tampoco, especialmente los jaredíes y similares.
 
Lo que ocurre es que hay ciertas nacionalidades que exportan un tipo de turismo que el resto no exporta. No hay españoles, ni italianos, ni franceses ni suecos ni daneses ni americanos que se den al turismo masivo de borrachera ocupando poblaciones extranjeras con hooligans medio en pelotas vomitando por las esquinas. Eso es patrimonio exclusivo de los ingleses y alemanes. Digamos que ellos forman una categoría especial que no existe en otros sitios y no de lo que estamos hablando. Es un poco como tener la bomba nuclear o no tenerla. Ellos la tienen, los demás no. Si comparamos la soldadesca inglesa con la soldadesca española, la comparación se puede hacer y es válida. Pero tú no estás haciendo esa comparación: estamos todos comparando la infantería y llegas tú y vienes a decir que ese ejército tiene la bomba H. Pues vale, tío, pero eso es salirse del marco de la comparativa.
Hombre, si un fulano dice no se qué de unos españoles haciendo calvos en Londres pues habrá que llevar el tema a ese nivel...

De verdad que me asombra el considerar a la gente fuera de España como algo celestial. Es acojonante. Cuando estamos hartos de ver como se comportan aquí. Sí, el turista medio de donde sea habla más bajo que nosotros. Pero en miserias está a la par. O sobradamente por encima.
 
De los judens, especialmente los ultraortodoxos, he leido por los mentideros de la red que en calidad de turistas son lo peor del orbe, gaseables 100%. No he coincidido con muchos judens así que vaya usted a saber, pero con la concepción que tienen de si mismos como pueblo elegido tampoco me extrañaría.
 
De los judens, especialmente los ultraortodoxos, he leido por los mentideros de la red que en calidad de turistas son lo peor del orbe, gaseables 100%. No he coincidido con muchos judens así que vaya usted a saber, pero con la concepción que tienen de si mismos como pueblo elegido tampoco me extrañaría.

He conocido bastante personal de línea aérea que ha volado mucho a Tel Aviv y los detestan profundamente. Y no hablo de gente anti-israelí, que pudiera ir con ideas preconcebidas.

A ese mismo nivel de asco se sitúan, al parecer, los judíos argentinos, que constituyen una subespecie aún peor que el argentino "normal" (apreciénse las comillas).
 
Hombre, si un fulano dice no se qué de unos españoles haciendo calvos en Londres pues habrá que llevar el tema a ese nivel...

De verdad que me asombra el considerar a la gente fuera de España como algo celestial. Es acojonante. Cuando estamos hartos de ver como se comportan aquí. Sí, el turista medio de donde sea habla más bajo que nosotros. Pero en miserias está a la par. O sobradamente por encima.
Sí, en esto tienes razón, pero se compara los españoles de los calvos con los ingleses de las vomitonas, no los españoles de los calvos con los ingleses que visitan el Prado ni los españoles civilizados con los ingleses de las vomitonas.

En lo otro también tienes razón. Creer, al estilo de general bastardo o de Demian, que en extranjero atan los perros con longaniza o que el Reino Unido es un país compuesto por profersores de universidad en traje de tweed es de ser un ignorante y no haber salido de tu casa. El extranjero es tan miserable como el de aquí, y todos los países tienen sus miserias, y este no es, ni de lejos, de los que las tiene más grandes: antes bien, es de los que las tiene más pequeñas, lo que pasa es que las que tenemos son también bastante poco comunes.

Este hilo va de lo peor de viajar, en general, por cierto. No de si el turista inglés es peor que el español, que habrá que ver cuál y en qué contexto.
 
