Un día sucede. Y es incontestable, irreversible, devastador. La luz de 50w del halógeno del baño cae sobre tu cabeza como el rayo fulminante del Creador iluminando la NADA, la deforestación de un territorio que hace no mucho embellecía una áurea melena que podía ser la Agamenón o la del divino Alejandro. Apagas la luz y lloras en penumbra, mientra tus dedos vagan entre los escombros de un antiguo imperio capilar, surcando la tierra yerma de tu epidermis craneal. Espacios infinitos separan cada folículo piloso incapaces de dar lustre a tu privilegiada calavera. Buscas alguna esperanza en el camuflaje, en algún tipo de estudiada arquitectura que ponga a salvo tus vergüenzas. Todo para un lado, para el otro, al frente y hacia atrás. La laca no funciona, la espuma es un horror, el agua te masacra y el peine abre trincheras y abismos. Eres un emperador desnudo paseando entre la plebe insolente. No hay remedio ni bálsamo que contenga la lepra que devora un cabello que fueron hilos de oro y seda oriental.
No has cumplido aún los 30, ¡que joven para morir!, y asumes el destino ignominioso de un herencia capilar humillante. Hay que raparse, descubrir al mundo tus faltas ocultas, tus taras ancestrales, los desperfectos de un cuerpo "mortal y rosa". El matarife de las tijeras, homosexual y pizpireto, procede con su estoque, te desmocha como un árbol podrido, apuntilla tu cresta real y te empuja a un mundo despiadado. Que desnudo y ridículo, que titánica tarea contener las lágrimas y el espanto. Ocurre entonces que incluso caminando entre tinieblas, buscando las esquinas y sorteando la luz criminal de las farolas eres un PUTO faro, una PUTA luciérnaga atrayendo las miradas y la luz del mundo sobre tu cabeza desnuda y vergonzante. El tráfico se detiene, el eje de Tierra hace una pausa y las mujeres más hermosas y añoradas del mundo, acuden en manada y se plantan frente a ti. Los telediarios interrumpen su guión con una noticia de urgencia: calvo a la vista.
Eres un calvo. Calvo, calvo y retequecalvo. Calvo, levántate y anda. Calvo sal al mundo a buscar hembras. Calvo, tu no eres Bruce Willis, que coño, ni siquiera eres Alfredo Landa ni Chanquete. Calvo, a Rubalcaba no le votan porque es calvo. Calvo ponte un gorro, de lana, que se te enfrían las ideas. Calvo,esto...nah, paso, a ti no te lo digo, que eres calvo. Calvo, calvorota, calvencio. ¿Nos metemos con el gordo? No te pases tío, que se traumatiza y se vuelve anoréxico, mejor con el Calvo. Calvo, ¿donde termina la cara y empieza la frente?. Calvo, la vida es un tómbola y a ti te ha tocado ser Caaaaalvo. Calvo, tomate una lata de atún Calvo, claro. Me lo ha dicho Alberto Bonilla Sevillano, compañero tuyo de pupitre, que vive la calle General Mola, 23 y cuyo numero de dni es el 69696969xxx y que hace tres años te donó un riñon ¿quieeeeeen? El que parece tonto, que tiene una hermana con las tetas gordas como sandias. Ah, si coño, el CALVO.
.....Calvo, ten cuidado, Mundele banea con espacial saña...a los calvos.