Kokillo rebuznó:
Rally. Embarazadas. Gallegos. Muertos. Blao
La mujer de mi hermano me lleva un par de años. Es médico, en uno de los hospitales del sur de Madrid, ejerciendo una especialidad chunga, de las que te pueden hacer abdicar de las ganas de vivir y de la humanidad en general (y la mía no es precisamente EuroDisney). El 11M de 2004 la explosión de los trenes la pillo en itinere hacia su trabajo: tuvo que ver el horror, las mutilaciones, los muertos, fue de las primeras en ayudar en las evacuacuaciones de heridos. Pasó varios días muy tocada anímicamente, a pesar de la costumbre implícita a su trabajo. Una mujer con una empatía y una educación sentimental quizás ya anticuadas, de otros tiempos y costumbres.
Ayer a primera hora de la mañana pude ver en las redes sociales la foto de una mujer que conozco, antigua compañera de trabajo, bastante más joven que yo. Estaba convenientemente disfrazada para las labores sanitarias del que luego sería el rally (en la prensa escriben rali, a mí me cuesta) de la muerte. A primeras horas de la noche su muro empezó a llenarse de comentarios preocupándose por su estado físico y anímico, a los que respondió escuetamente diciendo que estaba bien y le hubiese gustado hacer más.
Hoy le eché una mirada a su Face, más que nada para ver que tal lo llevaba. Y me encontré con lo siguiente: caritas sonrientes, actividades lúdico-deportivas narcisitas con fotos egocéntricas, mierdas varias, con algún breve comentario aludiendo a que necesitaba desestresarse un poco.
Hija de puta. Menos de 12 horas antes estabas viendo jóvenes muertos, embarazadas destripadas, familias gritando de forma desgarradora, ¿y solo se te ocurre poner las mismas mierdas de siempre?
¿Es que eres incapaz de percibir que hoy no tocaba eso? ¿Alguien se imagina a un bombero de Nueva York recogiendo sonriente una medalla en un podium de piragüismo al día siguiente de caer las putas torres? ¿Es que no te queda un mínimo de sensibilidad, de empatía, de sentido de la discreción? ¿Si no sentías nada, no podías disimular un poco, al menos por temor al qué dirán?. Es una mujer atractiva, que siempre cosecha muchos comentarios y me gusta mierderos. Hoy nadie, absolutamente ninguno de sus pagafantas comentó nada en su muro, ninguno de aquellos que se preocuparon ayer por ella hizo una sola observación. Hay cosas que si no las entiendes sin palabras no las entenderás con un discurso de Churchill.
Cuando digo a menudo que en este país el género femenino padece una enfermedad colectiva no es solo una hipérbole. Ha crecido entre nosotros una generación de malas hierbas, de gorgojos del centeno, de metástasis malignas que no se detienen ante nada. Pueden destripar fetos sin inmutarse, se bañarían en la sangre de todos nosotros después de degollarnos con un cúter si con eso rejuvenecieran un día, como dicen que hacía aquella condesa húngara con la sangre de vírgenes. Solo tienen un gigantesco ego, un Moloch púnico insaciable que destroza todo lo que encuentra a su paso y hace parecer al caballo de Atila un simple pony para pasear infantes. No me importa si es innato o son las leyes, la sociedad o los pagafantas, simplemente estamos rodeados de meras carcasas sin contenido que ejecutan torpemente un remedo de la condición humana.