El domingo fuimos a por níscalos y no vimos ni uno, pero ni uno!!! Setas muchas, unas muy pequeñas que no conocemos y no tienen pinta de ser comestibles, más que nada porque las hay en la misma carretera y no se las llevan los domingueros.
La que sí estuvo a punto de pillar algo fue la perrina. Una vez que estábamos rodeados de jaras se puso como una loca a ladrar y luego como a llorar, pensábamos que la había atacado algo. Creemos que era un conejo o liebre y se puso nerviosa porque se le escapó.