¿Te gusta mirar chicas guapas y ver cuerpos bonitos o sufres como un cerdo?

la agenda telefónica

Elmer Batters rebuznó:
Y nuestra agenda de teléfonos tiene cada día más números tachados. Paciencia.
La agenda mía está lleno de teléfonos de putas.Las chicas normales de la calle es que ya ni siquiera se dignan a darlos.La cosa está cada vez más chunga.La mejor solución es no hacerlas caso,pasar de ellas,ni dirigirlas la mirada y mucho menos la palabra.Ignorarlas.¡¡¡Pero es imposible!!!.En nuestro código genético parece que hay un gen que nos impulsa a hacer lo contrario y a desearlas.
 
Elmer Batters rebuznó:
Yo no pienso en otra cosa, señor. Incluso estaría dispuesto a hacer algo más que chasquear los dedos.
Cuando veo un pibón por la calle, que camina deprisa haciendo botar las mamellas y lanza rápidas miradas alrededor buscando admiración y pleitesía, me cago en su puta madre por lo bajini y le deseo ruína y desgracia perpétuas, o una buena dosis de violencia de género que la ponga en su lugar.

Sin embargo, esa mujer distraída, tristona, ligeramente aburrida que encontramos en el autobús, haciendo la compra, paseando por el centro los días laborables, capta nuestra atención. La observamos y vamos descubriendo en ella secretas perfecciones; ésta tiene la nariz algo larga, pero qué culo tan dulce y tan redondo. Va a trabajar, con el maletín en la mano, y luce un fulard sobre los hombros, airoso y elegante. Observamos su movimiento de caderas por un momento, y vemos una morena con un abrigo de cachemira de la buena, los labios pintados de bermellón, que camina con una señora mayor del brazo. Debe ser su madre. Parece que el sol le molesta, entorna los ojos y tiene una pequeña cicatriz en la mejilla. Dos turistas se sientan en la escalinata de Correos, obsequiandonos con un upskirt glorioso, que deja ver unas bragas de algodón de chica pobre pero honrada.

Estas mujeres me oprimen el corazón; quiero meterme en sus vidas, preguntarles cómo se llaman, acompañarlas, hablarles, besarlas, poseerlas. En el fondo están tan aburridas como yo, su vida posiblemente sea gris y monótona, quizás...

Pero son fugaces, se nos escapan como el agua entre las manos. Ya las hemos perdido de vista y nos maldecimos por tener tan poco empuje.
Acaba nuestro paseo y nos hallamos otra vez en casa. Y nuestra agenda de teléfonos tiene cada día más números tachados. Paciencia.

Se nos escapan; se nos escapa sus vidas, pero la nuestra también se les escapa a ellas, y quizás no tengan conciencia hasta mucho más tarde de ese deseo imperioso de no sentirse solas, de alguien que les preste la atención suficiente para volver a ser interesantes, al menos, en la vida de alguien particular, pero tal vez sea ya tarde.

Me he sentido completamente identificado con tus palabras y he percibido cada emoción, cada sensación, cada sentimiento en esas descripciones tan vívidas y extraordinarias: frustración, deseo, atracción, impotencia, odio, admiración, ese instinto básico... Me sentía sólo en esta especie de "cruzada" y veo que no soy yo solo quien sufre o anhela algo que cabe sólo en un sueño, pero es un sueño hermoso, al menos para mí. Un sueño hermoso que también provoca a veces un sufrimiento demasiado intenso.

Quizás el Amor, con mayúsculas, estar enamorado como un perro, sea concentrar (al menos momentáneamente) en una sola mujer todas esas miles de mujeres que deseamos y no tendremos.

Gracias.
 
excelente definición

Quizás el Amor, con mayúsculas, estar enamorado como un perro, sea concentrar (al menos momentáneamente) en una sola mujer todas esas miles de mujeres que deseamos y no tendremos.
Excelente definición.Nunca he podido leer unas palabras que pudieran definir esa cosa tan complicada que llamamos Amor.
Saludos de un sufridor.
 
Recomiendo encarecidamente el visionado de la película de Truffaut "El hombre que amaba a las mujeres", o según traducción literal del original francés, "El amante del amor". Merece la pena. En el youtube pueden verse algunos retazos. No soy cinéfilo, pero la considero una obra imprescindible.


Entre el amor, en su concepto más elevado, y la pulsión sexual más pura sin colorantes ni aditivos, hay algo más. Una especie de tierra de nadie que se rige por sus propias leyes y hace que busquemos la conquista tras conquista, que seamos adictos al cortejo, al éxito, al orgullo de gustar a una mujer. Y eso no es amor ni instinto carnal, es otra cosa. No creo que se deba ésta angustia que a veces sentimos al encontrarnos a una desconocida por la calle a anteriores fracasos sentimentales u otras frustraciones. Lo digo porque yo vengo sintiendo ésta sensación desde los diez u once años de edad.
 
