Ahora esa casa habrá que amueblarla, digo yo. Porque no va a vivir en un cascarón vacío, entonces le llaman a ignacio y le dicen que si hace el favor de prestarles dinero para amueblar la casa. Con el mismo podrecimiento, como antes, pero que esta vez necesitan 35000. Y ahí es donde está la trampa, ignacio ya se relaja porque lo otro ha salido bien y se los ingresa, luego se queda pegado al móvil esperando a que le llamen para devolvérselos en un sobre, pero el móvil no suena esta vez. Y el timo se ha consumado.
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