No creo que sea mejor una cosa u otra. Esta cuestión que planteas -interesante por otro lado- tiene un objeto, un fin. No es una cuestión que se acabe en si misma, no es en si misma el fin. Lo que importa es que tanto una elección como otra te pueden conducir al peor de los infiernos o al más gozoso de los cielos. Cada uno optará, con unos argumentos u otros, por la que entienda más conveniente para si.
Valga por un lado el ejemplo de saca-al-tarado, que ha despreciado a lo largo de su vida la relación de pareja y que así es feliz; valga por otro lado el ejemplo de cualquiera de los enamorados de este foro, que ansiando amar han encontrado al objeto de sus sueños.
No sé. A veces me pregunto yo también lo mismo, JD, y esta respuesta que acabo de dar acaso mañana me parezca un sinsentido, o haya cambiado de opinión. A veces, en este mundo en el que nos ha tocado vivir y del que cada día sabemos menos, me viene a la cabeza si no será mejor ir saltando de amor breve en amor breve, dejándose uno deslumbrar por lo fugaz, por el relámpago; si no será mejor buscar un amor perdurable hasta el final, acomodándose en él y llevando una vida tranquila o si no será mejor renunciar a todo, a la hiel y al dolor, pero también a la notoriamente gozosa compañía de la otra persona y acomodarse en el sitio desde el cual saca-al-tarado escribe, y que para nosotros el amor sea eso que vemos en las películas y oímos en las canciones y leemos en los libros los que leemos libros.
Pero mientras uno decide si optar por una por otra o por la de más allá, la vida sigue, y te atropella, porque no se para para dejarte tiempo de pensar y de decidir, y te encuentras con las cosas delante antes de saber si las quieres o no, y las tienes que torear, y no pocas veces te embisten dejándote cicatrices, y dolor, y no pocas las toreas bien, y el público aplaude y te saca a hombros. Y aún así, yo, que he sido corneado, y que he salido otras veces a hombros, me encuentro que estoy en la arena sin saber si quiero ser o no torero.