metadona_user rebuznó:
[quote¡Deja de lloriquear y cuentanos tu experiencia!
Mi experiencia fue de lo más normal, nada comparado con el rumbo que están tomando las cosas. En la última sesión de información del programa Erasmus a la que fui invitado (sigo vinculado a mi universidad de destino, que prefiero no citar) me quedé de piedra cuando supe que el principal destino para los alumnos de esa universidad es Rumanía, que ya se agregó al programa hace unos cursos. ¿Rumanía? Alguien me puede explicar para qué cojones se va alguien a Rumanía a estudiar? Por aprender rumano no será, y por el nivel educativo tampoco. Está más que claro: los erasmus van a la drogaina y al puteo barato. Da asco.
Resumir todo un año de experiencias erasmus es algo complicado. Pero en lo que a folleteo se refiere hay poco que contar. El conjunto de erasmus de aquel año era de lo más variado: italianos, franceses, holandeses, alemanes, portugueses, ingleses, griegos... Los que pasaron de la integración y aprendizaje cultural del país de acogida se comieron los mocos. Sólo un par de ingleses, borrachos consumados, follaban entre ellos. Lo sabía todo el mundo, y poco a poco propios y ajenos le hicieron el vacío. No recomiendo nada esa actitud. Para follar con españoles no hace falta coger un avión.
Los que optaron por el círculo de amistades erasmus tuvieron algo más de suerte. Haciendo memoria, recuerdo que un español iba de vez en cuando a mi piso, para follisquear con una italiana de tetas caídas. Y una española norteña acabó liada con un italiano gordo, calvo y seboso.
Los italianos iban de putas en grupo, pero siempre fueron muy discretos.
También había lagartonas que iban a sacar tajada. Una española que le echaba los trastos a todo el mundo acabó enganchando a un jovencito empresario de TVE que pasaba por allí. Los volví a ver dos años después empujando un carrito de bebé.
Y por último están lo que, como yo, preferían empaparse de la ciudad de acogida hasta las trancas. En este caso lo de follar es más complicado, pero para mí era secundario. Como nunca me he comido un rosco tampoco me agobiaba esa cuestión. Me fui a vivir a un piso compartido com estudiantes oriundos del lugar, un portugués y una italiana (la que se follaba al españolito). Entré en un círculo de amistades bien distinto, a la vez que seguía al tanto de todo el mundillo erasmus.
Pasados unos meses conocí a una becaria de la universidad, que vivía a pocos kilómetros de allí. Un profesor que teníamos en común nos puso en contacto para que le ayudara con unas cosillas en español. Nos conocimos y quedamos unas cuantas veces. Primero en la biblioteca, luego en la cafetería, etc. hasta que un día vino al super-piso erasmus.
Al principio no pasó nada, aunque la "tensión sesuá" se mascaba en el ambiente. Pero una tarde nos fuimos al cuarto, que yo tenía compartido con otro chico. Fue el primero de varios polvetes que me dejaron muy buen recuerdo de aquel año erasmus.
Mis polvetes fueron para mi uso y disfrute personal, nada de cotilleo erasmus. Todos acababan publicando lo que había hecho mengano o fulano, mientras todos se comían los mocos. Iban todos salidos, pero las señoritas del lugar no eran tontas.