Elmer Batters rebuznó:
Yo no pienso en otra cosa, señor. Incluso estaría dispuesto a hacer algo más que chasquear los dedos.
Cuando veo un pibón por la calle, que camina deprisa haciendo botar las mamellas y lanza rápidas miradas alrededor buscando admiración y pleitesía, me cago en su puta madre por lo bajini y le deseo ruína y desgracia perpétuas, o una buena dosis de violencia de género que la ponga en su lugar.

Sin embargo, esa mujer distraída, tristona, ligeramente aburrida que encontramos en el autobús, haciendo la compra, paseando por el centro los días laborables, capta nuestra atención. La observamos y vamos descubriendo en ella secretas perfecciones; ésta tiene la nariz algo larga, pero qué culo tan dulce y tan redondo. Va a trabajar, con el maletín en la mano, y luce un fulard sobre los hombros, airoso y elegante. Observamos su movimiento de caderas por un momento, y vemos una morena con un abrigo de cachemira de la buena, los labios pintados de bermellón, que camina con una señora mayor del brazo. Debe ser su madre. Parece que el sol le molesta, entorna los ojos y tiene una pequeña cicatriz en la mejilla. Dos turistas se sientan en la escalinata de Correos, obsequiandonos con un upskirt glorioso, que deja ver unas bragas de algodón de chica pobre pero honrada.

Estas mujeres me oprimen el corazón; quiero meterme en sus vidas, preguntarles cómo se llaman, acompañarlas, hablarles, besarlas, poseerlas. En el fondo están tan aburridas como yo, su vida posiblemente sea gris y monótona, quizás...

Pero son fugaces, se nos escapan como el agua entre las manos. Ya las hemos perdido de vista y nos maldecimos por tener tan poco empuje.
Acaba nuestro paseo y nos hallamos otra vez en casa. Y nuestra agenda de teléfonos tiene cada día más números tachados. Paciencia.

Se nos escapan; se nos escapa sus vidas, pero la nuestra también se les escapa a ellas, y quizás no tengan conciencia hasta mucho más tarde de ese deseo imperioso de no sentirse solas, de alguien que les preste la atención suficiente para volver a ser interesantes, al menos, en la vida de alguien particular, pero tal vez sea ya tarde.

Me he sentido completamente identificado con tus palabras y he percibido cada emoción, cada sensación, cada sentimiento en esas descripciones tan vívidas y extraordinarias: frustración, deseo, atracción, impotencia, odio, admiración, ese instinto básico... Me sentía sólo en esta especie de "cruzada" y veo que no soy yo solo quien sufre o anhela algo que cabe sólo en un sueño, pero es un sueño hermoso, al menos para mí. Un sueño hermoso que también provoca a veces un sufrimiento demasiado intenso.

Quizás el Amor, con mayúsculas, estar enamorado como un perro, sea concentrar (al menos momentáneamente) en una sola mujer todas esas miles de mujeres que deseamos y no tendremos.

Gracias.

Elmer Batters rebuznó:
Recomiendo encarecidamente el visionado de la película de Truffaut "El hombre que amaba a las mujeres", o según traducción literal del original francés, "El amante del amor". Merece la pena. En el youtube pueden verse algunos retazos. No soy cinéfilo, pero la considero una obra imprescindible.


Entre el amor, en su concepto más elevado, y la pulsión sexual más pura sin colorantes ni aditivos, hay algo más. Una especie de tierra de nadie que se rige por sus propias leyes y hace que busquemos la conquista tras conquista, que seamos adictos al cortejo, al éxito, al orgullo de gustar a una mujer. Y eso no es amor ni instinto carnal, es otra cosa. No creo que se deba ésta angustia que a veces sentimos al encontrarnos a una desconocida por la calle a anteriores fracasos sentimentales u otras frustraciones. Lo digo porque yo vengo sintiendo ésta sensación desde los diez u once años de edad.

Sois unos hijos de puta, los dos.
Cuando vayáis a poneros así de excelsos, y, si como es el caso, lo conseguís, avisadme por mp de que habéis escrito estos soberbios posts para no perdérmelos. Que por leer cosas como estos tres posts que quoteo yo estoy en este foro y a punto han estado de escapárseme.

Gracias a ambos.

Plas, plas, plas (Aplausos)
 

Sois unos hijos de puta, los dos.
Cuando vayáis a poneros así de excelsos, y, si como es el caso, lo conseguís, avisadme por mp de que habéis escrito estos soberbios posts para no perdérmelos. Que por leer cosas como estos tres posts que quoteo yo estoy en este foro y a punto han estado de escapárseme.

Gracias a ambos.

Plas, plas, plas (Aplausos)

Habrán visto ustedes algún episodio de la famosa serie "Cuéntame".

La decoración, la ambientación son impecables: hay mobiliario de formica coloreada, botes metálicos de Cola-Cao y las calles están pobladas de 600. En aquel tiempo, finales de los sesenta, las niñas solían vestir en invierno jersey y falda tableada. Por aquel entonces las relaciones entre sexos, al menos a cierta edad, eran menos espontáneas que ahora; la separación entre niños y niñas solía ser norma para muchas situaciones y recuerdo cómo contemplaba a aquellas niñas que me topaba en el autobús, al ir al colegio. A algunas las veía con relativa frecuencia pero la timidez y las circunstancias imponían que acercarse fuese cosa poco frecuente. Había otras que suponían apariciones fugaces y se convertían, en efecto, en esas chicas respecto de quienes uno se resigna a no llegar a conocerlas jamás.

