El final de LOST no ha sido el capítulo final de una serie: ha sido UN PREMIO.
Un premio para los personajes y un premio para nosotros, los losties, los fans de la serie, que hemos sentido y padecido junto a ellos durante estos inolvidables 6 años de amor, misterio, aventura y ansiedad que el pasado domingo llegaron a su fin.
Me he emocionado con muchas series en los últimos años (con
BUFFY, con A DOS METROS BAJO TIERRA, con la primera temporada de TRUE BLOOD, con el piloto de GLEE…), pero hacía mucho, desde
TWIN PEAKS, que no sentía una emoción tan viva y tan real con una serie de televisión como con LOST.
La serie de los doble 0, de la era internet.
La serie post 11S.
Ese thriller espiritual… Esa ciencia-ficción… Mucho tiempo tendrá que pasar hasta que una serie logre volver a introducirnos en una mitología propia similar, surgida de la nada.
Muchos espectadores pobres de espíritu buscan explicaciones. Se creen con derecho a exigirlas… Siento lástima por todos ellos. Lástima de que sean incapaces de disfrutar del MISTERIO con mayúsculas, lástima de que no sepan disfrutar una obra de arte desde la emoción en lugar de desde la razón.
El arte no necesita explicación.