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Kufisto

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4 Jun 2020
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- Venga, vamos a tomarnos algo -les dije a mi hermano y a su amigo mientras recogía una mesa abandonada. Eran las dos de la tarde, los últimos clientes de la flojísima mañana acababan de irse del bar y no encontré motivo alguno para demorar la celebración de mi 47 cumpleaños- Pero mejor allí en la barra, en el circulillo-

Nuestra barra es abierta; acaba como dije dejando un espacio abierto para entrar y salir. Hace veinte años, aquí en La Mancha, era algo poco habitual, aunque supongo que ahora será diferente, no lo sé, hace muchos años que no piso más bar que el mío. No recuerdo ningún otro local que la tuviera de esa forma. La diseñó un tío nuestro, un arquitecto que siendo joven se fue a Madrid para no regresar. Era wagneriano, jajaja...Sí, recuerdo entrar a la habitación donde estudiaba siendo yo un chico y ver un montón de discos de ese tío. Sufría lo indecible al vernos toquetear sus cosas, los dibujos, los planos, el instrumental, los discos...pero de lo que más me acuerdo es de Wagner. El bar entero fue obra suya. No quiso cobrarnos ni una peseta. Nuestro padre le regaló un jamón de Jabugo.

Abrí una latilla de berberechos a la brasa Güeyu Mar, aunque de lo de la brasa me di cuenta al abrirlos, pues estaba claro que no eran del tipo a los que aquí estamos acostumbrados. Pude haber leído la simpática etiqueta (son estupendas todas las de esa casa), cierto, pero no lo hice: aquí en La Mancha se lee lo imprescindible.Y aún menos si luego viene envuelto en un gracioso dibujo.

Estaban buenos, diferentes, pero no tanto como indicaba su precio, ni mucho menos. Cogí otra de la misma casa, esta vez de mejillones y ya sobre aviso de su braseado y me parecieron algo mejor por acorde a lo que costaba, aún un tanto inflado. Eché cuentas y vi que gastándome los 50 euros que ayer pagué por cosas para el bar podría maquillar la nefasta mañana laboral. Y cayeron otras dos latillas, esta vez de Cambados, "la que le gustaba a mi padre" como dijo mi hermano, una de navajas y otra de un delicioso bonito en láminas, la lata más barata de todas y sin embargo la mejor.

Y así, entre conservas y cervezas, pasamos el rato sólo molestados por un par de palomos despistados.

Pero fue el caso que tras una primera y reticente caña que me supo a gloria hice el cambio a la primera cerveza helada y tras un par de buenos tragos fue como si todo se deslizara entre nosotros, entre ellos y yo, tan distintos y difíciles de casar como Vassily Ivanchuk en algo que no tenga nada que ver con el ajedrez. Yo no sé lo que hará él, si es que hace algo, pero mi password siempre fue ese. Y el caso es que durante un cierto tiempo funciona la mar de bien.

La conversación fluyó de manera natural y todos nos animamos a contar cosas entre ciertas risas. Luego llegó otro amigo de ellos, otro que conozco de siempre, uno que huele a marihuana desde hace veinte años, un bruto inocentón, y todo continuó por el mismo cauce o aún mejor, pues resultó un espectáculo verle comer las sobras con los delicados tenedores que tenemos para tales manesteres: "¡Me cago en Dios, Kufisto, dame una puta cuchara!"

Y así fue como pensé en el círculo, en el anillo, en el eterno retorno: yo empecé con todos estos o parecidos, ya son 47 años y nadie sabe los que puedan llegar. Desde el principio, o casi, tiré de mi camino hacia otro lado pero sin ton ni son, sin ningún proyecto, sin ningún dibujo, sin ninguna baraja de cartulinas dylanianas, sin ningún maestro, sin ninguna disciplina, sin más universidad que una ciega confianza en una especie de magia que me arrancaría de todo eso.

Unas horas antes, a eso de las nueve, cuando el día todavía da para pensar en medio tapar la caja siquiera con un cuarto de bombones coronavíricos, recibí un wasap de otro amigo de todos estos, uno que en esencia siempre va colocado, un crack de la fotografía, la edición de vídeo y la dirección de películas porno, aunque de esto último ya hace algunos años. Me preguntó si todavía no había almorzado, le dije que no y media hora más tarde dimos buena cuenta de mi ensalada de arroz y sus filetes de lomo bajo de ternera.


Fui a ver a mi madre al salir del bar. Quería verme y viendo yo que quería escribir pensé que lo mejor era ir antes de ponerme a hacerlo. Ahora en verano cierro un poco a discreción: si dan las tres y ya no queda nadie, cierro. Ahorramos aire y pesadez.

Me serví un chupito de Glenlivet 18 mientras fregaba los platos, lo bebí de un par de tragos y me fui para allá.

No llevaba las llaves y me alegré: las había olvidado en el bar y esa era una excusa ineludible para volver a él y ya de paso pillar una bolsa de hielo para la media botella de Ballantine´s que robé. Llamé al timbre y tras una cierta espera se abrió la puerta. Estaba comiendo sola en la cocina y el pasillo hasta el llamador es largo. Me recibió con los brazos abiertos, me apretó fuerte al llegar a ellos y me dio dos besazos en cada mejilla. Y nos fuimos hacia la cocina.

Ella estaba terminando de comer. Me habló otra vez de que uno de sus cinco hijos varones, el último que quedaba en casa, iba a irse a vivir con una "amiga" Yo le dije lo que llevo pensando desde hace unos días, que se venga aquí conmigo. Esta vez también dijo que no, pero no como otras.

- Bueno, pero ya lo sabes, mama-
- Pero Kufisto, si no puedes ni aguantar la televisión, ¿me vas a aguantar a mi?-
- Eso se puede solucionar. Quizá hasta me guste ver las cosas que a ti te gustan. Pero tú aquí, sola, en esta casa tan grande...no. Piénsalo y te vienes conmigo-
- ¿Y por qué no tú aquí?
- ¿Y el chico? Tu nieto ya está echando a andar y están las escaleras...
- Os he criado a los cinco con las mismas escaleras y a ninguno os pasó nada-
- Ya, pero entonces tenías veinte, treinta años, ahora tienes setenta...

- Qué viejo eres ya, Kufisto...
- Sólo tengo 47. Y tu sesenta y nueve. No digas que tienes setenta porque pareces papa-
- Sí. Tu padre-
- A él siempre le gustaba ponerse un año más, no sé porqué, ¡me sacaba de quicio!-
- 48 años de casados y ocho de novios...-dijo mirando la foto que hay junto al pequeño televisor-
- Piénsatelo-
- ¿Pero y tú que vas hacer si encuentras a una mujer?
- Eso es lo de menos-

Volví al bar a por las llaves de mi casa y la de mi madre. Y ya de paso pillé la bolsa de hielo.



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Ni sé de qué va esta mierda ni quiero saberlo. Puta es la madre que parió al hijo puta que ha abierto esto.
 
Menudo tochoban!
Qué un alma caritativa haga un resumen para palurdos.

K∆rma en un lugar de la Mancha
 
Le doy un 4 en filmaffinity. Le falta mas visceras y alguna violacion.
 
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¿Y si te agobian unos pocos comentarios por qué vienes a un foro a poner tu texto?
 
No te sabes defender y tampoco sabes escribir.
Céntrese en su carrera como camarero porque usted no tiene muchas otras salidas.
Suerte.
 
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