Lo peor de viajar es el resto de viajeros. Lo peor de viajar es darte cuenta de que no estás solo. Uno quiere ser el único en el sitio a donde va, el único viajero, el único turista, uno quiere ese solipsismo. Es especialmente molesto cuando ese otro viajero es de tu país. Puedes no ser el único viajero, pero si eres el único español, pues mira, ni tan mal. Pero eso es casi imposible. Me he econtrado españoles en todos los países donde he estado. En París unos montando bulla en la Torre Eiffel. En Londres, en cualquier esquina. En Coimbra hace más de veinte años unos dando por culo pidiendo tabaco al oírme hablar en español con mis amigos. En Berlín. En Nueva York, montando bulla, para variar. En Buenos Aires uno no tiene la sensación de haber siquiera salido de España. En Noruega, en lo alto del Preikestolen, alguien a grito pelao jodiendo la gracia de estar a seiscientos metros sobre el fiordo. En Santorini no hacia falta ni que fueran españoles: en ningún sitio vi más turista junto. Qué decir de Praga, donde de repente empiezo a oír mi nombre a mis espaldas y era la dueña de mi gestoría. No hay manera de ir a ningún lado sin que te recuerden que eres un turista y te jodan la sensación de estar ahí tú solo. Sólo en un sitio me ha pasado, y no fue en la remota jungla tailandesa donde, durmiendo en una cabaña, tuve que oír a unos hablando en catalán fuera: en Minsk. Ahí sí que no ves a un puto turista. Ahí sí que eres el único extraño, el único que no entiende los carteles, ahí sí que te miran raro y se asombran de que hables otro idioma.

Lo peor son los demás. El infierno son los otros.
Concuerdo con el coñazo que son los demás turistas en los lugares muy turísticos. Por eso, entre otras cosas y a pesar de casi vivir viajando, no voy, salvo honrosas excepciones. De ahí no tengo la mayoría de problemas referidos. El de cagar, a veces.

Los viajeros experimentados quieren salir del circuito turista y sentirse especiales. La palabra "autentico" manda, salir del camino trillado. El problema es que hay demasiada gente en el planeta y cualquier sitio interesante está ya invadido por americanos o europeos con su reflex colgando del cuello.
Discrepo, en parte. Sigue habiendo lugares interesantísimos en el mundo totalmente vírgenes en lo que a turismo se refiere. Tristemente cada vez menos, y no dudo que en X años acabe siendo como dices.
Se de varios lugares a los que hace pocos años apenas llegaban turistas, por ser poco conocidos y de difícil acceso, pero "gracias" a internet y a la construcción de nuevos aeropuertos lugares mágicos se están convirtiendo en guirilandia, con toda la mierda que eso conlleva.

Cagar. Cagar, con diferencia. De lo peor que hay cuando viajas.

En esos viajes de juventud en los que había que ajustar el presupuesto, si algo recuerdo, es que en todos, tarde o temprano, tuve que jiñar en condiciones indignas. Tener que cagar en el cuarto de baño infecto de algún tren, haciendo equilibrios con el perrillo a medio colgar por estar todo, TODO, cubierto de una fina capa de meado (y nada de papel higiénico). Cuartos de baño con la cisterna llena de agua de mar - true story - y sin agua corriente. Dejarte el ojete pelado tras frotar la mierda agarrada con papel de lija y salir a pasear los tarzanetes pegados, intentando disimular cada vez que tienes que rascarte el culo. Andar apretando la mierda padentro porque estás en grupo y aún no habéis llegado a vuestro destino (sí, la gente, otra mierda, coincido). En fin, para que contar más.

Ahora, cuando voy a reservar hotel, llamo antes y pregunto si el cuarto de baño tiene bidé. Si es que no, cuelgo y a otra cosa. Felicidad es no pasar hambre, no pasar frío y poder cagar en paz.
El "bujero" donde me toca plantar el pino hoy. Normalmente tengo para sentarme, pero también me he visto en otras peores:
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Total que lo peor de viajar en mi caso el riesgo que supone a veces viajar por el culo del mundo, imagino. No es para tanto, pero algo sí se que asumo. De momento me compensa, muchos años viajando así y sigo de una pieza.

Anoche mismo me jugué el pescuezo liándome con dos hermanas, en una especie de discoteca, con una primero y cuando se largó cayó la otra. Lo peor y lo mejor de viajar lo pude vivir en un momento. Lo curioso fue que a la primera me la presentó el hermano, un buen tipo que conocí solo unas horas antes en el pueblo perdido de Uganda que estaba. A última hora me enteré que eran hermanas cuando la 2ª me dijo que tenía que buscar a su hermano, y era el mismo tipo, currando de segurata en el antro. Muy LOL. Hoy me tuve que ir del pueblo para no acabar liándola parda, porque el plan del día era volver a ver al hermano y a las dos hermanas y amig@s para ir a darnos un chapuzón al lago Victoria. Me mudé a otro pueblito y a seguir. Cuando saque un rato cuento la historia con detalle en el hilo golfo, que es larga.
 