Las unas y las otras formaban parte de un ideal, constituían esa figura profundamente estética a la que se ha aludido de la mujer que queda en un limbo al que no se puede acceder y me refiero con ello incluso a simplemente cruzar una mirada o unas frases.

Me pregunto sin embargo cuándo se pervirtió y deformó para siempre mi percepción. Con el tiempo la sensación persiste, veo cómo algunas eternas desconocidas desfilan ante mí cada día pero en este caso ya no hay ideales y las únicas aspiración y pulsión que se dan es convertirla en objeto por unos minutos y tras ello olvidarla o a lo sumo convertirla en una muesca más. Cuánta tristeza.
 
No tengo por costumbre mirar a las mujeres con demasiada atención. En todo caso a aquellas que menos llaman la atención precisamente, que bajo mi prisma son las que más encanto tienen.
Tal vez tenga algo que ver en todo ello mi negativa a inflarles el ego gratuitamnte a las mujeres y bajo ningún motivo me digno a mirar lujuriosamente, o sin lujuria, lo mismo da, a cualquiera de ellas que vaya exhibiéndose por la calle. En general siento un profundo desprecio por todos aquellos hombres que sueltan mocos y babas o que voltean la cabeza cuando ven un pibón por la calle. Considero que denigran al género masculino con su actitud y me parecen despreciables, además de considerar que no tienen dignidad alguna por rebajarse de esa manera al estilo de un mandril o un presidiario que lleva años sin ver carne femenina. Triste, es muy triste tener que observar escenitas de este tipo verano tras verano, como si por girar la cabeza fueras más machote o algo así. Es ridículo y lamentable.
 
No tengo por costumbre mirar a las mujeres con demasiada atención. En todo caso a aquellas que menos llaman la atención precisamente, que bajo mi prisma son las que más encanto tienen.
Tal vez tenga algo que ver en todo ello mi negativa a inflarles el ego gratuitamnte a las mujeres y bajo ningún motivo me digno a mirar lujuriosamente, o sin lujuria, lo mismo da, a cualquiera de ellas que vaya exhibiéndose por la calle.

Usted ha pasado una vuelta de rosca con la llave inglesa y no se ha dado cuenta de que el tornillo ya estaba bien colocado sujetando la pieza. No ha captado realmente la esencia final o el trasfondo del hilo. Aquí no estamos hablando de babear, de pagafantear o de admirar sin ton ni son, como simios prehistóricos con tal de mojar coños, sino del malestar que provoca ver mujeres que, por más que nos atraigan o desearíamos, nunca podrán ser nuestras ni podremos sentirlas, besarlas, poseerlas o ni siquiera poder conversar con ellas. Olvídese de las babas, de los alaridos haciendo el ganso o de entrarle a cualquiera con 4 cubatas de más.

Imagine por un momento que está en un lugar X pensando en cualquier cosa, aburrido incluso, aguardando un autobús, en la sala de espera de un hospital, en la cola de la caja de un supermercado o donde ustec prefiera elucubrar, y ve a una chica o mujer que despierta su admiración. La ve junto a usted, a unos metros, pero no puede abordarla, hablar con ella y mucho menos disfrutar con ella de sus sonrisas, sus caricias o de su sexo. Pasan los minutos, y el malestar se acrecienta mirándola, sintiendo algo especial e intenso, porque usted comprende que es y será imposible que pueda contactar con ella, que pueda dirigirle la palabra, que haya alguna remota posibilidad de conocerla y de tenerla. Al final, para su amargura, ella sale por la puerta, la perdemos de vista, se marcha, nunca más la volverá a ver, y una profunda desolación se abate en nuestro interior sintiendo el dolor de una pérdida absoluta. Nunca la tendremos; nunca nos sonreirá a nosotros. Nunca se quedará arrobada escuchando nuestra conversación o riendo nuestros comentarios o llorando nuestras palabras. Nunca sentirá su piel cálida o su aliento en su boca.

Imagínese ahora esa misma situación multiplicada varias veces al día, durante semanas, meses o años. Aquí no hay babas, ni gilipolleces, sino pesadumbre, desazón y malestar. Está la conciencia pura de un imposible. La impotencia de vivir un sueño demasiado hermoso que jamás se cumplirá.
 
AhoraEsEM rebuznó:
Usted ha pasado una vuelta de rosca con la llave inglesa y no se ha dado cuenta de que el tornillo ya estaba bien colocado sujetando la pieza. No ha captado realmente la esencia final o el trasfondo del hilo. Aquí no estamos hablando de babear, de pagafantear o de admirar sin ton ni son, como simios prehistóricos con tal de mojar coños, sino del malestar que provoca ver mujeres que, por más que nos atraigan o desearíamos, nunca podrán ser nuestras ni podremos sentirlas, besarlas, poseerlas o ni siquiera poder conversar con ellas. Olvídese de las babas, de los alaridos haciendo el ganso o de entrarle a cualquiera con 4 cubatas de más.

