El problema endémico de España es la sobreabundancia de pagafantas, babosos y arrastrados sumado al lorealismo y yolovalguismo de las féminas, lo cual da un cóctel explosivo y difícil de digerir.
Como he dicho, el 95% de los hombres vendería a su madre en una convención gitana por un polvo, y ya he hablado de la logística y el tiempo que invierten muchos para intentar meterla en adobo, incluido regalitos, que es de lo que se trata el hilol. Y si le dicen 50 veces que no, 50 rechazos, ahí siguen. Eso lo azuzas con el feminismo posmoderno de hoy en día, en la que se supone que la mujer es independiente y empoderante, que si te acercas a ella eres un presunto violador, pero por otro lado vende su cuerpo en Onlyfans, y da como resultado uno de los países en donde las relaciones hombre-mujer no valen para nada, y están basadas en cinismo e hipocresía, en la que ellos solo buscan sexo vendiéndote la luna y las estrellas, y que a ellas les suban el ego y la autoestima y ser el centro de atención, aunque digan de buscar algo serio.
Cuando veo un perfil en Internec de una tía en la que pone su Instagram, me da asco, porque sabemos que busca que le hagan casito y le digan lo mona que está. Cuando veo algún directo en alguna de estas apps de ligoteo de una tía haciendo literalmente el gilipollas, pero con cientos de tíos riéndole las gracias, me cago en su puta madre. Cuando veo a través de alguna amiga o conocida que tiene redes sociales y que 200 tíos le han entrado en una hora para tirarle los trastos cuando ella sube una foto a sabiendas de que busca eso, me dan ganas de gasearlos a ellos, ella por provocar y a ellos por caer en la trampa. Cuando veo un onlyfans en donde tíos pagan cantidades desorbitadas para ver unas tetas, juro que les daría una patada en los cojones. Cuando veo un perfil de una tía literalmente enseñando todo pero dice que no busca sexo, que se abstengan salidos o solo amistad, se me revuelven las tripas. "Ej que las tías van de divas", claro subnormal, lo raro es que no lo fueran. Culpa de todos.
Y las tías se han acostumbrado a ser el sujeto pasivo. Salvo que seas clon de Chris Hermsworth, o mueves ficha o te comes una mierda, por la competencia brutal que hay. Y sí alguna vez la tía da un paso, vayas a pensar que se quiebra la cabeza. En muy pocas ocasiones que me han saludado ellas por apps de ligoteo ha sido con un impresionante y curradísimo "Hola", un despliegue y techado de virtudes literarias para llamar la atención de un hombre. Eso sí, luego eres el culpable de no saber seguir la conversación y hacer de guía en la misma si la tía se aburre o no la entretienes lo suficiente.
Somos la puta decadencia.