Instalados en el fracaso, en el sueño roto, sintiéndonos como el chico que no tuvo dinero para la entrada a la fiesta que nos prometieron de niños, acostumbrados a que todo nos sepa a casi nada, hechos ya a jugar como nunca y perder como siempre, viendo todo el rato como todo se desbarata, la depresión es la más común de las enfermedades, y el cáncer de nuestra sociedad podrida y nauseabunda.
Ántes quería que el mundo fuera a mi paso, que era el paso aprendido bebiendo de los conceptos morales de mis padres y sociedad alrededor mio. El concepto de "si eres amable y bueno encontrarás a una chica buena que te quiera", el concepto de "trabaja duro que algún día tu jefe lo verá y te dará un gran sueldo", el concepto de "todo el mundo debe tener hijos", el concepto de "nadie se compra un coche o una casa sin pagarlo a plazos"...
Y claro, cuando vés que al regalar flores la chica de tus sueños no te hace caso, que pierdes años en la empresa de mierda y tragues las horas que tragues sigues en el mismo sueldo de mierda, que aquellos con crios lo pasan peor que los que están sin ellos, que hay gente que pagas las cosas al contado y no tienen porque alquilar el dinero...pues te deprimes.
Y es tu culpa. Te deprimes porque no te das cuenta de que estas remando a contracorriente. Tódo lo que tienes es bailar al mismo ritmo que el resto del mundo.
El siglo XXI es egoista, está globalizado para poder sacar provecho de los más débiles, de los menos educados, de jugar con las leyes a tu favor y de vender tu alma para conseguir lo que quieres, porque Dios, si alguna vez hubiera existido, ya se cansó de los hombres y estamos solos.
Yo vivo en Madrid, una ciudad con cuatro millones de muertos caminando por las calles, grises, serios, arrastrando amores fracasados, yendo de unas casas frías a unos trabajos aún más fríos y encima madrugando. No conozco a gente feliz. No la conozco.
Yo he vivido en Madrid, y viajar en metro es comprar pases de butaca para el museo de los muertos vivientes. Porque estos muertos todavía insisten en creer las tonterías que nos han vendido.
El empedrado, saca-al-tarado, está muy mal. Muy mal, en serio, también para ellas. Mire usted alrededor, en este mismo subforo: inquina, odio, amargura, resentimiento, frustración, deseos de venganza, ponzoña. Y son gente que no tiene su edad, ni siquiera la mía, son gente joven, jodida, amargada, y eso antes de salir de casa. Cuando se sale de casa y se sale a la vida adulta, imagínese. Imagínese el panorama. Vamos, que no creo que sea culpa de la Gata solamente. ¿Puede que tenga cierta querencia?
Yo soy muy feliz porque bailo al mismo ritmo que el mundo. Con casi 32 años ya no quiero cambiar el mundo, sino sacar lo máximo posible de él. Si sabes que como te cases te arriesgas a perder el 50% de todo lo que has ganado, ¿para qué casarse?. Si sabes que tu mujer dejará de ser atractiva al pasar la cuarentena, ¿para qué emparejarse? Si sabes que en otra ciudad, en otro país, te van a pagar más y vas a vivir mejor, ¿que mierda haces en tu puesto de trabajo?
La felicidad se encuentra en no tratar de ir contracorriente, sino de sacar lo máximo posible de lo que tienes a mano.
Ya se que resulto aburrido, y pido perdón por ello, pero es que el más cabrón gana y no me canso de repetir la frase. Pido disculpas por ello.