Imagine por un momento que está en un lugar X pensando en cualquier cosa, aburrido incluso, aguardando un autobús, en la sala de espera de un hospital, en la cola de la caja de un supermercado o donde ustec prefiera elucubrar, y ve a una chica o mujer que despierta su admiración. La ve junto a usted, a unos metros, pero no puede abordarla, hablar con ella y mucho menos disfrutar con ella de sus sonrisas, sus caricias o de su sexo. Pasan los minutos, y el malestar se acrecienta mirándola, sintiendo algo especial e intenso, porque usted comprende que es y será imposible que pueda contactar con ella, que pueda dirigirle la palabra, que haya alguna remota posibilidad de conocerla y de tenerla. Al final, para su amargura, ella sale por la puerta, la perdemos de vista, se marcha, nunca más la volverá a ver, y una profunda desolación se abate en nuestro interior sintiendo el dolor de una pérdida absoluta. Nunca la tendremos; nunca nos sonreirá a nosotros. Nunca se quedará arrobada escuchando nuestra conversación o riendo nuestros comentarios o llorando nuestras palabras. Nunca sentirá su piel cálida o su aliento en su boca.

Imagínese ahora esa misma situación multiplicada varias veces al día, durante semanas, meses o años. Aquí no hay babas, ni gilipolleces, sino pesadumbre, desazón y malestar. Está la conciencia pura de un imposible. La impotencia de vivir un sueño demasiado hermoso que jamás se cumplirá.

Buena narración caballero. Creo que cualquiera nos sentimos identificados con este relato, pero les voy a contar una experiencia de hace unos años.

Era por la mañana, como tantas otras, en el supermercado que está cerca de mi casa, después de llenar el cestito de la compra tocaba hacer unos minutos de cola para pasar por la caja. Las 13:00 de la mañana y "¡mierda!", de lejos veo unas 6 personas con sus carros a rebosar delante mia, ahora me tocaba esperar un buen rato hasta que fuera mi turno. Pero conforme me iba acercando ese pesismismo se convertía en exultación cuando la vi alli de pie.
Llevaba unas zapatillas blancas, un vestido azul un poquito por encima de las rodillas, que no se ceñía mucho al cuerpo pero que le realzaba todas sus bonitas curvas, el peinado informal, flequillo hacia atrás recogido con unas pinzas y el resto suelto por encima del hombro. Suspiraba, quizás por la calor, o por el aburrimiento de esperar tanto en la cola, o quizás porque su vida era aburrida y necesitaba que alguien al llegar a casa le diera un abrazo, le acariciase el pelo y le dijera que nunca le iba a faltar cariño.

La miraba fugazmente con el rabillo del ojo, y si se tornaba un poco hacia el lado yo hacía como si no tuviese en cuenta que estuviera allí, y miraba hacia el suelo. Ya lo había hecho otras veces al verla, en ese mismo supermercado, y luego al llegar a casa me maldecía por ni siquiera preguntarla "-¿Eres la última?".
Pero ese dia no. Ella no me dejó. Me miró y me dijo "-¡Como está esto hoy,¿no?!" y me dedicó un esbozo de sonrisa que no me esperaba. Y yo le respondí: "-Si". ¡Que gilipollas! Una diosa te de la oportunidad de entablar una conversación, aunque sea de 4 palabras con ella y no se me ocurrió otra cosa que decir 'Si', enhorabuena por ese don de palabra innato que tienes, Premio Nobel.
Pero fue suficiente, esas palabras que me dedicó fueron suficientes para que a la salida me armara de valor y le dijera algo: "-Oye. Tú vives por aqui cerca, ¿verdad?", que no es la frase mas ingeniosa del mundo, pero es harto efectiva en algunas ocasiones. Y con una medio sonrisa y esos ojos enormes y brillantes respondió: "-Si, vivo detrás de aquellos bloques de pisos rojos de alli. Tú también vivirás por aqui cerca, ya te he visto más de una vez". Y sonrió.

La conversación, al igual que la historia, siguió. Y tendré ocasión de comentarla otro día si el público asi lo desea.
Esta noche cuando llegue a casa esa chica que os comentaba me dirá: "-Hola cariño, ¿Ha ido bien el dia?". A veces los milagros ocurren para algunos afortunados.
 
Kazuya Mishima rebuznó:
La conversación, al igual que la historia, siguió. Y tendré ocasión de comentarla otro día si el público asi lo desea.
Esta noche cuando llegue a casa esa chica que os comentaba me dirá: "-Hola cariño, ¿Ha ido bien el dia?". A veces los milagros ocurren para algunos afortunados.

Sí, he entendido perfectamente. Ni siquiera hace falta que prosiga la historia. A veces, la fortuna nos sonríe y alcanzamos el éxtasis, pero... Siempre hay un pero, ¿no? ¿Cuántas veces ha estado en situaciones similares, en circunstancias parecidas y ella (cualquier otra mujer por la que pudo sentir fascinación, encandilamiento o atracción) no respondió, ni le miró, ni le dirigió la palabra ni tan siquiera llegó a ver que usted estaba allí? ¿Cuántas veces le ha sucedido lo mismo en la cola del supermercado, en un bar, esperando un autobús y no sucedió nada? Nada.

