Kiko tiene pinta de ser de esos tíos que por los amigos hace lo que sea. Un tío legal, de los que te vas con él de juerga y acaba pagando toda la coca y los cubatas de última hora porque el amigo se ha quedado ya sin blanca y Kiko tiene un pedo mu'guapo y no quiere irse a casa porque tiene en le bote a una rubia que ha conocido en los aparcamientos de la discoteca.
A mí me encantaría ser amigo íntimo de kiko, se le ve un tío sanote, sin malos rollos. Un tío simple como el mecanismo de un botijo, una persona que no puede tener malicia ninguna. Un viva la vida, un tarambanas alocado entregado al hedonismo. Sin pretensiones, sin pedantería, sin soberbia, con humildad, con modestia.
Una de esas personas que cuando bebe se te engancha al cogote para hablarte al oído porque entre el pedo que lleva y la música alta de la discoteca no se oye ni él mismo lo que está diciendo. De esos que sudan como cerdos y que les huele el aliento a coca y wiski pero que sin embargo son tus colegas y les quieres porque tienen buen vino y no tienen problema en sacar la cartera.
No sé, me cae bien ese chaval. Tiene que montar unas fiestuquis en su keli de la hostia. Comida a platos llenos: churrasco, pizza, hamburguesas dobles, chorizitos a la barbacoa, su patita de jamón ibérico, risketos, bollos de chocolate, cervecita fría, licores varios, bourbon, su cd con rayitas de coca, sus porretes rulando, etc. Chonis y poligoneras de todos los palos para follar si alguno quiere ir en plan romántico. A última hora kiko tira de agenda y llama a una puta de confianza para follársela entre todos los amigos íntimos y que será el colofón a una de las fiestas inolvidables del gran Kiko, Paquirrín para los amigos.