En algunas señoras hay un momento en el que cambian y todo aquello que les gustaba antes ya les desagrada; la amabilidad se torna en exigencia y el amor en histeria pura.
En mi caso, fue a los 2 meses después de la boda. Aquello tan idílico se tornó en una tormenta de reproches por la mínima excusa. Cuando se le ha preguntado por ese cambio, niega la mayor y echa balones fuera echándome la culpa a mi en la mayor parte de los casos.
Sin embargo, pronto reconocí los síntomas de las personas tóxicas. El cambio se produjo cuando no tenía miedo de las consecuencias.
De hecho, cuando algo no le venía Bien, simplemente amenazaba con las consecuencias de un divorcio y esas cosas de feminiodes.
La solución paso por mi evolución. Como un pokemon cualquiera, uno de mis superpoderes consiste en comunicar que me la suda las consecuencias y que no tengo mucho tiempo que perder, a cada conato de discusión absurda.
Eso me ha llevado a una mejor vida mental y a disfrutar de muchas cosas que hacía tiempo que no disfrutaba.
A alguien más le ha sucedido esto?
Yo mismo. No me casé, el cambio, o más bien cuando empezó a mostrar sus verdaderos colores y su mascara de cordura se fue al garete fue al mes y medio de vivir juntos o más bien, al mes y medio de que finalmente se instaló, cual malware difícil de quitar, en mi morada. Al mes y medio fallece, por cosas que no vienen al caso, su hermano. Y se convirtió en una perra neurótica y obsesiva a la que nada le venía bien. Fue un año de discusiones tras discusiones por gilipolleces, peleas, celos sin sentido e incluso alguna vez llegamos un poco a las manos. Yo tuve que contenerme mucho porque sinceramente la hubiese matado a golpes con mucho gusto. Sinceramente a veces empatizo con los hombres que salen en las noticias como "perpetradores de violencia machista" ya que una mujer puede tocar los cojones mucho y nosotros, como hombres, interiorizamos toda esa mierda y en algún momento estalla.
Prosigo. Al dejarle las puertas abiertas de mi casa, eso terminó significando que poco a poco me la fue cambiando toda al punto que ya no sabía donde mierda estaba cada cosa y que mi espacio fue reduciéndose ya que habían cajas y cajas de sus mierdas, que a saber qué eran y qué trapitos que jamás se ponía. Sin darme cuenta, lentamente, tuve un Nuevo Orden en mi casa. Y eso me llevaba a más peleas, discusiones o peor aún, yo acumulando mierda por dentro.
A pesar de todo, la quería y teníamos muchos gustos y opiniones en común. No me ponía pegas a mis aficiones y mis cosas, como suelen hacer las mujeres. Así que en ese punto bien. También el hecho de que no fuera una progre feministoide de mierda como suelen ser el 99% de las mujeres actuales era un gran punto a favor. Teníamos nuestros buenos momentos de felicidad y complicidad.
Pero no esto no era más que un oasis en el desierto. La realidad es que llegué a un punto que prefería estar en el trabajo, solo y en silencio, que en mi casa. Mi casa ya no era mi casa. Ya no era donde me refugiaba del mundo. Ya no era el lugar para el reposo del guerrero. Era un lugar donde simplemente iba a dormir. Me miraba en el espejo y ya no me reconocía. La ropa que solía usar, ya no me entraba. Tenía un puto estrés de caballo y me estaba pasando factura a nível físico. El sexo con ella ya era rutinario, aburrido y sin gracia. No hay nada peor que follar con alguien a quien detestas. Y tampoco es que ella se lo currara mucho como al principio. Algo muy típico en ellas.
Y llegó finalmente el momento que ya no pude más. Al igual que el conferero
@okey25 decidí evolucionar o lo que fuera:
Si me montaba un pollo, sinceramente me la sudaba. No entraría en su juego.
Si me amenazaba con una denuncia de viogen, me la sudaba. De hecho contraatacaría con una denuncia por daño psicológico y moral que era más que real.
Al final hablé, di mi ultimatum. Hubo repataleos, reproches e insultos. Me la sudó. Estuve frío y parco en palabras. No quería seguirle el juego. Solo quería sacarla de mi vida. Le dí un fin de semana para recoger sus cosas y así hizo.
Hoy en día sigo con las secuelas físicas, pero estoy bien. Ya me saqué un cáncer de encima, ahora queda algo de quimio por las dudas.
Mi teoría es, que ellas nacen, crecen, llegan a la pubertad y a partir de comerse el primer morrete ya empiezan a soñar, a desear y vivir el día de la boda. Si, creo que van por ahí los tiros. Desean casarse, vestirse de blanco ser las reinas por un día desean que todo salga bien que todos sus invitados disfruten, su familia lo pase bien y todo salga de verdad de deporte.
El otro mazo de la baraja, son las que se casan por lo humilde por el juzgado, con menos invitados y menos mierdas y pifostios pero siguen siendo las reinas ese día aunque hayan 3 amigos y 2 familiares, es su día. Es el día para el que llevan tantos años planeando y soñando.
Y cuando se dan cuenta que ese día ya pasó, que ya están casadas, y que ya se han merendado su juventud y estan a los postres con la madurez, les entra el cague, el agobio y la ansiedad. Y quien paga esa factura...??? pues nosotros que estamos ahí a todo.
Interesante teoría. Cuando logran su objetivo se sienten vacías y descargan sus frustraciones con el de al lado.