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Queridos pazguatos que viajáis todos juntos aborregados en el mes de agosto, que vais en el metro goliendo a chotuno y leyendo El Marca, no es lo mismo un viajero que un turista, al igual que no son iguales los conceptos turista y veraneante.

Lo peor de viajar no es no tener tu cagadero y tu almohada a mano, que ya es malo, es el que conceto orteguiano de masa.

Como decía Ortega, y repetía Gasset, el hombre masa, sintiéndose vulgar, reclama con orgullo el derecho a su vulgaridad. El hombre masa es aquel que se reconoce "como todo el mundo" y, sin embargo, eso no le provoca angustia.


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De ahí que el peor pecado del hombre no sea la ignorancia sino la estulticia. La ignorancia se cura pero de la estulticia se presume.

El infierno está en aquel que viaja y se queja de la comida porque no es como la española pero no prueba las delicias locales, en el paisano de barra de bar, carajillo y palillo en boca que llama "inútil" a un deportista profesional en la tele por fallar una jugada, en el fanático religioso o político que no cree que el rival esté equivocado sino que cree que es mala persona, en el que aconseja sobre salud tras su cuarto cubata y en el que jamás podrá sufrir un síndrome de Stendhal.


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Hace unos 15 años coinciden en el tiempo los inicios de dos de los fenómenos que más han cambiado nuestra forma de viajar: Ryanair y Google Maps. Con la lowcostización del turismo todos los de mi generación se iban a Londres un finde a hacer el gañán. Y a mí, joven e ingenuo, me cogió por banda mi amigo el ingeniero. Había encontrado dos vuelos ida-vuelta por 50€ e insistió en que me animara. El plan parecía divertido y él estaba tan motivado que dejé en sus manos toda la gestión y planificación del viaje.

Cuando llegamos a Barajas, el puto loco -no tiene otro nombre- aparece con dos folios plastificados en los que había impreso una ruta de Google Maps con más de 30 paradas a lo largo de la ciudad de Londres. La ruta parecía la de una persecución de la policía en GTA V con las cinco estrellas de nivel de búsqueda. Esquizofrenia pura y dura: de punta a punta de Londres pasando por el centro varias veces, aparentemente bajo un orden aleatorio pero que para mi amigo, el ingeniero, todo cobraba algún tipo de sentido basándose en nuestros horarios de comida y sueño. -Como sólo tenemos dos días he tenido que quedarme con lo imprescindible -dice mientras me entrega mi hoja-. He calculado cada visita con generosidad para que de tiempo a ver todo.

Después de comprobar el tugurio donde nos hospedábamos (reservado a través de hostelworld.com) donde teníamos que compartir baño con otros 5 pakistaníes, salimos en busca de nuestra aventura. Su enferemedad mental le obligaba a llevar un marcador con el que iba tachando cada punto visitado. Íbamos siempre con restraso respecto a su plan porque no había contemplado imprevistos tales como buscar un sitio en donde mear y una ejecución acorde requería prácticamente la preparación de un decatlonista; así que la rutina consistía en bajarse del trasporte público que te había llevado hasta ahí para caminar a toda prisa mientras te orientabas preguntando o descifrando las placas de las calles porque en aquella época aún no teníamos mapas en el móvil. En suma: a uno le quedaban 5 minutos para ver el punto destacado, tacharlo de la lista y pasar a la siguiente cosa. Monumentos, museos, tomarte una pinta en una taberna típica... todo acontecimiento de ese día respiraba bajo la presión de ese folio con la ruta de google maps en el cual, como un mal augurio, había sido apuntada la hora exacta en la que había que entrar y salir de allí.

Esperé con digna paciencia a la mañana siguiente para nada más despertarme, mandarle a tomar por el culo e irme yo solo a vagabundear por el barrio en el que nos alojábamos, tomándome birras en los bares y comprando cosas raras en los supermercados. Cuando me volví a reunir con él al final del día tenía la pinta de haber vuelto de la guerra civil derrotado. Yo le llamaba gilipollas con la mirada, y poco más volvimos a hablar hasta, por fin, estando en Madrid, nos reconciliamos sintiendo la calidez de la patria mientras comíamos un bocadillo de calamares revenidos en un local de panchitos.
 
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