Que bonito, me recuerda al mío. Solo que el borracho que le sabía la boca a cenicero era yo.
Estoy en el equipo destroyer de
@Cáncer de Colon
Historia 1:
Tendría 14 o 15 años, o a saber. Era verano, teníamos entre unos setos un montón de sofás y colchones y nos pasábamos allí los días fumando porros y bebiendo. Un día llegaron unas amigas de no sé quién e inexplicablemente le gusté a una, los demás se fueron a dar un paseo. Tenía un montón de relleno en el sujetador.
Historia 2:
Fiesta de cumpleaños en casa de una compañera de clase, en un pueblo entre las montañas. Acabé toda la noche diciendo gilipolleces en una cama con una amiga de la cumpleañera que venía de Madrid.
Me dijo que iban a ir a un concierto de rap en la cubierta de Leganés y allí que me fui para verla.
Como soy retrasado me hice un porro gigante (una ele gordísima) de mariguana en la puerta de la estación de Príncipe Pío y cuando me lo encendí un secreta me obligó a romperlo y tirarlo. Como los tontos tenemos suerte no me multó. Como era muy tonto y no me administraba una mierda esa era la única maría que tenía para pasar la tarde. (Al final conseguí sobrevivir con los porros y bebidas que la gente iba pasando).
Yo tenía ganas de estar con ella pero no sabía ni que se podía besar a las mujeres, tampoco sabía por dónde me daba el aire... Pues una vez empezado el concierto, estábamos abrazados, creo que empecé abrazándola yo por detrás y ella se acabó girando, y me empezó a decir algo. Yo no la oía con tanto ruido y no la entendía con mi retraso autístico, se lo pregunté 15 veces y ella me respondió a gritos 14, en vez de volver a responder me empezó a besar. A lo largo de esos besos infinitos, o con el paso de los días, entendí que ella me decía: "tengo muchas ganas de hacer algo".
Como podréis comprender no recuerdo cuál de ellas es la primera... y mira que en esos años no quería saber nada de las mujeres (ni ellas de mí) y no tengo más historias de besos.
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