Es que no sé ni cómo entramos en el debate, la verdad. Es increíble que haya que explicarle a un tío de cuarenta y pico años cómo funciona lo más básico del mundo.
Pero bueno, recordemos que ese tío de cuarenta y pico años cree que él DEBERÍA follar lo mismo que el guaperas al que le persiguen las tías, porque es su DERECHO. Otro caso de "vamos a poner todo en el fondo común y uno para cada uno", independientemente de lo que seas y hagas.
Es muy cierto lo que dices. Acojona y todo. Y acojona que no sea un simple delirio, acojona que el tío haya construido un discurso para justificar su delirio.
Y lo que se le escapa es que si EMPRENDIERA en el terreno sentimental, si se empufara y creara sus propias estrategias y empresas (paga)fantasma, podría follar muchísimo.
Hacerse pasar por bohemio loco, ser youtuber, ir de poeta maldito, o mil mierdas más que harían que algunas decenas o cientos de groupies apareciesen, porque todo o casi todo tiene su nicho de mercado en la industria sentimental.
Pero hay que ARRIESGAR, EMPRENDER, IMAGINAR y ESFORZARSE, también en el mundo folleril como en el empresarial, como en todo en la vida, como ha sido desde las cavernas en que el que más se esforzaba más tenía dentro de su talento y capacidades, no sólo en bienes materiales sino intangibles como el respeto de los suyos.
Esta gente tiende a ver el mundo empresarial como algo no humano, algo que unos extraterrestres han inoculado en el ser humano infectando a unos pocos y convirtiéndoles en mavados capitalistas, cuando la empresa es una rama más del mundo humano, como el folleteo.
El esfuerzo, arriesgarse, imaginar, cosas que cuando tienen su recompensa son señaladas con envidia por los menos, sea en el contexto del tío que se enriquece con una idea, sea en el del tío que en un bar se inventa una historia y se liga, siendo el más feo, a una tía buena a la que tíos mucho más guapos que él no se han atrevido ni a dirigirle la palabra.
Da la impresión de que compartimentan esos dos mundos (amor, trabajo) cuando muchas veces son uno solo, cuando el hecho de que el fruto de tus esfuerzos haya sido más amargo de recoger, hace que sepa el doble de dulce, mientras que si los otros se quedan mirando cómo lo coges lo único que harán será musitar palabras de envidia desde el propio autodesprecio proyectado en el que se arriesgó y tuvo éxito como chivo expiatorio.
Como dijo un gran hombre fundador de esta santa casa: hay que montárselo en la vida.
Eso sí: el que se quiera esforzar por tan exigua recompensa como follar como una mujer, allá él, yo sólo digo que es posible siendo horrendo de mirar.