FanatiK
Forero del todo a cien
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- 6 Jul 2007
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Desde siempre he sido un manojo de nervios. Ante cualquier confrontación física me he comportado como un algodón de azúcar, mi instinto de supervivencia me ha hecho afinar mis sentidos para reaccionar con técnicas evasivas meticulosamente perfeccionadas como cuando una mujer y su marido me atacaron ella con su bolso de Bimba y Lola y él con un puñetazo a mi nariz.
Me coloqué en el suelo en una estudiada posición fetal creando una fortaleza con mis brazos para proteger mi cara, aunque el temprano puñetazo fue certero.
Tras el confinamiento, tanto distribuidores como comerciales en mi sector nos tiramos a la calle como auténticos posesos a intentar recuperar las pérdidas ocasionadas por el virus. Por suerte, nuestro sustento depende de los salones de belleza los cuales no han sufrido un gran impacto, incluso han visto aumentada su facturación con el boom de clientela que obtuvieron tras su reapertura.
Servidor, dedicado los últimos años únicamente a comprar existencias a la distribuidora central y a gestionar promociones y contratos, me ví en la obligación de salir a visitar y a explorar nuevos salones junto a mis lacayos.
Me dispuse a tantear Palencia, ver cómo respiraban allí los salones pero tras las primeras visitas las propietarias sorprendidas me respondían :
- Ya no viene Jose?
- Esque acaba de estar el chico de esta firma
- Que eres el nuevo?
Sabía que estaba en territorio hostil, propiedad de otro distribuidor que como yo, había pagado la exclusividad para vender en esa zona. La verdad no me importaba mucho, si podía rascar algo en algún salón limítrofe a mis dominios eso que me llevaba además del placer de volver a sentirme como una cucaracha arrastrándome en la mierda para sacar los cuartos a alguna Charo.
Tras una intensiva mañana de visitas, el éxito en un par de salones me hizo merecedor de un cortado y una buena sesión de deposiciones.
Entre a una cafetería y me reposé en la barra junto a dos hombres guardando la consabida distancia de seguridad, coloqué mi cartera de trabajo en el taburete y me quité la mascarilla mientras sugería al camarero la temperatura del cortado.
"Del tiempo eh"
Como buena maruja, puse la antena para escuchar la conversación de aquel par.
- Y ya me toca los cojones que ahora se salten a la torera los contratos
- Esque no puede ser!!
- No si manda cojones es una vergüenza.
Me intrigaron las quejas de aquellos hombre y tras inclinarme un poco hacia adelante pude observar los logotipos de mi firma en sus tablets, y un par de botes de pigmentos puros para el cabello, novedad tras el coronavirus para acelerar el proceso de teñir a las señoras y que la peluquera pueda abarcar más clientes.
Siguieron su conversación sobre el novedoso producto hasta que uno de ellos se percato de mi presencia a lo cual hecho un vistazo desde mis relucientes zapatos, pasando por mi cartera hasta el último pelo de mi cabeza. Intenté colocarme estratégicamente entre el taburete y ellos para impedir que viera mi cartera sentándome sobre ella pero el avispado comercial enemigo me vio en plena faena.
- Oye, tu eres comercial de esta firma?
El frío entró por mi cuerpo y paralizó todas mis funciones motoras
- Yo?, (mirando a un lado y a otro) No...
- Hombre si te estoy viendo ahí la cartera
Ambos comenzaron a montar una escenita en la cafetería, me insultaban, se ponían rojos sus venas se hinchaban más y más
Me empezó a entrar la risa floja producto del nerviosismo ante una confrontación pero interpreté que tomando el cortado contrarrestaría mi seca boca para argumentar con aquellos bárbaros.
- No, te hace gracia no? Con la que está cayendo y tú te ríes, te hace gracia??
Se me acercaron peligrosamente y comenzé a temblar. Las tremendas sacudidas propiciaron la caída del vaso con el cortado rompiendo en mil pedazos a la vez que empapaba los zapatos de los agresores.
- Cagon Dios!!!
El más afectado por el baño de café dió un salto hacia atrás y con un aspaviento derramó el bote de pigmento puro tiñendo las pantallas de sus tablets.
- Eres un payaso, un payaso!!!
Uno de ellos tras comprobar el incidente se giró para levantar su mano implacable con destino a mi cuidada cara. Me tapé con las dos manos el rostro mientras entre el dedo índice y el contiguo observaba por un hilo de visión cómo iba a ser la trayectoria del impacto.
- Las tablets!!! Exclamó el otro
La mano se detuvo en lo más alto a lo que aprpveché para dar un brinco del taburete coger mi cartera y salir pitando como una gacela, subiendo los tres escalones de la entrada de un saltito.
- Gilipollas!!!
