Teníais que ser todos unos folladores natos en el insti. No hay nada que excite más a una adolescente que un joven responsable y de hábitos saludables que va al insti andando para ahorrar a su familia (pobre) unos euros y de paso hacer ejercicio. Nada que ver con esos otros balas perdidas, repetidores que iban al instituto cuando les iba en gana, encendiendo los cigarros con sus zippos, haciendo caballitos con sus Derbi Riaju delante de las damiselas, o haciendo ruedas con sus renaul copa turbo o citroen Ax en los aparcamientos de los profesores.
Sí, esos mastuerzos les daban asco a las chatis, ellas preferían perder su virginidad con jóvenes como vosotros. Deseaban acompañaros en vuestras caminatas diarias en vez de montar en las motos y en los coches de esos cafres.
No, ahora en serio, os estoy imaginando a todos y cada uno de vosotros en el instituto, llegando por el atroche de un descampado y entrando por la puerta de atrás, con unas putas zapatillas falsas y sudando, llenos de granos y con un chándal de tactel pasado de moda desde hacía dos cursos. Mirando, a través de las cristaleras, cómo las zorritas se rifan a los malotes que están en la entrada principal acelerando y encabritando sus motos, pavoneándose como gallos de corral y montando a las más buenorras, mientras que los repetidores ponían los subwofer de sus R5, amarillo canario, al máximo y las más cachondas acudían al coche predispuestas igual que las ciervas acuden a la llamada del macho más retumbante durante la berrea.