Jaeger rebuznó:
Es que aquí además entra otro dilema : que para un puesto de funcionario te exijan un nivel de Euskera o Catalán y para Castellano no, dando por hecho que se aprende en la calle (igual que un moro, vamos). Si la excusa es que los hablantes de cualquiera de las lenguas tienen derecho a ser atendidos en las mismas (me parece justo) también debe exigirse que en ambas se haga con propiedad.
Pero todo haría pensar que si la lengua vehicular es una de las dos, la gente se expresará con corrección en ella, aunque la otra simplemente la medio maneje. Bueno, pues parece que tampoco es así. En Zaragoza solo tenemos un idioma y el nivel de expresión y comprensión lectora es malo. No hace falta que colguemos otra vez el informe PISA de este verano, todos lo tenemos en mente. Con lengua vehicular distinta al castellano el resultado no es mejor.
Y sucede que a mi no me parece un off topic hablar de la baja ralea de los empresarios españoles mezclado con la pobre formación que se da en los institutos españoles. Porque la segunda es una de las principales causas de la primera. La formación empresarial en España no está adecuada al tejido empresarial del país. España tiene un sistema formativo totalmente alejado de la realidad. Los otros países, lo ignoro, y no me interesa cómo lo hacen en Noruega o en Korea. Me interesa cómo lo hacemos de mal aquí y porqué y cuál es el remedio. Del mismo modo que es una gilipollez supina comparar que si Dinamarca destina el 7% de su presupuesto a formación y nosotros sólo el 3.5%. Me da igual, porque Etiopía destina el 20% y sin embargo, un 30% de la gente es analfabeta.
No es una cuestión de dinero, ni de porcentajes, sino de la planificación adecuada. Si yo me pego dos horas contándote cosas estúpidas en una sala de puta madre, éso vale 300 euros. Si te cuento lo que de verdad te interesa en una hora y en sitio normalito, éso vale 100 euros. Y el resultado es mejor en el segundo caso, mientras en el primero es solamente un gasto inútil. Esa inutilidad de la formación se extiende hasta la Universidad, a los másters, a los cursos del INEM, y a cualquier cosa que huela, incluso lejanamente, a un tío dando clase.
Según un estudio de la agrupación de Colegios de Ingenieros técnicos españoles, el 70% de sus titulados se dedican a tareas comerciales o de gestión empresarial. Ni uno solo de ellos recibió a lo largo de la carrera la formación para ese desempeño. El 70%, que se dice pronto.
¿Creen ustedes que se está reformando el plan de estudios de modo que no sea tan importante saber lo que es un anillo abeliano como saber lo que es una declaración de embarque o una entrega en CIF?
¿Creen ustedes que el dueño de talleres García o de enlucidos Jiménez tienen ni puta idea de cómo optimizar su tesorería o reducir sus costes de explotación al margen de pagar un jornal peor o tratar de pagar a 90 días a todo quisque?
Cuando te separas de la formación reglada y te metes en el mundo de los cursos (sindicatos, CEOE, Camaras de Comercio...) el panorama es todavía más desolador. No se trata de que tú aprendas, sino de que ellos queden bien. Miren este programa, el primero que rinde Google al buscar:
https://www.camaraorihuela.es/doc/emprendedores/plan_de_empresa.pdf
En un curso de 100 horas lectivas, se va la mitad en presentaciones y los otros ocho maravedís en gilipolleces. Añádele a estas mamarrachadas algo sobre la importancia del I+D+I, el interesantísimo futuro de las nuevas tecnologías y memeces de ese pelo y completas las 100 horas sin haber contado nada de interés. Porque no se trata de que tú aprendas, te formes y lo apliques a tu trabajo diario, se trata de que todo sea bonito. Y políticamente correcto.
O cambia la formación empresarial, profesional y universitaria de arribaabajo, o la empresa española sigue siendo la mierda que es durante otro par de siglos.