La mayoría son mala gente, sobre todo (en realidad había puesto sobre todo junto porque soy un subnormal) hasta los 25, a partir de ahí ya se suelen asentar y pasan de joder la marrana (robarte el móvil, peleas, etc) más allá de sus menudeos y meterse de okupas, que eso es harina de otro costal.
Me ha tocado convivir con ellos toda la vida, no hay nada que negociar, si tienen ganas de tocarte los cojones, lo van a hacer, y ese es el problema que suelen ser todos menores los que la montan o madres con los críos.
Si les plantas cara, peor, vienen los hermanos primos... y su puta madre. Lo único negociable es con el patriarca, que es al único que respetan, cuando las cosas se han ido de madre o necesitas algo que te han robado, hay que acudir a el, previo pago de la tasa.
Uno solo bien, son llevables y graciosos muchas veces, a mí no me hacen ninguna gracia, los aborrezco, me recuerdan a los andaluces, sobre todo a los sevillanos, igual de asquerosos. Cuando son varios, empieza su show, con sus palmitas y su mierda, cuando me toca estar ahí, por mala fortuna, siempre me arrepiento de no llevar encima un poco de cianuro o antrax.