Aqui vengo abanderando a los tristes. Los que busquen una buena dosis de bajón, que no pierdan detalle. Mis años de instituto fue la época más deprimente, frutrante y desperdiciada de mi vida. Era un continuo "quiero y no puedo" con unas hormonas asilvestradas hasta la demencia y una incapacidad total y absoluta para acercarme mínimante a una mujer. La distancia entre mis deseos y mis logros era infinita y las horas muertas que ahogaban mis días las llenaba con pajas desesperadas, sueños imposibles y un resentimiento cada vez mayor. Me sentía, y era estúpido, las mujeres me desaborlaban, no había manera de encontrar el camino, no conocía ni la técnica ni la táctica. Todo era lanzar cañozanos al aire sin ningún sentido que sólo servían para desmoralizarme hasta la angustia.
Lo más triste de todo era que mi mente funcionaba con ideales. Yo era puro, mis sentimientos eran puros, y mis deseos, aunque febriles y urgentes, también lo eran. Pensaba que el mundo femenino era de oro, que las taras de lo grostesco y lo inmoral no las tocaban. Pensaba que el amor lo resolvía todo y aparecía como un milagro a rescatar a un chico triste con el corazón de poeta. Este era el problema, tenía muchas ideas y muy poca experiencia. Mi referencia eran los libros y las peliculas, de ellos pretendía aprenderlo todo, encontrar las claves y siempre me sentía culpable por no ser como los héroes a los que idolatraba,...parecía tan fácil en la televisión.
Al final comprendí que sólo puedes aprender cuando te palpas el pecho y te notas las cicatrices. Ahí te das cuenta de que ya te sabes la lección. Las victorias llegaron despues de los mordiscos y las fosas y todo me pareció decepcionante y falso. Yo seguía sin comprender nada, porque nada de lo que había estado esperando había llegado. Después de todo, no era para tanto.
No hay nada lascivo ni excitante en mis años de instituto. Vivía tan colapasado por los "bellos ideales" que recuerdo que a una chica la pedí permiso para meterla mano..
-Oye, no te enfades, si no quieres lo entiendo, yo te respeto...¿te puedo meter mano?
-.....no....
Lo más lamentable de todo es que la chica lo dijo con tristeza. Creo que a la pobre yo le gustaba y andaba encariñada, pero después de aquello no tuvo más remedio que dejarme...madre mía, me he puesto colorado al recordarlo, palabrita de Inclito.