- Oye, eh!! El cortado!!! 1.20€!!!!
Y vosotros, ¿Habéis tenido que sacar la mano en el trabajo? ¿Os habéis achantado como ratas ante un superior o no os come la tostada ni cristo?
Me coloqué en el suelo en una estudiada posición fetal creando una fortaleza con mis brazos para proteger mi cara, aunque el temprano puñetazo fue certero.
Tras el confinamiento, tanto distribuidores como comerciales en mi sector nos tiramos a la calle como auténticos posesos a intentar recuperar las pérdidas ocasionadas por el virus. Por suerte, nuestro sustento depende de los salones de belleza los cuales no han sufrido un gran impacto, incluso han visto aumentada su facturación con el boom de clientela que obtuvieron tras su reapertura.
Servidor, dedicado los últimos años únicamente a comprar existencias a la distribuidora central y a gestionar promociones y contratos, me ví en la obligación de salir a visitar y a explorar nuevos salones junto a mis lacayos.
Me dispuse a tantear Palencia, ver cómo respiraban allí los salones pero tras las primeras visitas las propietarias sorprendidas me respondían :
- Ya no viene Jose?
- Esque acaba de estar el chico de esta firma
- Que eres el nuevo?
Sabía que estaba en territorio hostil, propiedad de otro distribuidor que como yo, había pagado la exclusividad para vender en esa zona. La verdad no me importaba mucho, si podía rascar algo en algún salón limítrofe a mis dominios eso que me llevaba además del placer de volver a sentirme como una cucaracha arrastrándome en la mierda para sacar los cuartos a alguna Charo.
Tras una intensiva mañana de visitas, el éxito en un par de salones me hizo merecedor de un cortado y una buena sesión de deposiciones.
Entre a una cafetería y me reposé en la barra junto a dos hombres guardando la consabida distancia de seguridad, coloqué mi cartera de trabajo en el taburete y me quité la mascarilla mientras sugería al camarero la temperatura del cortado.
"Del tiempo eh"
Como buena maruja, puse la antena para escuchar la conversación de aquel par.
- Y ya me toca los cojones que ahora se salten a la torera los contratos
- Esque no puede ser!!
- No si manda cojones es una vergüenza.
Me intrigaron las quejas de aquellos hombre y tras inclinarme un poco hacia adelante pude observar los logotipos de mi firma en sus tablets, y un par de botes de pigmentos puros para el cabello, novedad tras el coronavirus para acelerar el proceso de teñir a las señoras y que la peluquera pueda abarcar más clientes.
Siguieron su conversación sobre el novedoso producto hasta que uno de ellos se percato de mi presencia a lo cual hecho un vistazo desde mis relucientes zapatos, pasando por mi cartera hasta el último pelo de mi cabeza. Intenté colocarme estratégicamente entre el taburete y ellos para impedir que viera mi cartera sentándome sobre ella pero el avispado comercial enemigo me vio en plena faena.
- Oye, tu eres comercial de esta firma?
El frío entró por mi cuerpo y paralizó todas mis funciones motoras
- Yo?, (mirando a un lado y a otro) No...
- Hombre si te estoy viendo ahí la cartera
Ambos comenzaron a montar una escenita en la cafetería, me insultaban, se ponían rojos sus venas se hinchaban más y más
Me empezó a entrar la risa floja producto del nerviosismo ante una confrontación pero interpreté que tomando el cortado contrarrestaría mi seca boca para argumentar con aquellos bárbaros.
- No, te hace gracia no? Con la que está cayendo y tú te ríes, te hace gracia??
Se me acercaron peligrosamente y comenzé a temblar. Las tremendas sacudidas propiciaron la caída del vaso con el cortado rompiendo en mil pedazos a la vez que empapaba los zapatos de los agresores.
- Cagon Dios!!!
El más afectado por el baño de café dió un salto hacia atrás y con un aspaviento derramó el bote de pigmento puro tiñendo las pantallas de sus tablets.
- Eres un payaso, un payaso!!!
Uno de ellos tras comprobar el incidente se giró para levantar su mano implacable con destino a mi cuidada cara. Me tapé con las dos manos el rostro mientras entre el dedo índice y el contiguo observaba por un hilo de visión cómo iba a ser la trayectoria del impacto.
- Las tablets!!! Exclamó el otro
La mano se detuvo en lo más alto a lo que aprpveché para dar un brinco del taburete coger mi cartera y salir pitando como una gacela, subiendo los tres escalones de la entrada de un saltito.
- Gilipollas!!!
- Oye, eh!! El cortado!!! 1.20€!!!!
Y vosotros, ¿Habéis tenido que sacar la mano en el trabajo? ¿Os habéis achantado como ratas ante un superior o no os come la tostada ni cristo?