Jandrov
Freak
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Feverish rebuznó:Por lo demás todo impecable y los dos protagonistas estan sublimes, pero como dice THORNDIKE tengo sentimientos enfrentados. Por un lado admiro profundamente a los dos protagonistas pero por otro lado no veo siquiera un atisbo de originalidad ni nada que se le parezca, dos inspectores de homicidios en la yanqui profunda a lo Arde Missisipi.
Te cito a ti pero vale para lo que han dicho varios.
El director Cary Fukunaga ha dicho en varias entrevistas que su propósito no es crear algo original y rompedor, porque dentro de este género, está prácticamente todo inventado.
El argumento de la serie es simple y visto mil veces en cine y televisión, pero es que es el argumento por excelencia del género y lo que le diferencia, al menos de momento, de otros productos similares es por un lado su elevada factura técnica y su atmósfera que entroncan directamente con el mejor Fincher (como ya comenté y más phorers han dicho en otros comentario) y el acojonante trabajo actoral. Lo más original de la propuesta si acaso es ese montaje que alterna pasado con actualidad en una especie de investigación sobre un mismo individuo con 17 años diferencia.
El director de la serie sabe que el material no es novedoso y original, así que opta por convertirlo en algo que brille por la calidad de la realización y lo sustenta en la prodigiosa pareja protagonista. Prueba de ello es que en los primeros capítulos casi no conocemos nada al respecto del caso que investigan, solo vemos como nos presentan poco a poco a Woody y a Mateo, desmontándolos "por piezas", desnudándolos de manera que cuando te has querido dar cuenta, estás esperando por ver la nueva entrega del show de Rustin y Martin, descubres que no son solo el reclamo para sentarte de la televisión por primera vez, sino que son la joya de la corona y que todo lo demás, gira en torno a ellos.
Tal vez (seguro) me estoy precipitando, pues solo he visto dos capítulos que se convertirán en tres esta misma tarde, pero puedo señalar que el gran acierto de la serie, es poner una historia simple y puede que convencional al servicio de una pareja que convierte cada plano en ORO, subordinarla a una atomósfera y apartado visual inmejorable, con auténticas y bellas fotografías en movimiento.
Es puro lujo.