Cheshire's Katua rebuznó:
Esto me recuerda a cuando mis padres se iban de vacaciones y mi ex venía a pasar unos días a casa.[...]
Y aún así a veces hasta le echo de menos.
Loleante, ciertamente loleante.
Le voy a contar yo una reciente.
-Ella: Ayer estuve de parranda hasta las siete de la mañana, me he levantado a las diez porque tenía comida familiar. Si vuelvo pronto a Madrid podemos ir a ver "XXXXX".
-El:Pronto o tarde, mañana es fiesta y no tengo prisa, sólo quiero verte, sea a la hora que sea.
-Ella: (Dos horas después) Se me ha pasado la tarde tomando café con mis papis, mejor vente a mi casa y te quedas a dormir.
Él llega en la Renfe y ella lo espera en la estación. Él descubre que ella tiene todo el coche cargado de paquetes y se da cuenta de por qué ella quería que viniera, para hacer de porteador. Lo hace encantado. Ella pasa media hora probándose sus compras. Él le dice lo guapa que está. Ella está cansada y no quiere salir, quiere ver una peli en casa. Ella se duerme a los diez minutos. Él ve la película con los ronquidos de fondo (sí, ronca, ¿algún problema?). Cuando se despierta ella tiene hambre. Él prepara la cena de ambos, la sirve, cenan cuasi en silencio porque ella apenas abre los ojos. Él friega los cacharros y recoge la cocina. Ella ya está en la cama, dormida.
Doce horas después él está aburrido de estar en la cama mientras ella duerme. Ella se despierta y quiere desayunar. Él hace el desayuno y lo sirve en la cama. Ella desayuna. Él intenta la aproximación sexual. Ella dice que no y se vuelve a dormir. Él vuelve a intentar dormir. Ella lo consigue. Cuando se despierta, Él intenta nuevamente la aproximación sexual. Es rechazado y ve que no hay expectativas de futuro así que se levanta y se ducha. Ella sigue durmiendo. Mientras ella se ducha Él recoge el desayuno, friega y ordena la cocina y el comedor.
Ella se viste y dice que va a comer con sus padres, él coge la Renfe para llegar a su casa a las cuatro de la tarde a comer. Le da un beso de despedida a pesar de que ella no le ha dado las gracias ni una sola vez.
Ella está mosqueada y decide vengarse yendo a ver la película "XXXX" con otra persona.
Él no comprende. Absolutamente nada.
Neutral Malvado rebuznó:
Error, señorita. A los hombres nos gustan más las mujeres en paro y sin estudios. Son más vulnerables y menos exigentes, y nos ven como hombres interesantes aunque trabajemos de operarios en una fábrica de cartones. Es todo lo contrario: las mujeres con tres carreras nos parecen antieróticas.
A usted lo que le gusta es el sexo, no las mujeres. Y no es muy exigente en cuanto a las condiciones de su compañera de baile.
Cemidon 300 rebuznó:
Mi racionalidad llega holgada para entender que los calzoncillos se quitan del bidet, que de camino a la nevera los dejo en la cesta y punto. No haría falta decírmelo. Y eso, por experiencia lo digo, no hace que tu pareja esté más a gusto contigo. Hace que te respete cada vez menos, y te exija cada vez más.
Esa y no otra es para mí la diferencia. Los hombres amamos lo que sóis, lo bueno de vosotras, que a poco que sea, suele compensarnos lo malo. Vosotras no sólo le dáis importancia extrema a lo malo, por poco que pueda ser, sino que, y esto es lo más doloroso para nosotros creo, ignoráis deliberadamente lo que os damos, lo que somos por vosotras, y lo que podríamos ser o dar llegado el caso.
Muy acertado este caballero.
Werther rebuznó:
No me creo que ante una muestra sincera de amor, una mujer responda únicamente con egoísmo y malhumor, me refiero a si ella también siente lo mismo.
El problema está en que lo que un hombre lógicamente percibe como una muestra sincera de amor, ella, en su volubilidad e hipersensibilidad alterada, puede interpretarlo como una afrenta intolerable. Sucede, créame.