En esa ocasión tuvo la inmensa suerte de un encuentro correspondido, y le felicito de corazón de tener la pareja que deseó y necesitó, algo común que llega a sucedernos a todos en algún momento de nuestras vidas, si el destino no rompe más tarde esa unión. Yo mismo he vivido de una forma similar (esperando un autobús) lo que ustec relata.

Párese a pensar, sin embargo, en esas otras decenas o centenares de ocasiones en las que sólo quedó el amargo sabor de la nada, del vacío. De volver a casa solo. De sentir que nunca la tendría o le hablaría. Ni ésta, ni ésa, ni aquélla... Incluso de esa perversa y anuladora sensación de que aquella mujer que veía esfumarse era el deseo de todo lo que necesitaba hecho realidad.

Enhorabuena por ser afortunado, al menos en aquella ocasión y en aquel momento.

Todavía estoy esperando la aportación personal y los comentarios de alguna mujer.
 
AhoraEsEM rebuznó:
Usted ha pasado una vuelta de rosca con la llave inglesa y no se ha dado cuenta de que el tornillo ya estaba bien colocado sujetando la pieza. No ha captado realmente la esencia final o el trasfondo del hilo. Aquí no estamos hablando de babear, de pagafantear o de admirar sin ton ni son, como simios prehistóricos con tal de mojar coños, sino del malestar que provoca ver mujeres que, por más que nos atraigan o desearíamos, nunca podrán ser nuestras ni podremos sentirlas, besarlas, poseerlas o ni siquiera poder conversar con ellas. Olvídese de las babas, de los alaridos haciendo el ganso o de entrarle a cualquiera con 4 cubatas de más.

Imagine por un momento que está en un lugar X pensando en cualquier cosa, aburrido incluso, aguardando un autobús, en la sala de espera de un hospital, en la cola de la caja de un supermercado o donde ustec prefiera elucubrar, y ve a una chica o mujer que despierta su admiración. La ve junto a usted, a unos metros, pero no puede abordarla, hablar con ella y mucho menos disfrutar con ella de sus sonrisas, sus caricias o de su sexo. Pasan los minutos, y el malestar se acrecienta mirándola, sintiendo algo especial e intenso, porque usted comprende que es y será imposible que pueda contactar con ella, que pueda dirigirle la palabra, que haya alguna remota posibilidad de conocerla y de tenerla. Al final, para su amargura, ella sale por la puerta, la perdemos de vista, se marcha, nunca más la volverá a ver, y una profunda desolación se abate en nuestro interior sintiendo el dolor de una pérdida absoluta. Nunca la tendremos; nunca nos sonreirá a nosotros. Nunca se quedará arrobada escuchando nuestra conversación o riendo nuestros comentarios o llorando nuestras palabras. Nunca sentirá su piel cálida o su aliento en su boca.

Imagínese ahora esa misma situación multiplicada varias veces al día, durante semanas, meses o años. Aquí no hay babas, ni gilipolleces, sino pesadumbre, desazón y malestar. Está la conciencia pura de un imposible. La impotencia de vivir un sueño demasiado hermoso que jamás se cumplirá.
Muy bonito y emocionante el relato, casi lloro y todo.
Pero el malestar ese del que habla para mi no deja de ser una mentalidad pagafántica y babosa que pone a las mujeres en un altar como algo inalcanzable, cuando no dejan de ser unos cuerpos bonitos y poco más. Punto.
Cuando veo a una mujer que está requetebuena ni siento dolor ni pesar por no acercarme a hablar con ella, porfavor... Si para usted es un dolor que le atormenta, una amargura, un sueño imposible de alcanzar, allá usted, pero eso en mi opinión, es baboseo e irrealidad y poner a las mujeres en una posición de privilegio que desde luego no se merecen. Y mire que me gustan algunas de sus opiniones sobre ciertos temas, pero en este en concreto veo que estamos en polos opuestos, caballero.
 
Y mire que me gustan algunas de sus opiniones sobre ciertos temas, pero en este en concreto veo que estamos en polos opuestos, caballero.

En esta en su derecho, para algo estamos en un foro, donde lo que cuenta es poder opinar y tener libertad para expresarse y pensar. Sigo pensando que no ha comprendido bien el trasfondo, pero aprecio su intervención. Gracias.
 
A veces miro y si hace falta cambio de ruta para ir detrás de las que llevan mallitas de esas brillantes. Lo malo es que suelen llevar vestiditos encima. Menuda desfachatez.

Como una latina el otro dia. El bolso le tiraba del vestidito y se le subia por un lado, dejando ver medio culazo enfundado en mallas/medias negras brillantes. Cuando estaba en lo mejor se recolocaba el vestidito y otra vez a empezar con la tortura. Al final me di media vuelta (ya no sabia bien donde me encontraba) detrás de una con vestidito transparente que dejaba ver la braguita del biquini. Estaba algo gordita y no era excesivamente guapa, como a mi me gustan. Las feas no te las quita nadie.

