Creo que la primera vez que escuché a Jorge Sánchez debió ser en 1989 o 90. Fue en el programa “Levando anclas” de Radio Euskadi”, programa donde creo que si no me equivoco, Kramer ha colgado el audio de este loco de los viajes.
Puede que suene a frase hecha, pero realmente por entonces la radio era definitivamente una ventana al mundo y con mas razón si hablábamos de viajes. Por situar someramente, el entorno del que suscribe era un territorio infectado por el terrorismo que todo lo invadía, la heroina masacraba a la juventud, una crisis industrial y económica con tasas de paro de récord mundial, todo ello sin ningún tipo de ayudas de lo que entonces era el Mercado Común ( aún no existía la Unión Europea y los fondos de compensación), por no no haber no había siquiera emigrantes, es mas, yo tuve amigos que fueron a México y Alemania a buscarse la vida, pero no en plan Erasmus ( que desde luego no creo que existiera) sino mas bien al mas puro estilo Alfrendo Landa con su maleta de madera. En fin, un saludable apocalipsis mas propio de Chernobil que de un país desarrollado.
Y lo de viajar por ocio? Buéh, yo creo que se limitaba a ir al pueblo ( si se tenía) y a Canarias y Mallorca en viaje de estudios o casamiento y poco mas.
Así que cuando empezó a emitirse este programa de radio era como si te estuviera trasportando a otro universo, a otra forma de encarar la vida fuera de los cánones estandarizados, joder eran putos extraterrestres que habían decidido ponerse el mundo por montera sin mas atuendo que sus santas pelotas ( u ovarios) y alimentarse del libre albedrio en forma de aventuras.
En fin, lo de este programa daría para varios libros. Yo sólo tengo este:
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Es de 1997, por los primeros veinte años de emisión. Imagino que ya habrán sacado por el aniversario cuarenta y ahí sigue el programa.
Roge Blasco nos invita a viajar con la imaginación. Los viajes y las aventuras contados directamente por sus protagonistas; sus palabras nos remiten a otras zonas lejanas del planeta.
www.eitb.eus
De todos los personajes que salen en ese libro, quizá el mas paradigmático fuera Jorge Sánchez. Recuerdo que esa primera vez que le escuché contaba cómo había conseguido introducirse en el país 192 que le faltaba ( que era por entonces los paises que había oficialmente en la ONU). El páis era Somalia, entonces territorio ya en descomposición no por el yihadismo, sino porque era de la órbita soviética y por tanto a punto de caer en el “sálvese quien pueda”. Como no daban visados ni ninguna opción al turismo, se ligó a una enfermera ucraniana que viajaba como ayuda a la fraternidad comunista. Y allá que entró. A su estilo, sin guías, ni cámara de fotos, un macuto con cuadernos, un calzoncillo de repuesto y su famosa navaja suiza. Ya está. Durmiendo donde pillara ( su especialidad eran los bancos de parque), comiendo una vez al día y con unos pocos dólares en el bolsillo, que generalmente casi nunca gastaba.
Pero es que me viene a la memoria la vez que salió por patas de un poblado en el África profunda perseguido por unos mandingos y para despistarles se embadurnó de betún la cara y se hizo el dormido en un autobús de huida; o cuando se hizo segurata de un lupanar en algún lugar perdido del Amazonas entre traficantes, guerrilleros, putas y asesinos, consiguiendo que todos le respetaran por quizá por lo sociable que era; o como sin tener ni idea de cocina, se puso a trabajar de cocinero en un poblacho de Haití y tenía literalmente una fila de nativas queriendo que el menda las inocularas; o como tuvo una novia directora de banco en Rusia, que le ponía a su servicio chófer , Mercedes y gastos pagados, para que se entretuviera por todo Novosibirsk ( Siberia) para hacer lo que quisiera, incluido golfear con otras ruskis.
Y es que el tipo era muy follarín. Él, que en España era poco menos que un mindundi, que vestía con lo mas barato, que se duchaba y poco mas como único gesto de coquetería, se acostaba con miles de mujeres. He escrito bien, miles. En uno de sus libros, viajando en el Transiberiano hace una reseña al respecto. Lo hace casi sin querer por una conversación con una camarera (también en la radio habla con frecuencia de esto). En fin, por resumir hablaba de 3000. Y debió ser como hace cuarenta años o mas lo de ese viaje en tren. Calculen en la actualidad.
Yo le conocí en la librería “Tintas” de Bilbao. La que está ( o estaba ) en General Concha, ya que hay otra especializada en otros temas. Pero la de viajes, está en Concha. Allí se personaba cada vez que sacaba un nuevo libro y tuve la suerte de verle en directo. No tengo fotos, porque eran otros tiempos. Debió ser hace veinte años o mas. O sea, ni rastro de móviles, instagramers y demás postureos. Pero bueno, dejo foto de sus libros, alguno creo que autografiado.
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Una última cosa, cuando le vi en la librería andaba un poco ansioso porque no quería perder el último tren de la noche que le llevara a Guetaria, donde quería dormir bajo la estatua de Elkano como homenaje al primer ser humano que dio la vuelta la mundo. Y lo haría evidentemente, al raso.
Él , por cierto, también ha dado la vuelta al mundo, siete veces por siete rutas distintas, además de estar en sitios prácticamente inaccesibles como Tristan da Cunha o Socotora, o un año entero de su vida en la India ( probablemente su país favorito) o visitar las islas Svalbard, Antártida, ...
Con este aspecto fue como le conocí, aquí está con Roge Blasco, el presentador del programa referido.
Y aquí lo mas actual que he encontrado en la red, hablando ruso, uno de los siete idiomas que habla con precisión, sin contar los múltiples chapurreos.
Y bueno, reconozco que dejé de seguirle a medida que internet se fue popularizando y todo lo que ello conlleva en cuanto a información y facilidad de transporte. Que una cosa es disfrutar de que te cuenten sobre viajes y follercio, pero mejor sin uno ( dentro de unas modestísimas posibilidades) es protagonista de esas dos vicisitudes. Que como reza la firma de Kramer, posiblemente sean las cosas que casi justifican lo de que vivir merece la pena y toda esa retahíla de mamandurias coelhianas.
En todo caso, sirva este ladrillo como homenaje a Jorge Sánchez.