Al alcohol es la excusa de muchas para bajarse las bragas, pero ya está demostrado incluso en universidades de prestigio, que si no te quieres acostar con alguien, no lo haces así estés al borde del coma etílico.
Personalmente a mi una mujer no ya borracha perdida, sino simplemente un poco mareada, me resulta lo más antierótico del mundo. Me ha pasado con más de una que ha bebido con la idea de deshinibirse para así follar sin acomplejarse cada dos segundos, y yo pasar de su culo por ese mismo motivo.
En cuanto a mi, evidentemente, más de lo mismo. Cuando bebo, me doy perfecta cuenta que no estoy en condiciones de hacer nada que esté remotamente cercano al sexo, tanto a nivel físico como a nivel de disfrute subjetivo.
Sí pasó en una ocasión que esnifamos cada uno una pastilla de Durvitan, que son 300 mg de pura cafeina que se va disolviendo paulatinamente en la sangre. Y pasamos el día y la mayor parte de la noche follando y haciendo guarradas más allá de orión que vosotros no creeríais, pero eso es otro tema, ya que ahí estábamos en pleno dominio de nuestras facultades físicas y mentales.
Lo que pasa con las feminazis es que con las ganas que tienen de demonizar todo lo masculino y positivizar todo lo femenino, llegan a límites absurdos y se les ve el plumero desde lejos.
Sin desperdicio, cómo son los juicios en esta país, especialmente del 2006-2008, que con la excusa del boom y que había dinero para todo, se hicieron verdaderas sangrías, y que mucho de como está el país ahora mismo, es debido a eso. Porque hay ahora mismo dos millones de hombres denunciados en falso que no volverán a producir ni ayudar a levantar el país, para el benerifio de dos millones de rémoras, unos cuantos miles de jueces y muchas asociaciones feminacis, y eso se nota.
En este juicio, los tres acusados (uno de ellos mujer) fueron acusados de insultos y agresión por unas ponentes y alumnas en una especie de discursos feminazis que daban semanalmente.
Estos tres acusados fueron a grabar aquello porque era clara apología y mensajes de odio brutales, instigación a poner denuncias falsas a los maridos de las asistentes, etc.
Pues bien, en cuanto los vieron, se lió la de dios, fueron ellos tres los agredidos y los echaron de allí a patadas, que con un número tan aplastante de mujeres agresivas y llenas de odio poco pudieron hacer.
Luego ellas, en un acto de infinita hipocresía, denunciaron a aquellos a los que ellas mismas agredieron.
Todo es genial, amigos.