Me pongo mis mejores galas y me voy a las Ramblas. Luego o antes, depende, me acerco al Raval a ver a las putas. Casi nunca voy con ninguna, sólo miro. Algunas llevan minifalditas, otras mallitas buenas y alguna que otra va informal, con bermudas a cuadros y chanclas o un chandal de andar por casa. Sabes que con una miradita te las podrias follar pero ahí estás, aguantando el chaparrón. Lo bueno de las negras del Camp Nou es que con la tonteria les puedes tocar un poco el culete. Hasta que se dan cuenta del palo que vas o ya te conocen.

Antes dedicaba más tiempo al noble arte del fisgoneo. Me pasaba horas filmando y sacando fotos a las guiris y a toda la que se cruzase por mi camino. Ahora me he reformado y sólo de vez en cuando. Tambien influye la presión policial.

Respondiendo al título del hilo, sí. A veces se sufre un poco. Hay tanto que mirar y tan poco tiempo. En los centros comerciales no puedes dar mucho el cante y andar por las escaleras mecánicas de arriba para abajo detrás de las que llevan minifalda o pantalones prietos. En el metro te has de contentar con tocar con la parte de afuera de la mano y si te pillan dices que fue por el vaivén. Es duro pero se va sobrellevando.
 
Párese a pensar, sin embargo, en esas otras decenas o centenares de ocasiones en las que sólo quedó el amargo sabor de la nada, del vacío. De volver a casa solo. De sentir que nunca la tendría o le hablaría. Ni ésta, ni ésa, ni aquélla... Incluso de esa perversa y anuladora sensación de que aquella mujer que veía esfumarse era el deseo de todo lo que necesitaba hecho realidad.

Vale, si. He desentonado del tema principal que queremos tratar, aportando un poco de luz a esas situaciones de aflicción en la que uno piensa que pudo hacer "algo más", pero que en momentos parecía imposible.
Podemos hundirnos en las sobras recordando situaciones y bellas mujeres que nunca conseguimos ni conseguiremos, tejiendo un velo que no sólo nos reportará pesadumbre y pesimismo, sino que nos cohibirá y nos anclará los pies a la hora de revivir una nueva situación.
En fin, que he visto cierta desesperanza en algunos post y he querido arrojar un ápice de optimismo. Pero si, por supuesto que me siento identificado con esas situaciones que ha detallado.

Pero el malestar ese del que habla para mi no deja de ser una mentalidad pagafántica y babosa que pone a las mujeres en un altar como algo inalcanzable, cuando no dejan de ser unos cuerpos bonitos y poco más. Punto.
Cuando veo a una mujer que está requetebuena ni siento dolor ni pesar por no acercarme a hablar con ella, porfavor... Si para usted es un dolor que le atormenta, una amargura, un sueño imposible de alcanzar, allá usted, pero eso en mi opinión, es baboseo e irrealidad y poner a las mujeres en una posición de privilegio que desde luego no se merecen. Y mire que me gustan algunas de sus opiniones sobre ciertos temas, pero en este en concreto veo que estamos en polos opuestos, caballero.

En parte le envidio, en parte le odio y en parte siento pena por ustec. Le envidio porque posee la inconsciencia primigenia de los animales para deshinibirse en situaciones en las que muchos (entre los que me incluyo) necesitarían 3 copazos bien cargados de ron del barato. Le odio porque deshumaniza y trata las mujeres como objetos, me parece vejatorio cuanto menos. Y siento pena porque nunca entenderá el amor, ni entenderá la ilusión, ni entenderá la pasión, ni entenderá la satisfacción de ser querido sin reproches ni condicionantes. En definitiva, no entenderá la felicidad.
 
AhoraEsEM rebuznó:
En esta en su derecho, para algo estamos en un foro, donde lo que cuenta es poder opinar y tener libertad para expresarse y pensar. Sigo pensando que no ha comprendido bien el trasfondo, pero aprecio su intervención. Gracias.
He comprendido perfectamente el transfondo del hilo y lo que usted quiere expresar, simplemente que yo le doy un enfoque más práctico y usted más poético.
Kazuya Mishima rebuznó:
En parte le envidio, en parte le odio y en parte siento pena por ustec. Le envidio porque posee la inconsciencia primigenia de los animales para deshinibirse en situaciones en las que muchos (entre los que me incluyo) necesitarían 3 copazos bien cargados de ron del barato. Le odio porque deshumaniza y trata las mujeres como objetos, me parece vejatorio cuanto menos. Y siento pena porque nunca entenderá el amor, ni entenderá la ilusión, ni entenderá la pasión, ni entenderá la satisfacción de ser querido sin reproches ni condicionantes. En definitiva, no entenderá la felicidad.
Piense que a lo mejor tengo esta mentalidad precisamente por haber vivido intensamente todas esas situaciones de las que habla, amor, pasión, ilusión, cariño... y he llegado al punto de convertirme en práctico y realista en vez de romántico.
También quería decirle que no es que deshumanice a las mujeres, más bien creo que son ustedes los que las enaltecen atribuyéndoles cualidades que cuando las conoces, cuando hablas con ellas, cuando profundizas, no poseen. Está muy bien y es precioso eso de sentirse prendado por la belleza de una mujer desconocida, imaginar como nos hará arrumacos y monerías o reirá nuestros chistes abrazada a nosotros, pero yo intento ver más allá que eso. Puedo ver en una cafetería a una mujer que a simple vista parece encantadora, por ejemplo, y podría pensar que es el amor de mi vida, pero es que resulta que luego te das con un canto en los dientes porque cuando la conoces es como cualquier otra, con sus mismos complejos y actitudes, con sus mismos tics femeninos, con sus defectos, con sus incoherencias... en definitiva, una mujer como otra cualquiera y nada especial.
Esa mujer de la que habláis sólo está en vuestras mentes, porque luego la cruda realidad nos demuestra que de ninfas tienen poco. Pecáis de idealistas y precisamente ese es el error principal de los hombres respecto a las mujeres, idealizarlas. A las mujeres no hay que idealizarlas, hay que tratar de tolerarlas, y sólamente así se puede llegar a un entendimiento con ellas. Mentalizaros de eso.
 
