Texas Hold´em rebuznó:
¿Sabéis algo curioso? Tengo ganas de hacer daño. Os juro que nunca en mi vida me había visto con esta sensación, con esta superioridad latente en la que parece que puedes manejar los hilos, en la que sientes que puedes manejar las emociones y doblegar a una persona. Me siento poderoso y a la vez siento como si ella, al acudir a mi en busca de semejante ayuda, no valiera nada.
Al final va a ser verdad que la tía está jodida.
Es curioso cómo somos, cómo es de frecuente que la gente sólo entienda de ser pisada o de pisar a los demás.
Te comiste los mocos con la del cine porque a ella no le salió del coño que te comieras otra cosa. Es evidente que no soy el único al que le parece que eres ese buen chaval que de vez en cuando se come una mierda por pasarse de bondadoso. Quien quiere, puede contigo, porque no tienes mal fondo, o eso crees, y quien te expone sus razones para hacer lo que le sale de los huevos, te convence.
Pero qué poca memoria tenemos los humanos, qué pronto se nos olvida lo que jode que te jodan cuando eres tú quien tiene la última palabra. Ahora puedes, por fin, ser tú quien manipula a alguien, quien juega con lo que otra persona hace. Y ya te has crecido, ya te crees superior, como si fuera mérito alguno correr mejor suerte que una que está a punto de chupar pollas para subsistir porque no le va a quedar otra.
No te voy a llamar mala persona, porque ya lo hará otro, o eso espero porque empalar a una inconsciente me parece menos ruin que esto y aún no se ha pronunciado ningún justiciero. No, no creo que seas mala persona, eres una persona, a secas, un tío normal. Así sois los
normales, más vale cabeza de ratón que cola de león, lo comido por lo servido, pues ahora me toca a mí y que me quiten lo
bailao.
Y detrás de ti y de tu obra no quedará nada digno de recordar.
Adelante, aprovéchate del débil, siéntete fuerte. Todos necesitamos esa sensación alguna vez en nuestra vida, toda hiena tiene la oportunidad de soltar alguna dentellada.
Disfruta de tu espejismo, disfruta de la quimera del poder en manos de quien no sabe qué hacer con él. Mancha, arrastra, vapulea.
No sé por qué cojones le tenéis tanto miedo a la verdad, por qué la idea de que la farsa es el camino más fácil para cualquier objetivo. Os pasáis tanto tiempo escondiendo intenciones que ni vosotros perseguís vuestras propias metas.
Podría ser divertido si fuera de otra forma. Podría ser uno de los meses más educativos de tu vida, quizás también de la suya si tuvieras pelotas a ser honesto ante alguien que no tiene nada, en lugar de creerte un Dios. Un dios que aspira a arrimar cebolleta a cambio de unos macarrones.