No seré yo el que diga que esto tiene fácil solución. Conozco bastantes casos para el tema vasco, pero pocos del tema catalán, pero creo que puede aventurarme a hacer una estimación y acertar.
El independentismo, aún hoy, no es tan fuerte como parece. Me refiero al independentismo incondicional. Gente que desee la independencia sí o sí entre los vascos y los catalanes es aún bastante minoritaria. Pero uno no se puede dormir en los laureles. Años de frentes, de estancamientos cuando no retrocesos en las relaciones interregionales y demás, no hacen más que separar a las gentes. Esto sólo va a llevar a una radicalización de ambos bandos hasta que se llegue al punto de no retorno donde la animosidad entre ambos sea tal que no haya más soluciones que la independencia. Por las buenas, o las malas.
No tengo interés en buscar malos o culpables. Creo que, en cierto modo, todos lo somos. Así que dejaré eso a las generaciones futuras.
Me quiero centrar en el ahora. Creo que aún se puede convencer a la gente que quiere independencia pero que puede dar la oportunidad a un escenario diferente.
Sé que hay quien considera que un estado federal no es la solución. Tanto a un lado como a otro. Pero me resisto a creer que la mayoría de la gente no está dispuesta a darle esa última oportunidad a España. Porque seamos serios, esto no va a ir más que a peor.
La desparasitación de nuestra política es indispensable, pero eso no va a solucionar las cosas. Necesitamos un nuevo enfoque. Una aceptación de que las cosas no pueden seguir tal y como han estado y plantearnos qué hacer en el futuro.
Una unión, entre iguales (y esto supone reconocer la existencia de estados en España), puede ser ese paso intermedio que contente a todos. Entre los independentistas, al igual que entre los unionistas, hay mucha gente inteligente. Gente que ve los pros y los contras de las situaciones.
Es evidente para cualquiera que se pare a pensar un segundo que un estado grande y fuerte es mejor. La relevancia internacional tiene muchas ventajas. Pero cuando tienes a una gran parte de la población que no se siente representada por un estado o unos simbolos, quizás sea el momento de hacer borrón y buscar algo que haga que todo el mundo se sienta representado e igual al resto. Sea con razón o no, mucha gente en las regiones "periféricas" no se siente representado por el estado y quizás haya que solucionar eso. Quizás debiéramos pensar en otra forma de enfocar lo que queremos, lo que queremos proyectar. Volver a buscar algo que nos haga a todos sentirnos miembros de un mismo estado. Y quizás, sólo quizás, la unión de varios estados para formar uno sólo, aún manteniendo ese autogobierno, sea lo que salve a España de la quema. Una federación.
La cosa se complica obviamente cuando uno piensa en los estados que la formarían y todo esto, pero sabemos A y sabemos B. Descubramos el camino entre ambos. ¿Cómo? Negociando, hablando y escuchando.
De todas formas, no sé ni porqué me molesto. Los hurr durr van a seguir siendo la tónica general. Pero quizás a alguien le interesen mis penas.