Esa mujer de la que habláis sólo está en vuestras mentes, porque luego la cruda realidad nos demuestra que de ninfas tienen poco. Pecáis de idealistas y precisamente ese es el error principal de los hombres respecto a las mujeres, idealizarlas. A las mujeres no hay que idealizarlas, hay que tratar de tolerarlas, y sólamente así se puede llegar a un entendimiento con ellas. Mentalizaros de eso.

Hay que tirarles del pelo y darles azotes en el culete mientras les dices "te gusta esto eh putita?". Les encanta! Dile, en el momento oportuno, a tu compañera de la ESO o del taller de ecucación especial "que mala eres..." y luego al oido "tendré que darte unos azotes". Da igual lo suelta o mojigata que fuera, la próxima vez que te la encuentres te dedicará la más encantadora de sus sonrisas.
 
hobbys

Me pongo mis mejores galas y me voy a las Ramblas. Luego o antes, depende, me acerco al Raval a ver a las putas.

Antes dedicaba más tiempo al noble arte del fisgoneo. Me pasaba horas filmando y sacando fotos a las guiris y a toda la que se cruzase por mi camino. Ahora me he reformado y sólo de vez en cuando. Tambien influye la presión policial.
Tienes buenos hobbys,sí señor.Yo,más o menos,hago algo parecido.Pero donde vivo no existe un sitio como el Raval donde se pueda ver a las putas.
Pero hay un Polígono Industrial,aunque se necesita ir en coche.
Me imagino que tendrás ya una buena colección de fotos ¿no?.
Saludos.
 
experiencia con teens

AhoraEsEM rebuznó:
Usted ha pasado una vuelta de rosca con la llave inglesa y no se ha dado cuenta de que el tornillo ya estaba bien colocado sujetando la pieza. No ha captado realmente la esencia final o el trasfondo del hilo. Aquí no estamos hablando de babear, de pagafantear o de admirar sin ton ni son, como simios prehistóricos con tal de mojar coños, sino del malestar que provoca ver mujeres que, por más que nos atraigan o desearíamos, nunca podrán ser nuestras ni podremos sentirlas, besarlas, poseerlas o ni siquiera poder conversar con ellas. Olvídese de las babas, de los alaridos haciendo el ganso o de entrarle a cualquiera con 4 cubatas de más.

Imagine por un momento que está en un lugar X pensando en cualquier cosa, aburrido incluso, aguardando un autobús, en la sala de espera de un hospital, en la cola de la caja de un supermercado o donde ustec prefiera elucubrar, y ve a una chica o mujer que despierta su admiración. La ve junto a usted, a unos metros, pero no puede abordarla, hablar con ella y mucho menos disfrutar con ella de sus sonrisas, sus caricias o de su sexo. Pasan los minutos, y el malestar se acrecienta mirándola, sintiendo algo especial e intenso, porque usted comprende que es y será imposible que pueda contactar con ella, que pueda dirigirle la palabra, que haya alguna remota posibilidad de conocerla y de tenerla. Al final, para su amargura, ella sale por la puerta, la perdemos de vista, se marcha, nunca más la volverá a ver, y una profunda desolación se abate en nuestro interior sintiendo el dolor de una pérdida absoluta. Nunca la tendremos; nunca nos sonreirá a nosotros. Nunca se quedará arrobada escuchando nuestra conversación o riendo nuestros comentarios o llorando nuestras palabras. Nunca sentirá su piel cálida o su aliento en su boca.

