Para los preguntones.
De momento estoy en una pensión por Gran Vía regentada, como no, por argentinos. Creo que debo de ser el único español, oigo a italianas, chinas o japonas, y demás ralea extranjera. Comparto baño, y por las noches me molestan los putos guiris porque llegan a las tantas de juerga y no tienen consideración ninguna. Aún no he oído de follar. Las pajas me las hago en la intimidad de mi habitación y eyaculo en el lavabo. TORBE sabe de qué hablo. Esto es como una celda pero pagando 30 euros, no como él que estuvo a gastos pagados, el muy hijo de puta.
Paseo asustadizo por la Gran Via, el Retiro, Callao, Plaza España, La Puerta del sol, y toda esa zona. Mucho caló, mucha gente, mucho mendigo, mucha tía buena, alguna diosa, guiris por doquier, y lo que más me ha llamado la atención son los maricones, sin ser yo nada de eso. Me han llamado la atención porque son los más alegres, a los únicos a los que oigo hablar por la calle, el resto de gente deambula con sus gafas de espejo en silencio. Los maricones destacan como amapolas en trigales. Se morrean impúdicamente en el metro, chillan y se ríen como locazas por la calle, van dando la nota y animando el tránsito a los viandantes.
Como de menú por el trabajo pero ceno en un chino. Me gusta estar entre chinos, es una raza que me da tranquilidad, aunque son más guarros que su puta madre. De momento no he ido, ni he pasado, por la calle Montera, pero tengo que sondear la zona. A ver si Chino Normal me pone al día para ir a tiro hecho.