ilovegintonic
Muerto por dentro+
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banega rebuznó:Además, ninguno me leeis, qué más dará.
Falsísimo. Rubén y yo sí, debería bastarte
Mis años de instituto fueron muy parecidos a los tuyos. Yo empecé el instituto en septiembre del 89, y terminé en el 94. Los que nacieron cuando yo dejé el instituto son los que ahora están empezando -creo, si los planes de estudios de ahora mantienen más o menos la misma edad- y se van a encontrar con un panorama muy distinto. Todos nosotros, y por supuesto todas ellas, contábamos con una experiencia en el terreno sexual nula. Nula significa nula, nunca habíamos tocado a una tía -a una niña, vaya- y pasarían años hasta que las tocásemos. Hoy me temo que están más avanzados, en estos catorce años las cosas han cambiado.
Durante esos años tanto yo como la mayoría de gente con la que me juntaba nos comimos los mocos sin pelar. Para cuando empezamos a tener relación con el bello sexo ya era tarde -todo ocurre siempre demasiado tarde, todo es demasiado tarde-, casi que esas ganas infinitas de entrar a ese mundo se nos estaban pasando, a fuerza de que fuéramos vetados de él. Estábamos tan acostumbrados a perder que el ganar nos jodía, y nos resultaba extraño. Aún hoy no me quito esta sensación de que quién me ha visto y quién me ve, y río al pensarlo.
Los besos con lengua a los que se refiere banega eran el no va más, era a lo más que se podía aspirar, ni se nos ocurría que podíamos llegar a follar. Sabíamos que se follaba, sí, y también sabíamos que nosotros no, e incluso creímos que nunca lo haríamos. Bendita inocencia.
Había tres o cuatro, o cinco o seis, qué mas da, pocas, de las que se rumoreaba que follaban habitualmente, cinco o seis con fama, a saber si merecida o no, de putas (A la que estaba haciendo COU y embarazada no la cuento, pero es que tenía 23 años y estaba casada y había decidido retomar los estudios). Estas cuatro o cinco o seis estaban, para variar, con los más macarras, con los más chungos y los más chulos del instituto, con esos que ya en segundo de BUP se afeitaban y que tenían una colección de suspensos a sus espaldas enorme.
Recuerdo aún, en Colón, que nos pillaba a una manzana y era donde nos íbamos cuando hacíamos pellas y hacía buen tiempo, una conversación con media docena de chicas compañeras mías en COU. Me habían tomado como amigo -entre ellas estaba la que me gustaba, de cuyos labios había escuchado llamarme "amigo", hola, Eva- y debido a la cercanía del final del curso, y nuestra separación posterior, nos contamos todas toditas todas nuestras experiencias. Bueno, yo no tenía nada que contar, yo callé, pero contaron ellas. De todas ellas sólo una no era virgen, y si no lo era era porque su novio tenía ya veinte añazos y evidentemente iba al ritmo de él en ese terreno. Y eran las chicas perfectamente normales de clase, guapas -la media de mi instituto era dolorosamente alta, o yo la recuerdo así-, con sus novietes, sus morreos de fin de semana con gente en sitios a los que yo nunca iba, etc-, así que pude extrapolar esa media al resto de la clase, y por ende al resto del instituto. Una de cada seis había follado. Otro par había tocado una polla. El resto no había pasado de magreos por encima de la ropa. Esto en 1993, más o menos. Me gustaría saber qué media hay ahora en los institutos a la misma altura.