Imagínese ahora esa misma situación multiplicada varias veces al día, durante semanas, meses o años. Aquí no hay babas, ni gilipolleces, sino pesadumbre, desazón y malestar. Está la conciencia pura de un imposible. La impotencia de vivir un sueño demasiado hermoso que jamás se cumplirá.
Comprendo todo eso porque es lo que me pasa.
Para paliarlo,recurro al truco de la fotografía.Muchas veces me hago pasar por fotógrafo que está buscando modelos.
En plena feria de mi ciudad precisamente le eché cara y abordé a 3 niñatas jóvenes que estaban comiendo una hamburguesa sentadas en el borde de un escaparate.Las pregunté si querían que las hiciera una foto y ¡¡¡oh,sorpresa!!! todo fué simpatía y se dejaron.Incluso me dijeron que les gustaba que la fotografiaran y yo le pedí el número de teléfono a una para quedar otro día y hacerlas un reportaje.
Una vez que la llamo,no hay problema.Ellas aceptan posar pero...a condición de que venga la madre de una.
Así no hay manera de intentar nada.No es lo mismo ir con ellas que llevar también a la madre,la cual te puede cortar cualquier iniciativa.
Aunque hay que reconocer que las chicas quizás no sobrepasasen los 18.
 
Me ha gustado leer lo escrito por AhoraEsEM: las mujeres se nos escapan de nuestras vidas. Hace unos días tenía entre mis brazos una chica polaca recien cumplidos los dieciocho o quizás no, una escandinava de pura raza aria tan hermosa como los amaneceres en Florencia, unos ojos azules que me pedían besos, caricias, sexo. Pero no pude hacerlo. Sentía que mi alma ya no era capaz de mostrar ni un poco de pasión, en vez de eso la chica, percatada de mi situación, desnuda intentó dormirse en mis brazos mientras repetidamente me preguntaba qué pasaba o qué quería de ella. Minutos después le pedía que abandonara mi habitación porque necesitaba dormir. La dejé escapar.

Dejé escapar buen sexo pero ahora que lo vuelvo a recordar sé que lo volvería a hacer mil veces. Realmente el sexo no es una cuestión necesaria en mi vida. Acabo de venir de un largo viaje para intentar cambiar mi perspectiva pero no lo he conseguido. El viaje se convirtió en rutina mientras comía en buenos restaurantes y hablaba con gente más o menos interesante.

El tiempo agota los momentos. Para lo único que quiero a las mujeres es para hacerme una paja mientras veo videos porno, y cuando acabo ya se me quitan las ganas de ver en la calle a esos animales mirando al vacío. 10 minutos y fuera.

Por cierto, no sé qué problema emocional tenía la chica que me pedía que le diese un guantazo. Quizás le había recordado a su padre. Menuda hija de puta.
 
Aqui, la solucion:

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De nada.

Realmente ni siquiera me quité los pantalones. No es un problema físico.
 
¿Tan mal estás?.

Estoy muy pasado ya de estas cosas, y es curioso que ahora mismo las mujeres se me peguen como sangüijuelas, lo único que deseo es descansar, pasar buenos momentos con mis amigos y descubrir más este planeta lleno de lugares mágicos y culturas fascinantes. El dinero no me preocupa quizás porque ya lo tengo, aunque me gustaría tener algo más para mejorar aún más mi calidad de vida.

La mujer únicamente me excita sexualmente, pero siempre fugazmente y sin posibilidad de permanencia emocional. Al menos no de momento. No soporto tener pegado a mi cuerpo como una lapa a una mujer porque no lo necesito, sí con alguien que de verdad pueda hablar como a un amigo. Sí puedo hablar un poco para cambiar impresiones, enamoramiento, risas, miradas, pero una vez pasado ese ciclo no estoy por la labor de compremeterme con nadie.

De usted cachondo mental leí hace tiempo por aquí que únicamente estaba dedicado a tratar con prostitutas, o que sus relaciones con el sexo opuesto casi se reducían a este tipo de mujeres o mujeres fáciles, ¿es eso cierto? Yo prefiero no perturbar mi mente con estas cosas que a la larga, indudablemente, pasan factura.
 
Enhorabuena por ser afortunado, al menos en aquella ocasión y en aquel momento.

Todavía estoy esperando la aportación personal y los comentarios de alguna mujer.

Yo también me he sentido como vosotros suficientes veces como para entendeos.

El chico que ves cada día en el metro, con la mirada perdida, y te dan ganas de acercarte y decirle cualquier cosa, dedicarle una sonrisa. Decirle que tu podrías hacerle feliz y cuidarlo. Pero o bien pocas veces me he atrevido, o cuando he sonreído se ha limitado a mirarme como si yo fuera una asesina en serie (desventajas de vivir en una gran ciudad: si eres mínimamente amable estás loca).

O un compañero de trabajo que se queja continuamente de que su novia no lo entiende, y quieres gritarle que tu sí, que la deje y se venga contigo. Y nada.

Me he sentido así muchas veces, en las que el chico que te gusta se va con la que tiene más tetas que tu. Y tu te quedas ahí parada, sin poder creer que tu amigo no vea que tu lo deseas y quieres amarle. Y nada.

Pero así es la vida. Hacemos mil intentos y puede que uno resulte como nosotros queremos. Y da gracias. Es desesperante, pero cuando da resultado y alguien responde tu grito de socorro, es algo maravilloso.

PD: Por cierto, AhoraEsEm, tu definición del amor ha sido perfecta. He leído posts muy bellos, y casi no quería escribir yo a continuación por vergüenza. Pero ninguna forera te ha contestado, y querías una opinión femenina foreril. ;)
 
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