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"Los métodos perversos del feminismo funcionan porque las mujeres estamos ganando.
Es más, estamos volviendo el sistema opresor patriarcal de los hombres contra ellos mismos. Las mujeres hemos ganado más poder que los hombres mientras la sociedad aún nos considera como víctimas indefensas. De este modo, las mujeres nos beneficiamos tanto de los beneficios de ser víctimas como de la fuerza del agresor.
Además podemos hacerlo abiertamente, ocultas por la simple ceguera selectiva de la sociedad hacia la maldad de las mujeres. Es la sociedad patriarcal la que siempre nos ve como damiselas en apuros. Es la sociedad patriarcal la que se burla de la idea de un hombre siendo víctima de una mujer. Es la sociedad patriarcal la que define la violencia sólo como física, en términos de palizas y huesos fracturados, pero nunca en términos de falsas acusaciones y vidas rotas. Incluso aún cuando los estudios muestran que las mujeres somos tan violentas como los hombres, incluyendo la violencia verbal, maltrato psicológico, abuso emocional, la sociedad patriarcal simplemente no concibe a las mujeres como agresoras.
Aún siendo los hombres con mucha diferencia los que tienen mayor riesgo de ser víctimas de crímenes como los homicidios, los hombres siguen siendo percibidos como merecedores de menor protección.
En otras palabras, mientras que las mujeres sigamos ganando poder en política, podemos enviar directamente a la muerte a los hombres en cualquier guerra sin tan siquiera tener que ir nosotras. Estamos venciendo a los hombres convirtiendo la clásica orden del capitán de navío "las mujeres y los niños primero" en "los hombres al final" mientras su barco se hunde.
Los medios de comunicación aseguran la condena pública de cualquiera que alce una voz en defensa de los derechos de los hombres, aunque sean mujeres.
¿Y por qué? Porque destruir a un hombre es un negocio rentable, y la mayoría de los medios de comunicación hacen negocio propagando poderosos escándalos contra los hombres. Los abogados que defienden a los hombres en esas alegaciones ganan ridículas cantidades de dinero. Y las mujeres nos aprovechamos de esas escandalosas alegaciones contra los hombres en forma de prebendas legales, promoción laboral o mejores oportunidades, y la simpatía social.
Ciertamente, el poder de las mujeres para destruir a un hombre es mayor que nunca, y nuestro tiempo ha llegado".
—Angela Confidential Psy.D., 2018
'How to Destroy a Man Now (DAMN)'
Es más, estamos volviendo el sistema opresor patriarcal de los hombres contra ellos mismos. Las mujeres hemos ganado más poder que los hombres mientras la sociedad aún nos considera como víctimas indefensas. De este modo, las mujeres nos beneficiamos tanto de los beneficios de ser víctimas como de la fuerza del agresor.
Además podemos hacerlo abiertamente, ocultas por la simple ceguera selectiva de la sociedad hacia la maldad de las mujeres. Es la sociedad patriarcal la que siempre nos ve como damiselas en apuros. Es la sociedad patriarcal la que se burla de la idea de un hombre siendo víctima de una mujer. Es la sociedad patriarcal la que define la violencia sólo como física, en términos de palizas y huesos fracturados, pero nunca en términos de falsas acusaciones y vidas rotas. Incluso aún cuando los estudios muestran que las mujeres somos tan violentas como los hombres, incluyendo la violencia verbal, maltrato psicológico, abuso emocional, la sociedad patriarcal simplemente no concibe a las mujeres como agresoras.
Aún siendo los hombres con mucha diferencia los que tienen mayor riesgo de ser víctimas de crímenes como los homicidios, los hombres siguen siendo percibidos como merecedores de menor protección.
En otras palabras, mientras que las mujeres sigamos ganando poder en política, podemos enviar directamente a la muerte a los hombres en cualquier guerra sin tan siquiera tener que ir nosotras. Estamos venciendo a los hombres convirtiendo la clásica orden del capitán de navío "las mujeres y los niños primero" en "los hombres al final" mientras su barco se hunde.
Los medios de comunicación aseguran la condena pública de cualquiera que alce una voz en defensa de los derechos de los hombres, aunque sean mujeres.
¿Y por qué? Porque destruir a un hombre es un negocio rentable, y la mayoría de los medios de comunicación hacen negocio propagando poderosos escándalos contra los hombres. Los abogados que defienden a los hombres en esas alegaciones ganan ridículas cantidades de dinero. Y las mujeres nos aprovechamos de esas escandalosas alegaciones contra los hombres en forma de prebendas legales, promoción laboral o mejores oportunidades, y la simpatía social.
Ciertamente, el poder de las mujeres para destruir a un hombre es mayor que nunca, y nuestro tiempo ha llegado".
—Angela Confidential Psy.D., 2018
'How to Destroy a Man Now (DAMN)'