Once años en el centro del continente, y nunca llamo a la puerta un vendedor o un cuentacuentos biblico. Los que joden son los que llaman por telefono, ofreciendo contratos de SKY (tv satelital), pero para eso ayudan webs como Tellows, donde la gente advierte a que numeros no contestar.
Lo que si se da por estas tierras, y asi le engañaron a la abuela de una colega, es juntar grupos grandes de viejunos, a los que suben a autocares hacia un destino rural cercano por un precio módico, en el cual les entretienen con cosas propias de su edad (bingo y similares), les dan de comer, y cuando han alcanzado el maximo de alegria con este “chollo all included”, le clavan dos colchones a cada uno, a precio de cinco. De paso, son colchones de calidad mediocre para abajo.
Los vendecolchones estos se aprovechan de que la gente de por aqui esta geneticamente programada a retribuir siempre, y a hacer lo que todo el resto hace. No soportan la presion de grupo, y entienden poco aquello de ser individual, especialmente los viejunos de pueblos.