Werther, tiene gracia tu reflexión siendo tu nick el que es. Al joven Werther le bastó un baile para perder la cabeza por Lotte, y, como le decía a su amigo, ya no encontraba concentración para pintar ni para imaginar nada que no fuese ella. Una bella muchacha tiene al final mucho más poder sobre los destinos de un hombre que cualquier libro. -Esto dicho en general: no es lo mismo un veinteañero que un hombre de 50, ni Lotte que cualquier frígida amargada por los años. Si mientras leías a Schopenhauer te persuadiste de que no hay mujer que pueda alimentar el espíritu de dicha y entusiasmo de la manera que uno de sus libros, fue porque tú no estás enamorado. Sin ánimo de hacer psicología: me juego todo a que llevo razón.
Un servidor es lo que se dice un bicho raro entre sus amigos. No me gusta la fiesta. Entre demasiada gente soy infeliz, y cuando he hecho por salir de parranda he tardado media hora en añorar mi cama y mis libros. Algunos libros me han hecho pasar de los mejores ratos de mi vida. Yo, un individuo algo seco y que jamás derrama lágrima en público y no precisamente por autoinhibición, que no sabe lo que es llorar en una película... yo llegué a llorar leyendo Los Hermanos Karamazov, de la incredulidad y el sobrecogimiento ante algo tan impresionante.
¿Por qué digo esto? El año pasado conocí a una chica, la vi un par de veces y ya no pude leer nada en un mes. Incluso le cogí asco a la lectura, y me dije que pasar la vida entre libros es desperdiciarla, ser un Harry Haller frustrado, carcomido por la soledad, alérgico a la luz de tanto tiempo en la madriguera. La naturaleza no iba a dejar que un libro fuera más potente que el impulso de unirte con varona y realizar el acto procreador.
En cuanto a lo de desprenderse de apegos terrenales: deja las morales de escapismo interiorista a las sociedades de la antigüedad y su miseria. Nosotros en Occidente tenemos demasiado que perder como para andar huyendo.