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Miembro eliminado FLM
Guest
Hola hamijos,
Tras el reciente hilo de si tener coche o no es buena idea, sería interesante extrapolarlo a muchos más aspectos que el mercado turbocapitalista tiene pensado para nuestro futuro bienestar (LOL).
Básicamente, la idea consiste en no vender bienes, sino servicios. Es decir, vivir en un perpetuo estado de alquiler, pagando una suscripción mensual por cada servicio básico que consumimos. Lo que en un primer momento parece el summun de la comodidad, encierra unas terribles dudas para el día a día.
Veamos algunos ejemplos.
Se promueve el streaming (Netflix), frente a poseer DVDs y Blu-rays.
Se promueve el streaming de videojuegos (Steam), frente a poseer el videojuego físico.
Se promueve no comprar coche propio, sino pásarse a BlaBlaCar, Cabify, transporte público, etc. Y si todavía quedan ganas de comprarse uno, la centralita del mismo funcionará como una máquina arcade: Insert coin o no me muevo ni un milímetro.
No es casual que con la vivienda ocurra lo mismo. Aunque en España les está saliendo el cochino mal capao y el alquiler está alcanzando precios prohibitivos que hasta la hipoteca parece una opción factible.
El libro electrónico, ídem. Fuera todas esas estanterías de papel inflamable, y sustituyalas por ficheros legibles por el Kindle, que así sabremos que clase de literatura consume ustec y se los podremos borrar remotamente si nos place. Los libros de textos académicos también, por cierto.
Etc...
El mayor problema de todo ésto, es que además hace falta, una conexión a Internet permanente (LOL) para cotejar que efectivamente estamos haciendo uso del servicio, enviando telemetría en modo 24/7 y siendo susceptible de ser juakeado y terminar con el servicio cortado por una deuda que el ciberdelincuente ha puesto a nuestro nombre. O que si la conexión a Internet sufra una pequeña avería, dejemos de tener acceso a todos esos cables virtuales que sostienen nuestra pertenencia a la red global. O que aparezcamos en una lista de morosos que sea accesible por varias empresas a la vez, y nos ejecuten un apagón binario con todas sus consecuencias.
Éso puede derivar en una denegación de servicio real, en volverse un paria digital (y social) con un par de clics.
Por no mencionar que lo digital es tan volátil que con una pequeña instrucción, petabytes de datos pueden terminar en el olvido para siempre, en nombre de la rentabilidad empresarial, los cambios en las condiciones del servicio (pueden ocurrir en cualquier momento y sin previo aviso) o porque la empresa ha cambiado de manos o se ha declarado en quiebra y no hay réplica posible de los datos (sería ilegal).
¿Estamos en la antesala de la distopía del conocimiento y el posible fin de la propiedad privada?
Discuss.
Algunos enlaces interesantes:
Tras el reciente hilo de si tener coche o no es buena idea, sería interesante extrapolarlo a muchos más aspectos que el mercado turbocapitalista tiene pensado para nuestro futuro bienestar (LOL).
Básicamente, la idea consiste en no vender bienes, sino servicios. Es decir, vivir en un perpetuo estado de alquiler, pagando una suscripción mensual por cada servicio básico que consumimos. Lo que en un primer momento parece el summun de la comodidad, encierra unas terribles dudas para el día a día.
Veamos algunos ejemplos.
Se promueve el streaming (Netflix), frente a poseer DVDs y Blu-rays.
Se promueve el streaming de videojuegos (Steam), frente a poseer el videojuego físico.
Se promueve no comprar coche propio, sino pásarse a BlaBlaCar, Cabify, transporte público, etc. Y si todavía quedan ganas de comprarse uno, la centralita del mismo funcionará como una máquina arcade: Insert coin o no me muevo ni un milímetro.
No es casual que con la vivienda ocurra lo mismo. Aunque en España les está saliendo el cochino mal capao y el alquiler está alcanzando precios prohibitivos que hasta la hipoteca parece una opción factible.
El libro electrónico, ídem. Fuera todas esas estanterías de papel inflamable, y sustituyalas por ficheros legibles por el Kindle, que así sabremos que clase de literatura consume ustec y se los podremos borrar remotamente si nos place. Los libros de textos académicos también, por cierto.
Etc...
El mayor problema de todo ésto, es que además hace falta, una conexión a Internet permanente (LOL) para cotejar que efectivamente estamos haciendo uso del servicio, enviando telemetría en modo 24/7 y siendo susceptible de ser juakeado y terminar con el servicio cortado por una deuda que el ciberdelincuente ha puesto a nuestro nombre. O que si la conexión a Internet sufra una pequeña avería, dejemos de tener acceso a todos esos cables virtuales que sostienen nuestra pertenencia a la red global. O que aparezcamos en una lista de morosos que sea accesible por varias empresas a la vez, y nos ejecuten un apagón binario con todas sus consecuencias.
Éso puede derivar en una denegación de servicio real, en volverse un paria digital (y social) con un par de clics.
Por no mencionar que lo digital es tan volátil que con una pequeña instrucción, petabytes de datos pueden terminar en el olvido para siempre, en nombre de la rentabilidad empresarial, los cambios en las condiciones del servicio (pueden ocurrir en cualquier momento y sin previo aviso) o porque la empresa ha cambiado de manos o se ha declarado en quiebra y no hay réplica posible de los datos (sería ilegal).
¿Estamos en la antesala de la distopía del conocimiento y el posible fin de la propiedad privada?
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