Es que yo creo que en el fondo estamos condenados a ser infelices, solteros, casados, con un audi A3 o sin coche, siendo feos y puteros o guapos y ligones, asociales o sociables. Somos muy poquita cosa, como una hojita flotando sobre un océano de incertidumbres, y todo pasa muy deprisa, demasiado, cuando nos queremos dar cuenta hemos muertos.
La vida nos jode a todos de alguna manera, a los ricos y a los pobres, a los listos y a los tontos, a los guapos y a los feos. Todos terminaremos llevando nuestra cruz.
Basta hablar con alguien que sea mayor que vosotros, cualquiera, para que os cuente todo el cúmulo de insatisfacciones, fracasos, errores, frustraciones y sufrimientos que ha sido su vida.
Luego es absurdo pretender vengarse de alguien, la vida lo hace siempre.
Entonces uno puede elegir casarse, que nadie lo elige, o casi nadie, simplemente viene, conoces a alguien, porque necesitas conocer a alguien, necesitas querer a alguien, joder, mucha gente lo necesita. Nos enamoramos como decía Marguerite Yourcenar porque no sabemos estar solos, el amor es un castigo, decía, castigo por no querer estar solos. Porque queremos, a la postre queremos, para que nos quieran, y si nos dejan de querer, terminamos nosotros también por dejar de querer a esa persona.
Y entonces conocemos a alguien queremos a ese alguien y nos casamos con ese alguien, funciona así. Pero las cosas no son tan sencillas, luego viene lo que habéis contado, sentirse atrapados, infelices, esclavos, tristes, con una vida monótona donde uno no se puede realizar porque siempre hay otro a su lado y otros que van naciendo y le condicionan completamente.
Pero podemos estar solos, como ha comentado alguien no suele ser una elección sino una calamidad, porque la mayoría de los y las solteronas lo son no por gusto ni libre elección, sino porque no encontraron a ese alguien y al final se conformaron viviendo algo antinatural que solo puede provocar neurosis y sufrimiento y amargura pura como es la falta de sexo, de cariño, de compañía, que necesitamos como seres humanos, como el respirar, comer o cagar.
Cuantas solteronas cincuentonas me he encontrado en mi vida, con sus cuerpos decrépitos y sus mentes llenas de veneno, absolutamente amargadas, odiando a todo y a todos, son las clásicas que se las ve resentidas con la vida, muchas hay así, y hombres también, aunque suelen desahogarse con putas la mayoría supongo.
La gente se refugia en la religión, en el juego, en las drogas, en la televisión, en el consumismo, en el trabajo, en estudiar física a los treinta y tantos, porque necesitan encontrar algo que dé sentido a sus ridículas vidas. Porque carecen de cariño, de amor, de deseo sobre sus cuerpos, y solo les queda sublimar todas esas carencias centrándose en algo para olvidar lo jodidamente infelices que son.
Esta sociedad de la opuilencia, de los audis A3, crea una infelicidad brutal. La gente ya no se abraza, no se quieren, no están juntos. La soledad es espantosa, atroz en las grandes ciudades, y al final solo te queda refugiarte en unos ojos que te miran con cariño y unas manos temblorosas y torpes como las tuyas, con miedo también, que se atreven a oscuras a acariciar las tuyas, casi clandestinamente, en este mundo donde apenas hay ternura porque todo el mundo va corriendo, porque todos quieren su audi A3, porque todos quieren realizarse, y correr, huyendo de no sé sabe qué, de sí mismos y de todas sus carencias, que no quieren abordar.
Si pudieramos quitarnos nuestras máscaras, nuestro miedo y ser como realmente somos mostrar nuestro corazón y gritar la poquita cosa que somos todos y lo mucho que necesitamos amor, todo sería más facil. Y veríamos que no es importante un audi A3 ni la libertad de ver sitios todos iguales porque nada nos evocan más que lindos paisajes, sino mucho más importante es sentirnos queridos, comprendidos, aceptados, amados. Por eso aún la gente se sigue casando, firman ese contrato de yo te doy cremita y tú me das cremita, y quienes no lo hacen son unos fracasados.
Porque sin amor, la vida de ninguno de vosotros tiene sentido. Con amor tampoco la tiene, pero al menos se hace más llevadera incluso con el sufrimiento que siempre nos acecha y que buscar ese amor a menudo nos proporciona.
Un saludo.