Atendiendo a este criterio, las diferencias fundamentales son: el propano ebulle a una temperatura mucho más baja que el butano y ejerce más presión sobre las paredes del contenedor. La primera juega a nuestro favor; la segunda, en contra. Ahora vemos cómo y por qué. El propano ebulle (esto es, pasa de líquido a gas) a presión ambiente a una temperatura de alrededor de -40ºC mientras que para el butano esta temperatura es de aproximadamente -1ºC. Resulta curioso, acostumbrados a considerar como "ebullición" lo que hace el agua a partir de los 100ºC, de forma que asociamos el concepto de ebullición a dicha temperatura... pues no. Eso es verdad para el agua pero otros elementos tienen otras propiedades y el propano ebulle a -40ºC y el butano a -1ºC. Esto es muy importante: recordemos que, para que podamos usar propano o butano como combustible, debemos prender moléculas de los mismos en estado gaseoso. Debo decir que no sé muy bien por qué es así (esto es, por qué no se puede prender el propano/butano líquido... ¿o se puede? no sé qué pasaría) pero tomémoslo como axioma, así es como funcionan los hornillos convencionales de gas. Problema inmediato: ¿qué pasa con el butano cuando hace una temperatura inferior a -1ºC? esto no es una circunstancia rara en absoluto, según el clima y la estación. Pues lo que pasa es que abres la válvula y... ¡no pasa nada!. El butano no ebulle, no sale por la espita y el hornillo no funciona. El gas no es gas, se mantiene en estado líquido, dentro de la bombona y nos quedamos sin comida caliente... o, directamente, sin comida.